Xbox Series X = PC
Me mola el diseño de las Xbox Series X.
Ale. Ya lo he dicho. Me molaba más el de las Xbox One S —para mí, las consolas más bonitas del mercado hoy en día, y puede que de la historia—, pero los milagros en tecnología no dan para tanto: no puedes meter una consola cuatro veces más potente que la Xbox One X en un chasis similar.
No al menos por el momento. Probablemente no importe en unos años, cuando el juego por streaming lo domine todo, como anticipé hace tiempo con aquella historia de Harry. Seguro que dentro de 20 años igual la Raspberry Pi 25 las emula sin despeinarse con su procesador cuántico, pero hoy por hoy la física impone esos límites, así que en Microsoft han metido componentes potentes en un chasis coherente.
Eso es lo que es este diseño. Coherente.
Que igual podrían haberse esforzado en una consola súper espectacular, pero como decía hace un rato en Xataka hay varias razones para acudir a ese diseño minimalista y elegante, casi simplón.
- Refrigeración: tener esos componentes va a hacer necesaria una buena refrigeración, así que tener todo apretujado no ayuda. Bien por los espacios.
- Coste: menos es más no solo en diseño, sino también en coste de fabricación. Estoy bastante seguro de que hacer una consola tan sencilla no solo es más barato, sino más eficiente: menos riesgos de que haya problemas y más posibilidades de que todo funcione como debe sin sorpresas no deseadas.
El debate sobre el diseño está ahí porque el diseño lo domina todo hoy en día. Y si no que se lo digan a Marques Brownlee, que en sus primeras impresiones con el Pro Display XDR y el Pro Stand no ponía demasiadas pegas a que el soporte costara 1.000 dólares. Sí que decía que era carete, pero con la boca pequeña. De la PS5 han surgido algunas imágenes de un potencial diseño que yo creo que es horroroso y que espero que no sea como apuntan, pero oye, que cada cual haga lo que crea conveniente.


La otra crítica que estoy viendo por ahí es que esto no es una consola. "Es que la PS4 y la Xbox One ya no son consolas. Nintendo hace consolas. Esta gente hace PCs", decía alguno por ahí.
Supongo que en parte tienen razón, porque los componentes de esas consolas y de las que llegarán en 2020 son los de cualquier PC. Un poco a medida, pero básicamente iguales. Incluso los kits de desarrollo son prácticamente idénticos a los del PC. Microsoft lo sabe y por eso ha hecho buena la iniciativa Xbox Play Anywhere que permite jugar a juegos de la Xbox One en Windows 10 y viceversa. Eso mola, digan lo que digan, porque las opciones molan. Que cada cual juegue luego como quiera. Con ratón y teclado o con mando, en la consola o en el PC, en el salón o en su habitación, da igual: lo importante es que las opciones abren nuevas vías de disfrutar y eso ES bien.
En el tema de Xataka lo comentaba brevemente, pero Microsoft apuntó en cierto momento a una Xbox mucho más cercana al PC. No sé si lo harán así con las nuevas, pero las aplicaciones universales que ahora han pasado a la historia y ese concepto 'One Windows' que más o menos está presente a mí me hicieron pensar que quizás en algún momento podría usar la Xbox One como un PC de trabajo.
¿Por qué no? Al fin y al cabo hay un Windows por debajo. Vale que la capa de la interfaz trata de esconder cualquier rastro de esa interfaz tradicional de Windows, pero tenemos aplicaciones (no muchas, cierto) y juegos. Hasta tenemos soporte parcial de ratón y teclado. No sé. Yo lo veía. De repente Microsoft tenía en sus manos un competidor estupendo para el mercado de PCs de sobremesa que dominan HP o Lenovo.
¿Os imagináis? "Pon una consola en tu escritorio y échate unas partiditas después de darle caña al PowerPoint".
Lo veo.
Lo cierto es que ese discurso de Xbox = PC ya está un poco anticuado. Lo estaba incluso en junio de 2017, cuando hablé de 'La Xbox One X ante la era post-PC' y decía lo siguiente en plan visionario (me encanta citarme a mí mismo):
La Xbox One X, es, de hecho, más PC que nunca.
Lo era, lo es, y lo mismo pasará con las Xbox Series X. Eso no es malo, creo yo, porque al final lo que importa será lo que disfrutes tú con ese producto. Da igual que tenga un diseño espectacular o que tenga un hardware propietario y súper diferente al resto de máquinas.
De hecho, todo esto —diseño, parecidos con el PC, hardware— es irrelevante. Lo único que realmente importará de las Xbox Series X, lo único que importará de las PS5 y lo único que importará de todo lo que venga en el futuro, incluido el juego por streaming, es una cosa.
Los juegos.
Lo demás son pamplinas.
Y ahora, queridos lectores, voy a jugarme un 'Battlefield 1'. En mi PC, que para eso me lo he montado. Y tan feliz. Pero una cosa os digo:
La Xbox Series X caerá. Seguro.