Un Windows único para dominarlos a todos
Mucho que digerir tras el evento de ayer, y muchas sensaciones sobre esas dos horas y pico (que yo esperaba como agua de mayo) en las que distintos responsables de Microsoft quisieron no solo demostrar que siguen apostando muy fuerte por el escritorio y el móvil -ahora más unidos que nunca- sino que no renuncian a tratar de perseguir esa próxima gran disrupción, algo que los ingleses resumen muy bien en su the next big thing. Mis impresiones, por partes:
Windows 10 gratis
Fue el primero de los grandes anuncios de Microsoft, que explicó que durante el primer año de disponibilidad del nuevo SO, la actualización desde Windows 7, Windows 8.1 (no 8 directamente) y Windows Phone 8.1 será gratuita. No aclararon qué pasaría después, no lo tenían atado por lo visto.

Gran paso de Microsoft que deja atrás el modelo de licencias y que pasa a adoptar definitivamente el modelo del que hablaban en Computerworld con acierto: “Windows as a Service“. Actualizaciones continuas y servicios de soporte que serán los que a partir de ahora le darán los dineritos a los de Redmond.
Un apunte más sobre el atractivo de lo gratis: que Windows 10 sea gratis no implica que todo el mundo se apunte a él de inmediato, como dicen en Ars Technica. Allí ponían el ejemplo de OS X Mavericks y cómo influyó en la fragmentación de las versiones del sistema operativo de Apple, pero yo creo que en el caso de Microsoft la rapidez de adopción de Windows 10 va a ser alucinante. Las ventajas son demasiado evidentes, sobre todo para todos los que 1) odiaban la interfaz Metro de Windows 8/8.1 y 2) querían dar el salto de una vez desde sus Windows 7 de hace más de cinco años.
Windows 10 nos devuelve al ratón y al teclado
Traer de vuelta el menú de inicio era una de las grandes demandas de los usuarios de Windows 8. Estos estaban acostumbrados al paradigma tradicional en el uno siempre podía recurrir a ese botón de Inicio que, no lo olvidemos, ha sido trasladado a todas las plataformas móviles y que nunca desapareció en Windows Phone (aunque con otro funcionamiento).

El menú de inicio que mostraron me encanta, y conjuga perfectamente las ventajas del menú tradicional con las de una interfaz metro que tiene sentido también con ratón y teclado. Vimos cómo el menú podía ocupar toda la pantalla del portátil o PC de sobremesa, pero también comprobamos cómo era posible redimensionarlo para que en ese menú solo aparezcan unas pocas aplicaciones y baldosas.
El Centro de Actividades se ha rediseñado para convertirse también en centro de notificaciones con un diseño un poco forzado tipo smartphone que no sé si me convence mucho. Hay que reconocer que esos iconazos tipo smartphone para activar o desactivar la WiFi o Bluetooth, por ejemplo, vienen bien a la hora de mejorar la usabilidad. El Panel de Control se ha rediseñado y aunque apenas se vio unos segundos, recuerda un poco al de OS X por esa interfaz minimalista con iconos que son casi pictogramas.
Continuum es un componente del que yo esperaba mucho más, no obstante. En la demostración dejaron claro que se tratará de una característica solo útil para equipos convertibles, que podrán alternar entre Modo PC y Modo Tablet de forma sencilla y natural. Yo preveía que ese modo se activase por ejemplo al conectar un smartphone a una televisión o un monitor, pero no parece que ese sea el caso. Ojalá me equivoque y Continuum acabe haciendo posible esa convergencia total en el futuro.
Lo que quedó claro en esa demostración es que Windows 10 volvía a ser terreno del ratón y el teclado (y la voz y el puntero/stylus, pero eso va a continuación). Desaparece totalmente esa apuesta total por lo táctil con aplicaciones maximizadas en un portátil o PC de sobremesa que no tienen sentido (aquí Microsoft la cagó con todas las letras) y ahora el comportamiento natural del escritorio es el que siempre tuvo que tener. Grandes noticias para todos los que seguimos atados a ese paradigma de uso de un ordenador.
Her. Digo, Cortana.
Decía que el ratón y el teclado son importantes en Windows 10, pero detrás parece que pisa fuerte una chica llamada Cortana que llega por fin al escritorio tras sus inicios en Windows Phone. Era un secreto a voces, y ayer Belfiore estuvo mostrando sus prestaciones durante un buen rato.

