Windows 10 en ARM ante la gran incógnita

La semana pasada muchos disfrutaron de un estupendo mega-puente (acueducto, en realidad) español. Aprovechar que miércoles y viernes eran fiesta hizo que el ritmo en Incognitosis fuera algo distinto, tanto por esas prolongadas fiestas como por todo lo que ha ocurrido con Patreon, que por si no lo habéis visto por ahora compatibilizo con un sistema de aportaciones alternativo llamado LiberaPay que está bastante simpático.
Todo ello impidió que comentase la que probablemente fue la noticia de la semana:
la llegadael anuncio por fin de los primeros convertibles Windows 10 basados en ARM y concretamente en los Snapdragon 835. La presentación tuvo lugar durante un evento de Qualcomm, y en cierto modo fue bastante decepcionante porque aunque hablaron de estos equipos, también indicaron que no habrá disponibilidad de los mismos hasta la primavera de 2018.


Eso hace que todo lo que digamos ahora pueda quedar en agua de borrajas para entonces, pero con todo lo que he hablado de la convergencia y lo que este paso podría suponer para Microsoft, era imposible no mencionar el tema aquí. Pero vayamos por partes, como diría Jack:
- Always Connected PC: para mí la conectividad móvil no es tan importante aunque desde luego sea cómoda tenerla integrada. Al final uno puede hacer tethering y la cosa no es para tanto, de hecho me asusta lo de conectarme directamente desde el portátil porque puede que me despiste y use esa conexión como si fuera la WiFi de casa. Peligran las cuotas de datos, diría.
- Batería: de lo más interesante, seguramente. La autonomía de los portátiles permite trabajar con ellos durante un día, como la de los móviles, pero sufren aún más que nuestros smartphones o tabletas porque también les imponemos más carga. Aquí poder disfrutar de esas 20 horas teóricas de las que hablan sería una pasada. Otra cosa es que nos creamos que aguantan 20 horas, porque ya sabéis como son los fabricantes en promesas de autonomía. Mienten como bellacos.
- Windows 10 en ARM: poder ejecutar tanto el sistema operativo (de forma nativa) como aplicaciones x86 (emulación) es súper atractivo, y de hecho esta opción es la que me hace pensar que quizás este es un paso intermedio para volver a llevar Windows 10 a "móviles convergentes". Aquí tengo muchas dudas no obstante: ¿cuál será el rendimiento de las aplicaciones? (es probable que las más intensivas como Photoshop anden un poco arrastradillas) ¿usar un emulador no agotará más rápido la batería? ¿cuáles funcionarán y cuáles no? En este sentido Microsoft se cubre un poco las espaldas preinstalando Windows 10 S (actualización gratuita a Windows 10 Pro hasta septiembre de 2018 parece), pero es que esa versión de Windows, quizás apta para estos equipos, capa mucho la experiencia de usuario normal de descargar una aplicación aquí o allá, instalarla y tirar millas. Cambiar esa costumbre va a ser complicadete. Luego está otro problema, como es el de los controladores de dispositivo que serán necesarios para conectar periféricos a estos ordenadores, y que tendrán que estar precompilados para ARM, aquí de emulación nada. Esto podría plantear un caos importante en soporte hardware, así que veremos cómo salva los muebles Microsoft.
- Precio: he aquí el gran condicionante. Cuando Microsoft anunció Windows 10 S lo hizo presumiendo de que unos cuantos fabricantes ofrecerían equipos baratos basados en esta versión. Que yo sepa, la disponibilidad de esos modelos es nula o muy baja porque yo al menos no los veo a la venta. Y con razón, porque nadie quiere un equipo con Windows 10 S cuando el precio —que se supone que iba a ser notablemente inferior— no difiere mucho de un portátil "normal". Con los equipos Windows 10 basados en ARM tenemos un problema similar: como el HP Envy X2 o el Asus NovaGo no tengan un precio muy, muy atractivo, esta iniciativa nacera muerta. ¿Por qué? Pues por lo de siempre: porque la alternativa que tenemos ahora ya es lo suficientemente buena. Pagar lo mismo o incluso un poco menos por una propuesta que solo aporta más batería pero con la que arriesgamos en temas de rendimiento y soporte software/hardware no tiene sentido alguno.
Lo cierto es que la presentación de estos equipos me dejó bastante frío. Que Microsoft no ofrezca un evento propio para algo tan importante y le deje el papel de anfitrión a Qualcomm (que ojo, pequeña no es) es sospechoso. Que los equipos no estén hasta (como mínimo) la primavera de 2018 es sospechoso. Que aparezcan además en esas fechas, cuando el Snapdragon 835 ya será una CPU "antigua" a la vista de la aparición de los Snapdragon 845 que también presentaron en ese evento es sospechoso. Que no hablen de precios es sospechoso. Que preinstalen Windows 10 S es sospechoso.
Demasiado sospechoso todo.
No sé. Mira que tenía esperanzas en esta iniciativa, pero en Microsoft me han dejado bastante decepcionado. Creo que un movimiento así de ambicioso (al menos en apariencia) requería algo más tangible. Microsoft podía simplemente haber dicho que el lanzamiento se retrasaba para seguir generando (algo de) expectación y presentar productos ya disponibles en lugar de tenernos esperando a unos dispositivos que (creo) podrían nacer obsoletos.
Esperemos que me equivoque, pero lo que Microsoft y Qualcomm han presentado a mí no me convence para comprar uno de esos equipos en lugar de un portátil o un convertible tradicional —como esos maravillosos Xiaomi Notebook Pro que están a precios locos— con el que estoy seguro de que no tendré problemas. Bueno, no más de los habituales, claro.
A esperar tocan.