Windows 11 contraataca

Estoy un poco hasta las narices de escribir de Windows 11. No hago otra cosa desde ayer a las cinco de la tarde, pero obviamente quería dejar por aquí algunas impresiones de lo que me pareció el nuevo sistema operativo de Microsoft. Vamos allá.
Cambios visuales
Llevaba tiempo pensando en escribir ese post de que a Windows 10 le hacía falta un cambio de look, así que cuando ese cambio ha llegado me ha parecido una noticia estupenda.


Me gusta el nuevo enfoque, me gusta el aspecto de la barra de inicio e incluso que esté centrada (veremos si acaba ahí para siempre), me gusta la iconografía y los tonos y desde luego me gusta que ese menú de inicio flote y tenga (como algunos otros elementos) los bordes redondeados.
Lo que no me gusta es que esos cambios estéticos son solo parciales, y la mayor parte del sistema operativo seguirá (que yo sepa) como está, mezclando ese nuevo aspecto con lenguajes de diseño de anteriores versiones de Windows.
Cambios prácticos
A nivel funcional hay también aspectos importantes, y probablemente el más relevante es el de la integración de Teams. No uso esa aplicación, pero entiendo que es una buena (y sucia) estrategia para hacer crecer la cuota de usuarios de esa aplicación de videoconferencia y mensajería.

Aquí Microsoft se la juega un poco, porque ya tuvo que pagar una multaza en el pasado por la integración de Internet Explorer. Está claro que Teams no es tan relevante en el día a día como un navegador, pero ojo.
Mucho más llamativos y cucos son los nuevos Snap Layouts, esa fantástica evolución de las Fancy Zones de los PowerToys para colocar las ventanas de escritorio de forma organizadita. Es un invento genial, de las mejores cosas que he visto en gestión de ventanas en mucho tiempo.
Hay otras pijaditas curiosas como los Snap Groups para recordar agrupaciones que luego podemos usar, pero a mí me ha llamado atención lo del botón de Mute "universal", que permite silenciarte estés en la aplicación que estés. Bien por evitar sustos y que alguien vaya a oír alguna burrada que se te escape sin querer.
No le veo sentido a los widgets, que son, diría, una forma de meter publicidad entre esos hilos de noticias. Para eso, amigos de Microsoft, ya tengo Twitter, que ofrece además muchas más posibilidades. Espero que se pueda desactivar.
El contraataque doble se llama Microsoft Store
Si hay un elemento que realmente es llamativo en esta versión, esa es la tienda de aplicaciones de Windows, la Microsoft Store, que se renueva en cuanto a diseño y que espero que sea mucho más eficiente a la hora de mostrar resultados válidos para nuestras búsquedas. Eso es interesante, pero lo interesante de verdad es cómo Microsoft ha utilizado esa tienda para contraatacar tanto a Apple como a Google.