Sé que a algunos esa apuesta por la interacción con voz les parecerá fabulosa y podrán aprovecharla mucho más que los demás (Varo, ¿andas por ahí? ;D), pero sigo creyendo que aún queda bastante para que la interacción por voz con el ordenador sea parte fundamental de nuestras sesiones de ocio y de trabajo. Es un problema de educación: no estamos acostumbrados y nos da vergüenza, así que simplemente hay que aprender a sacar partido de una prestación que yo creo que puede dar mucho juego no ahora, sino más bien a medio y largo plazo.
Sobre todo porque la mayoría de la gente que usa un ordenador lo hace rodeado de otra gente (familia, compañeros de trabajo, gente en un bar), y en buena parte de los escenarios de uso lo de estar hablándole al ordenador resulta no solo extraño, sino 1) molesto para los que te rodean y 2) implica dudas sobre la privacidad. No quiero que se sepa lo que estoy haciendo con mi ordenador -por lo que sea-, así que gritarlo en voz alta no ayuda. Y aún así, existen otros muchos escenarios en los que el reconocimiento de voz es válido, y esa intención de Cortana de hacer que “Her” se convierta en realidad me parece muy curiosa. Da un poco de miedo, eso sí.
Adiós Windows Phone, hola, Windows 10
Otro de los secretos a voces: Windows 10 será un sistema operativo univesal para todos los formatos de dispositivo en los que ha pensado Microsoft, y obviamente los smartphones son parte de esa apuesta.

La interfaz de Windows 10 en móviles, eso sí, no era especialmente llamativa. Sobre todo porque apenas cambiaba nada a primera vista. Sí lo hacía el área de notificaciones -consistente con el de Windows 10 en el escritorio- o los Ajustes que por fin están bien agrupaditos y facilitarán el acceso a cualquier parámetro que queramos cambiar.
Por detrás, la verdad, poco más que se viera realmente impactante de un Windows 10 para móviles que se parece mucho al Windows Phone 8.1 que tenemos ahora mismo. Y me refiero a la interfaz principal y a la forma de manejar el sistema operativo en un móvil, porque hay un cambio fundamental en todos los dispositivos Windows 10.
Aplicaciones universales, yay
Ésta es la verdadera salsa del asunto de la convergencia en Microsoft. Cierto que habrá una única base que se adaptará a los distintos dispositivos, pero las aplicaciones universales son las que trasladarán esa idea de la unificación de todas las plataformas disponibles.

