Windows y la maldición de los touchpads
Acabo de publicar en Xataka el análisis del Dell XPS 13 que durante dos semanas he estado usando como mi equipo de trabajo y portátil de forma completa. He hecho todo lo que hubiera hecho si fuera mío (SPOILER ALERT: al final será así) y he sufrido y he respirado aliviado al comprobar que finalmente me encontraba ante el sustituto de mi amado (en casi todo) y recién vendido MacBook Air.
La historia de ese análisis es larga y comienza un 5 de marzo. Esa mañana recibí un Dell XPS 13 con pantalla QHD+ y un Core i7, armadito hasta los dientes y que me puse a probar nada más abrirlo. El packaging es decepcionante para un producto de estas características -podían haberse esmerado un poco-, pero lo importante era ver el portátil en acción, y ahí es donde comenzaban los sustos.
Sobre todo, en forma de ruido: el portátil no dejaba de bufar. Uno abría un par de pestañas en Chrome y ale, sinfonía en si bemol del ventilador, que saltaba como si le estuviese pidiendo la solución al origen del universo. Aquello era mosqueante, y tras informarme me enteré de que era un problema común entre los propietarios de los primeros Dell XPS 13. Algunos apuntaban a posibles soluciones -desinstalar programas, terminar de actualizar el SO- pero nada era definitivo.
Eso hizo que el equipo acabara en manos de Dell de nuevo. La empresa me prometió estudiar el tema y volver a mandarme otro modelo, que pedí que fuera FHD mate y no QHD+ glossy por dos motivos: uno, para evaluar la autonomía de la batería y dos, por pura preferencia personal. Lo hicieron al cabo de un mes -las cosas de palacio van despacio- pero añadieron un ingrediente importante: la BIOS A03, que al fin corregía los problemas con el ventilador.
En esas llegaba el problema real, porque uno puede más o menos aislarse del ventilador cuando bufa, pero lo que es incomprensible es que un equipo de 1.000 euros tenga un touchpad (lo que Apple llama trackpad) que hace de todo menos lo que tú le pides. Entre las molestias destacaban tres:
- Saltitos: uno deja el puntero en una posición, y cuando suelta el dedo resulta que el puntero salta como asustado porque le dejes ir. Son unos pocos píxeles, pero suficientes y causantes de muchas frustraciones.
- Lag: al dejar el puntero en un sitio, pinchar para seleccionar algo (por ejemplo, texto para copiar y pegar) y volver a mover el puntero para recorrer esa parte que uno quiere seleccionar el puntero no reaccionaba hasta pasados unos milesegundos que, creedme, eran eternos.
- Scroll: el más molesto de todos probablemente era ese lamentable scroll vertical en Chrome. Esto, cuidado, es problema de Chrome, un navegador que no se lleva nada bien con los controladores del touchpad del Dell XPS 13. Aunque hay extensiones que alivian el problema, lo que frustraba era ver cómo ese scroll era perfecto en IE (y en Spartan bajo Windows 10, que también probé durante todo el tiempo) y no en Chrome, ni siquiera en Canary. Horrible para los que como yo ya nos hemos acostumbrado a este navegador.
Los problemas eran muy serios para poder recomendar un equipo que fallaba en un aspecto clave de su usabilidad, y me hicieron replantearme mi decisión de acabar haciéndome con un Dell XPS 13. De hecho hace casi dos semanas tuiteaba con ese cambio de decisión que aparentemente era definitiva.
Por supuesto, intenté encontrar solución al problema, y de nuevo comprobé como era algo que afectaba a muchos otros usuarios de estos equipos. Algunos trasteaban intentando instalar viejos controladores de Synaptics sin éxito, y otros daban su visión sobre el tema, hasta que algunos comentaron que Dell había ofrecido una actualización al firmware del Dell XPS 13 que precisamente trataba de corregir el problema. Y efectivamente, el problema se solucionó, pero durante el proceso me di cuenta de algo importante: esa actualización demostraba que el problema no era de los controladores del touchpad, sino del firmware de la máquina, y eso es importante porque es la primera vez que toco un equipo con un panel táctil de precisión, o como lo llaman en inglés la gente de Microsoft, un precision touchpad.


Eso implica que ya no hay controladores para el touchpad, sino que estos están integrados en el sistema operativo. Hablé de ello al comparar Force Touch con ese prometedor soporte de gestos en Windows 10 gracias, precisamente, a la integración de estos touchpad. Microsoft ha establecido unos requisitos muy claros para “homologar” estos touchpads, que si cumplen esas especificaciones teóricamente funcionarán estupendamente con el sistema operativo y se comportarán, se supone, tan bien y de forma tan uniforme a como lo hacen los trackpads en los MacBook.
Esa es precisamente una de las claves del éxito de los Mac. Parece una tontería, pero el funcionamiento del trackpad es inigualable. Hablo en presente, porque incluso en mis pruebas con los Dell XPS 13 y con estos precision touchpad la calidad de los componentes de Apple sigue siendo superior. Cuando solventé el problema debo decir que el touchpad de los XPS 13 me pareció muy solvente (repito, salvo en Chrome, ahí deficiente), pero con Windows 10 TP instalado en este equipo la cosa mejoró aún más.
Tanto es así que finalmente decidí volver a cambiar de opinión, y ya tengo pedido un Dell XPS 13 que llegará en los próximos días y que es calcadito al que acabo de analizar en Xataka. Hablaré de él por aquí, pero en realidad mi experiencia durante las pruebas ha sido todo lo intensa que podría ser así que dudo que añada muchas cosas más de las que ya he aportado en el extenso análisis que como os decía ha salido hoy allí.
Lástima de touchpad. Teníamos al alcance de la mano la perfección.