Xbox One 1 – 0 PS4

Ya estoy imaginando esa flame war de moda en la que los fans de la PS4 y los de la Xbox One defiendan sus verdades absolutas. Yo tengo las mías propias, claro, y como este es mi blog y soy usuario de la Xbox One –mi particular análisis un año después de su compra lo demuestra-, me toca defender aquí a la consola de Microsoft, que ha cometido errores muy gordos en su lanzamiento pero que una y otra vez ha sabido escuchar.

Porque ayer comenzó el evento más importante en el segmento de los videojuegos, el célebre E3, y lo hizo con las charlas inaugurales tanto de Microsoft como de Sony. Y la firma nipona salió vapuleada. Mientras que en Sony se limitaron a hablar de videojuegos, en Microsoft fueron mucho más allá, pero esta vez no se desviaron tampoco con milongas. Hablaron de videojuegos, pero también del futuro de los videojuegos. Y probablemente más importante, de su pasado.

Para mi el anuncio más importante con diferencia fue el de la retrocompatibilidad. En Microsoft se han currado un emulador de la Xbox 360 dentro de la Xbox One, lo que permitirá jugar a juegos originales de la primera en la segunda. No todos, ni con todos los periféricos -Kinect es el gran perjudicado, y de eso acabo de hablar en Xataka-, pero sí de un catálogo inicial que se irá ampliando gradualmente. Si aún conservabas tu Xbox 360 y no te decidías a dar el salto a la Xbox One, está claro que ahora tendrás muchas más razones para mantenerte dentro del ecosistema de Microsoft.

Por que no solo podrás jugar a tus viejos (y no tan viejos) videojuegos de la Xbox 360 en la Xbox One: podrás jugar online y podrás aprovechar la potencia de esta última a la hora de compartir la experiencia de juego con amigos y conocidos. Sacar capturas, grabar vídeos o emitir esas partidas en directo serán algunas de las posibilidades de un servicio que solo me genera una cuestión: ¿por qué no lo hiciste antes, Microsoft?

Más dudas me genera Hololens y toda la tendencia de la realidad virtual. Y lo hace por la sencilla razón de que Kinect ya parecía la pera limonera en las demostraciones -recuerdo aquella de Kinect Star Wars- y luego se quedó en un decepcionante sucedáneo de la Wii y el Wiimote. Cierto que Kinect ha sido aplicado con cierto éxito a otros escenarios, pero la revolución que prometía en el segmento de los videojuegos se ha quedado en nada. Veremos qué ocurre con Hololens, pero aquí hay que concederle a Microsoft -y a Sony con su Project Morpheus, claro está- el beneficio de la duda.

La cosa no se quedó ahí: la apuesta por los títulos independientes, el mando Xbox Elite, la llegada de Cortana, el programa Game Preview para probar los juegos antes de comprarlos y sobre todo el streaming de juegos desde la Xbox One a un PC con Windows 10 -qué ganas de probarlo, si tenéis invitación al Xbox One Preview Program ya sabéis- fueron todos destacables de un panorama mucho más ambicioso en la consola de Microsoft que en una mucho más “aburrida” consola de Sony, al menos en cuanto a anuncios de este tipo.

Así que como ya dije en Twitter, chúpate esa, PS4.