Usarás el mismo Word en tu móvil que en tu portátil, el mismo PowerPoint, el mismo Excel o la misma aplicación de gestión de fotos. Adaptada a la pantalla, claro, pero por lo demás, idéntica. Hoy comentaba con un amiguete qué sentido tiene disponer de todas las opciones de PowerPoint en un móvil donde sueles necesitar muchas menos. No he sabido muy bien qué contestarle en el momento, pero ahora se me ocurren dos razones:
- El desarrollador sólo tiene que trabajar en una única versión para cualquier dispositivo, algo que simplifica su vida y hace que esa única versión sea mejor más rápido que las 2, ó 3 que tenía antes
- No tiene nada de malo tener toda la potencia de la aplicación de escritorio en un tablet o en un móvil. Bueno, quizás el consumo de recursos, pero veremos si eso es realmente una pega o no. Que uno pueda saber que lo que puede hacer en un portátil o un PC de sobremesa lo va a poder hacer en un smartphone o una tablet con las mismas prestaciones (y, supongo, con un ratón y teclado conectados para no ir a pedales), mola.
Microsoft mostró la potencia de esas aplicaciones universales con Office, y curioso que prácticamente nadie haya destacado demasiado el hecho de que “Office Universal” estará incluido en Windows 10 de forma nativa. Gratis. Office. Gratis, insisto. No me lo acabo de creer, y de hecho en PCWorld tenían dudas sobre si sólo se incluirá en los móviles con Windows 10. Dado que son apps universales, podrás usarlas en un PC, se supone, así que ¿qué te impedirá no hacerlo? Uhm.
Sea como fuere, las aplicaciones universales permitirán simplificarle la vida a los desarrolladores, que con una única versión podrán atraer a los cientos de millones de usuarios de Windows tanto en el PCs y portátiles como en dispositivos móviles o en la Xbox One. Yo diría que eso podría ser determinante a la hora de convencerlos de que comiencen a desarrollar para Windows 10 en móviles. Esas aplicaciones no sólo podrán ser disfrutadas (y compradas) por usuarios de smartphones, sino también por esos 1.700 millones de usuarios de Windows en PCs y portátiles que existen en el mundo según la compañía. Mucha tela. Pero mucha. Si yo fuera desarrollador, me pondría las pilas por lo menos para estar preparado para este nuevo paradigma. Es probable que eso de que una aplicación móvil aparezca primero en iOS y en Android y mucho más tarde en Windows Phone debería ser cada vez mucho menos usual.
Lo dicho. Lo de las aplicaciones universales parece algo trivial, pero a mi me parece alucinante, sobre todo teniendo en cuenta que ese sistema operativo teóricamente funcionará tanto en arquitecturas x86/x86-64 como en arquitecturas ARM. ¿Cómo lo han hecho? Ni idea, pero seguro que eso dará tema para un futuro post en Incognitosis.
Probablemente el anuncio al que asistí con más indiferencia fue al de Spartan, el nuevo navegador que según Microsoft será la pera limonera. Quisieron tener su momento wow con eso de anotar directamente en la página web -pues muy bien-, o con la lista de lectura offline -Pocket e Instagram ya lo hacían, como también lo hace Safari- así que aquí yo diría que Spartan no aporta nada demasiado notable. Mucho tiene que cambiar la película para que Spartan sustituya a mi Chrome o incluso a Firefox como mi segunda navegador.
Cómo me alegro de tener una Xbox One
Mira que ya no juego casi nunca -hace literalmente días que no la enciendo- pero es que cada vez que lo hago tengo más y más prestaciones que aprovechar. Windows 10 llegará también a la Xbox One, y eso significa que la consola podrá comportarse teóricamente como un PC de sobremesa si así lo deseamos. Será interesante comprobar, cuando eso ocurra, si alguno se la coloca como ordenador principal para ejecutar Excel o para navegar por Internet.

Y es que en teoría eso será perfectamente factible, pero en la Xbox One hay más que contar. La aplicación Xbox para Windows 10 -un Smartglass a lo grande- mola, pero yo personalmente dudo que la use mucho. Lo que sí es brutal es el streaming de juegos desde la Xbox One a dispositivos Windows 10 (veremos si también teléfonos, um), que a mi me permitirá jugar aun cuando mis enanos tengan secuestrada la tele. Brutal, insisto, aunque sea una opción “copiada” de otras plataformas.
También podremos jugar partidas a juegos desde el PC en las que compitamos con jugadores de la Xbox One, y viceversa, otro subidón para animar los enfrentamientos online en Xbox Live. Aquí me queda una gran duda, y es si los juegos también llegarán a ser universales, como las aplicaciones. Yo diría que eso tiene todo el sentido y de hecho parece que apuntaron a algo así con la demo de Fable Legends, pero sobre esto irán diciendo más cositas en las próximas conferencias de juegos, GDC y E3, seguro. Y no nos olvidemos de otros temas paralelos como la presentación de DirectX 12 -avance tremendo según lo que dijeron en las demos- o esa posibilidad de grabar fácilmente clips de juegos para luego compartirlos, algo muy en boga ahora que Twitch está que lo rompe.
Microsoft HoloLens y Surface Hub
Aquí voy a pecar de viejuno tecnológico, porque creo que ambas soluciones lo tienen muy complicado para triunfar en el mercado. La primera, Microsoft Surface Hub, no es más que una pizarra digital venida a más, que hereda parte del ADN de proyectos como las mesas Surface originales o, por supuesto de Kinect, y que no veo más que como una flipadilla para salas de reuniones de empresas que quieran presumir un poco. Es posible conseguir lo mismo (o casi) con soluciones que ya están en funcionamiento hoy en día a la hora de colaborar remotamente. No lo veo.

