Yo que tú no compraría la Xbox One X (aún)

Antes de nada, quería hacer un breve comentario para agradeceros a todos el interés y buenos deseos que habéis expresado tanto aquí como a través de otros medios. El susto queda como eso, un enorme susto, y Javi está como un cohete.
Diría que está incluso más activo que antes, así que imaginad cómo se ha recuperado el enano. Seguía presumiendo de su aventura, pero ayer por fin le convencimos de que la pulsera del hospital no era necesario que la llevase toda la vida, y accedió a deshacerse de ella.
Bendita vuelta a la normalidad. De nuevo mil gracias.
Dicho esto, me centro en la idea del post, que como indica el título es una breve reflexión sobre la Xbox One X que tuve la oportunidad de probar la semana pasada y de la que escribí largo y tendido el viernes. En el análisis de Xataka podéis encontrar todas mis impresiones en detalle, pero por si no tenéis ganas de leer ese texto o ver el vídeo (que está muy bien como resumen visual, por cierto), puedo resumiros mis conclusiones aquí con alguna apreciación adicional.
La conclusión es sencilla: la Xbox One X no tiene sentido para la mayoría de usuarios, porque solo aprovecharás su verdadero potencial si tienes una tele con 4K y, sobre todo, con HDR.
De hecho solo compraría la consola si 1) no tuviera ninguna consola de última generación, 2) tuviera tele con 4K y HDR y 3) me sobrara el dinero.
¿Por qué? Pues por la sencilla razón de que hay una consola que me parece mucho más interesante para el momento actual, y esa no es otra que la Xbox One S. Es un prodigio del diseño, también integra la fuente de alimentación en el interior, tiene soporte HDR y la unidad 4K UHD Blu-ray por si os apetece comprar películas en dicho formato y, lo más importante, está a la mitad de precio... o menos.


Lo que he visto de la Xbox One X no me da demasiadas razones para dar ese salto tan importante ahora mismo, porque los juegos que aprovechan esa enorme potencia son pocos y las mejoras son distintas pero nunca revolucionarias. El salto de calidad entre las Xbox 360 y las Xbox One ya era difícilmente apreciable, pero de la Xbox One (o peor, de la Xbox One S) a la Xbox One X la cosa es mucho más difícil de justificar. Al menos actualmente, porque aunque la promesa de la Xbox One X es interesante, por ahora es solo eso: una promesa. Si prefieres apostar por ese hipotético futuro está claro que la inversión tiene justificación, pero es que yo no tengo nada claro que los futuros títulos saquen mucho partido de ese hardware prodigioso.
El HDR mola cuando lo tienes, y también mola esa resolución añadida en los juegos que lo soportan, pero diría que ninguna de esas mejoras justifica cambiar desde consolas anteriores, y como digo a día de hoy parece mucho más razonable invertir menos y no apostarlo todo a una consola que tiene que demostrar de lo que es capaz con juegos que realmente la aprovechen. Eso, a día de hoy, no pasa. Puedo jugar (casi) igual de bien al Forza Motorsport 7 en mi Xbox One, y pongo ese ejemplo porque es el máximo exponente hoy por hoy de lo que puede ofrecer la Xbox One X.
De hecho esa misma opinión es la que tengo de la PS4 Pro, una consola que apareció bastante antes con una apuesta similar. ¿Merece la pena un año después de su aparición? Diría una vez más que solo si tenías una tele con 4K y HDR, y aún así lo diría con la boca pequeña. Escribía entonces cómo la verdadera revolución de estas consolas podía no ser tanto la resolución 4K como el soporte del modo HDR que hace que la experiencia visual sea más rica y colorida, y sigo manteniendo que el argumento del juego en 4K está empezando a agotarse: ni juegas a todo en 4K, ni tiene sentido que todo sea 4K. De hecho considero mucho más importante jugar con fluidez y un nivel de detalle medio que lo contrario: puedo perdonar que no se vean los poros de la piel del prota del juego, pero no que se mueva a cachos.
Así pues, amigos lectores, ahí queda mi consejo basado en mi experiencia. Si vais a compraros una consola navideña, yo tiraría a la Xbox One S, que de hecho me tienta hasta a mí solo por librarme del ladrillaco que es ese adaptador de corriente para la Xbox One original.
Sea como fuere, habrá ofertas la mar de jugosas para el Black Friday, así que iré incluyéndolas (esas y las de otras consolas, por si las moscas, que de todo hay) en mis Incognichollos. ¡Quedáis avisados!