Xiaomi Mi Key, Pressy y lo difícil de competir con la marea china

Hace un mes descubrí cómo la afición (¿obsesión?) de los chinos por copiarlo todo y a todos se había cebado con Pressy, una pequeña startup que había tenido una idea original: la de aprovechar la toma de 3,5 mm de auriculares para situar en ella un botón configurable. Esta vez los responsables de la copia indiscriminada no fueron otros que los chicos de Xiaomi, que lanzaron su producto con el nombre de Xiaomi Mi Key.
Me picaba la curiosidad, así que a finales de mayo hice un pedido en TinyDeal con cinco de estos botones, cuyo coste total, atención, fue de 7,23 dólares. El botón original fabricado por Pressy cuesta, atención por segunda vez, 27 dólares. Uno solo. Así lógicamente no se puede competir, y aunque puede que el desarrollo original -que por cierto, de momento sigue en fase de reserva- sea superior en algunos apartados, el coste no puede ser tan distinto.
Recibí mis Xiaomi Mi Key hace unos días, pero hasta ayer no pude probarlos por primera vez. Lo hice en un LG Optimus G que tiene instalada (de momento) la ROM MIUI v5 (Android 4.2.2), que de hecho había instalado sin acordarme de estos botoncitos. Lógicamente la integración del pequeño botón fue mucho más natural, porque en si algo saben hacer en Xiaomi es cuidar las interfaces de usuario de sus desarrollos. Lo hicieron con MIUI, mi ROM favorita en este apartado, y lo han hecho con la aplicación para Xiaomi Mi Key, que se puede conseguir en formato multi-idioma aquí.

Tanto la instalación como la configuración es ejemplar, con ese tufillo a Apple que también invade la ROM MIUI y con la que -al menos en este caso- no tengo ningún problema. La interfaz es clara, elegante y visualmente impecable, y poner en marcha el botoncito es coser y cantar. Basta con elegir acciones (o conjuntos de acciones) para las pulsaciones del botón (1, 2, 3...) y comenzar a disfrutar de ese botón para, por ejemplo, activar la linterna con un click o la cámara con dos.
Puede que el botoncito (bueno, en este caso cinco, que repartiré con amiguetes) haya tardado un poco más de lo deseable en llegar, pero por lo demás es evidente que competir con ciertas empresas chinas -no digamos ya con Xiaomi- es realmente complicado. Kickstarter puede ser un escaparate del talento, pero también es un escaparate de ideas que los chinos -o cualquiera con ganas y recursos- puede ponerse a copiar sin problemas. Lo siento por Pressy, pero este tipo de situación hace presagiar un futuro complicado.
La pera. Ya no solo basta tener buenas ideas: hay que lograr comercializarlas de forma que nadie te pueda toser.