Sobre HoloLens os recomendaría en primer lugar leer toma de contacto que hacen en Wired y que no deja del todo convencida a la redactora. Esta mezcla de Oculus Rift con Glass es, como bien decía John Gruber, apta solo para el uso en interiores Pero la apreciación que más me ha gustado -y con la que más estoy de acuerdo- es con la de Ben Kuchera en Polygon:
We’re not saying the HoloLens is just smoke and mirrors, it’s just worth taking a step back and realizing that what they’re showing right now is a huge leap from any technology that has existed before. How the hardware will eventually work in our homes, and at what price, are still open questions. Also, heck, it could be smoke and mirrors.
Yep. Yo diría que es humo. Me da un poco de repelús decirlo porque el responsable del invento que lo demostró en escena (y que daba miedito, puedo imaginar perfectamente cómo le pondrían de collejas en su High School) llevaba por lo visto siete años (siete) trabajando en el proyecto. Como en el caso de Kinect, yo diría que la tecnología es interesante, pero no lo suficiente para cuajar entre el gran público. Llevan ya unos cuantos años intentándolo con Kinect y nada. Esta súper-evolución va más allá, desde luego, pero yo creo que aquí Microsoft se está adelantando al futuro.
Conclusiones
El evento, como digo, fue intenso, con mucho que digerir y mucho sobre lo que reflexionar. Y por supuesto, con muchas preguntas abiertas. Requisitos hardware, precios de las suscripciones (para futuras actualizaciones de software a largo plazo) o de los dispositivos hardware presentados, fechas de disponibilidad, detalles técnicos sobre el funcionamiento de las aplicaciones universales o de Continuum, por ejemplo, y un largo etcétera que se me ocurren y se nos ocurren a todos.

Lo que es cierto es que fue un día importante para Microsoft. Yo creo que hubiera omitido la parte de Surface Hub y HoloLens para centrarme en Windows 10, pero entiendo que tenían que aprovechar la ocasión de una vez. Esos dos anuncios no son a mi juicio relevantes a corto plazo, y ese futuro para los próximos meses y años no depende de esos dispositivos de peli de ciencia ficción, sino de ese sistema operativo que plantea un nuevo paradigma para Microsoft y sus usuarios. Y uno que mola mucho, aunque aún quede camino por recorrer.
Veremos si los desarrolladores se apuntan a las aplicaciones universales, veremos si esas sesiones de trabajo unificadas funcionan como deben, y veremos si esa apuesta por Windows 10 en móviles se ve acompañada de unos terminales en condiciones que destaquen en todas las gamas.
Mi sensación general tras el evento es extraña. Esperaba aún más convergencia y un ejemplo real de cómo el smartphone puede convertirse en el PC -llevo casi tres años insistiendo en que ese me parece el futuro de la informática actual- pero no acabo de ver ese particular caso de uso resuelto. Están cerquita, pero no llegan, porras. Pero claro, en Microsoft están intentando vislumbrar el futuro y no ceñirse al presente, y eso es algo que muestra esa ambición de Microsoft que deja claro que ésta es una nueva empresa desde hace algún tiempo.
Un enlace y una cita para terminar. El enlace es de Aaron Souppouris, de Engadget, que escribía la que a mi juicio ha sido la mejor reflexión post-evento, When did Apple become the boring one?. La frase es de otro medio americano ilustre, Slate, que no habla mucho de tecnología pero que cuando lo hace lo suele hacer con criterio. Allí su editor de tecnología, Will Oremus, acababa su repaso (no tan destacable) con una gran frase:
Welcome back, Microsoft. Keep it up, and who knows: Someday you might even be worth hating again.
Imaginaos. Odiar otra vez a Microsoft. Qué subidón.
Actualización: Dos enlaces más: Microsoft is ready to be loved again, de T.C. Sottek para The Verge, y desde ese texto, otro enlace a un antiguo pero visionario artículo de Topolsky cuando aún era editor en Engadget: A modest proposal: the Continuous Client