A Apple, porque ahora los desarrolladores no están obligados a trabajar con las comisiones de Microsoft: podrán usar la tienda pero usando otras plataformas de pago, lo que teóricamente puede hacer que se lleven hasta el 100% de los ingresos. Eso, cuidado, no es así para juegos, que son un caso especial. Esa decisión es un golpe claro (y un poco bajo) a Apple y su política con su App Store, que como sabéis está ahora en tela de juicio (y nunca mejor dicho) porque no ofrece ninguna libertad a los desarrolladores. Si quieres estar en la App Store, tienes que pagarle el 30% de comisión a Apple, no hay más tu tía (bueno, para suscripciones se reduce al 15% el primer año y hace poco aliviaron también esas comisiones para "pequeños desarrolladores", pero la esencia es la misma).
A Google, porque ahora podremos ejecutar aplicaciones Android en Windows 11. El soporte llega de la mano de la tecnología Bridge de Intel, un compilador en tiempo de ejecución que por lo visto debe funcionar medio bien. Esto es de hecho también ataque a Apple y a su soporte nativo de apps de iOS, pero ya hemos visto que allí la cosa no es demasiado relevante por ahora. Sí que podría serlo en Windows y con ese soporte de apps Android que por cierto, le hacen la puñeta (un poco) a Google y su Chrome OS, que ofrecía eso mismo desde hace años.
De hecho ese soporte llega también gracias al segundo socio de Microsoft en este terreno: para instalar las aplicaciones Android no usaremos APKs (o quizás sí se pueda, a saber), sino que las buscaremos en la Amazon Appstore, la tienda de aplicaciones Android que por ejemplo se usa en las tabletas Amazon Fire. ¿Por qué no han llegado a un acuerdo con Google para meter su Play Store, que es la que todo el mundo conoce? Pues supongo que por pasta... y por hacerle (un poco, insisto) la puñeta a Google.
Dudas y cosas que se quedan por el camino
Los días de presentación de hardware y software son engañosos: las empresas solo cuentan lo que les interesa a ellas, así que poco a poco iremos descubriendo detalles que quizás hagan que esto sea menos (o puede que más, oye) chulo de lo que parece al principio. Nos hemos llevado por ejemplo la sorpresa desagradable con los requisitos de instalación, que hacen que teóricamente solo se pueda instalar en CPUs relativamente recientes con soporte de TPM 2.0.

También veremos qué pasa con todos esos elementos que Microsoft ha dejado en segundo plano o ha eliminado de Windows 11. Cortana por ejemplo deja de ser protagonista, Internet Explorer desaparece (¡bien!), el Modo S solo está disponible en Windows 11 Home y el modo tableta también se nos va porque ahora ese soporte está como más integrado y se adapta automáticamente en convertibles.
Hay unas cuantas cosas más, y me ha parecido curioso ver cómo aplicaciones como 3D Viewer o Paint 3D, que en el pasado Microsoft convirtió en foco absoluto de sus grandes actualizaciones, desaparezcan (aunque se pueden instalar desde la tienda). La que también deja de estar de forma nativa es Skype, que aunque también podremos seguir instalando y usando cede paso definitivamente a Teams.
Windows 11 el mismo Windows de siempre y eso es (muy) importante
Buena conclusión la que ofrece Harry McCraken en FastCompany. Mola que Windows 11 sea moderno, pero mola más que Windows 11 sea al final un Windows más. Uno que en esencia es el mismo que Windows 10, que nos ha acompañado durante seis años y que ha demostrado ser un gran sistema operativo.

De hecho que Windows siga pareciendo Windows es mucho más importante de lo que parece. A nadie le gustan los cambios radicales, y Microsoft —por mucho que queramos los friquis— no puede arriesgarse a hacer cambios radicales en la interfaz del sistema y en su funcionamiento. Precisamente el milagro de Windows es que podamos seguir usando aplicaciones y juegos de hace 20 años en un Windows 11 actual.
Es hasta cierto punto peligroso e inútil, pero también es alucinante y mágico. En Apple la filosofía es otra, más rollo "renovarse o morir", pero en Microsoft tienen muy difícil hacer algo así porque cientos de millones de personas necesitan que sus equipos funcionen exactamente como lo hacen hoy y como lo hacían hace 10 años. Eso es inviable en el ecosistema de Apple.
Me hubiera gustado ver más cosas y más cambios. Lo dije hace unos días: hubiera sido estupendo tener un sistema totalmente consistente y me encantaría además que Microsoft se pusiese las pilas con sus aplicaciones básicas de gestión multimedia (por Dios, podrían comprar VLC, algún editor de vídeo y para fotos yo qué sé, Flickr), pero de momento no hay nada de eso.
Quizás todo eso llegue, pero está claro cuál son los focos aquí. El primer foco es ofrecer lo mismo de siempre, pero sin que lo parezca.
El segundo, meterles caña a Apple y Google y convencer a desarrolladores y usuarios que lo que mola es Windows 11.
Veremos si lo logran. De momento aquí tienen a uno que en cuanto pueda lo instalará. Anda que no.