Volveremos a torrent (y a eMule)

El que avisa no es traidor, y el otro día Netflix avisó. Ponían en marcha su sistema de transferencia de cuentas como anticipo de lo que va a venir. Que es lo que ya comentaron hace meses: de compartir cuenta con tus amigos y familia que viven en otros lados, nada.
La idea es, supongo, lógica. Netflix es una empresa y las empresas están para ganar dinero. Y si ven que se les acaba el crecimiento orgánico —natural, sin forzarlo (demasiado)—lo que tienen que hacer es intentar seguir creciendo de otras formas. ¿Cuál es la más rápida? Hacer que la gente que comparta cuenta deje de hacerlo o que pague por poder mantener ese privilegio.
No sé cómo saldrá la cosa, pero cuando me toque a mí —comparto la cuenta 4K con otras tres personas, como medio mundo— creo que cada uno seguirá por su lado y decidirá qué hacer. Y me temo que tanto yo como otra mucha gente recordará aquellos tiempos en los que el protocolo Bittorrent y las redes como eMule dominaban el mundo. Hablé de ello hace meses, pero no he podido evitar ampliar esa reflexión.
¿Por qué lo hacían? Porque no había una alternativa de pago, o, si la había, no compensaba. Cuando Netflix y sus rivales comenzaron a triunfar lo hicieron precisamente porque eran una alternativa mejor y por la que compensaba pagar. Estar buscando series o pelis en BitTorrent podía llegar a ser frustrante y la descarga podía tardar. No había streaming sencillo —aunque PopCorn Time o los plugins de Kodi ofreciesen una alternativa oscura a esa idea— y lo cierto es que estas plataformas cumplieron (y cumplen) lo que buscábamos.
Pero con Netflix parece que se acaba la bicoca. No soy un gran fan de esta plataforma: tiene mucha cantidad, pero no tanta calidad en su catálogo, y lo cierto es que se ha convertido en un plato poco frecuente de mi dieta de entretenimiento. Eso complica el futuro de Netflix en mi casa por tres razones:
- Que no lo disfrutamos tan a menudo
- No para de subir precios, y va a más
- No está el horno (económico) para bollos
La conclusión es casi segura: me daré de baja de Netflix. No sé si será pronto o tarde, y no es decisión fija, pero diría que a priori simplemente dejaré de estar suscrito de forma permanente: llevo desde finales de 2015 como usuario y no sé si tiene sentido seguir siéndolo.
Intuyo que esa misma reflexión es la que tiene mucha gente aquí y fuera de aquí. Las plataformas de streaming tienen tanto contenido que la oferta es mareante —¿os acordáis de lo de las distribuciones Linux y los tarros de mermelada?—, y lo de no tener "permanencias" —veremos si no acacan aplicando algo así— hace que sea fácil cancelar unos meses para luego volver a suscribirte cuando sí hay contenidos que realmente quieres ver.
La otra opción, claro, es más delicada. Durante años muchos acudieron a aplicaciones como eMule o a los clientes Bittorrent para descargar contenidos. Aquello era estupendo hasta cierto punto, pero también cansado e incómodo. Y sin embargo, creo que estamos ante una posible resurrección de todo tipo de trackers BitTorrent y redes como las de eMule.
¿Por qué? Pues porque en 2022 van como un tiro. O eso me ha dicho un amigo que las usa, ya sabéis. ¿Y por qué van como un tiro? Pues porque desde hace años nuestras conexiones de fibra son simétricas en muchos casos y ahora compartir contenidos para que todos descarguen de todos al más puro estilo P2P sea mucho más rápido.
No solo eso: hay nuevas formas de esquivar los sistemas legales. Hoy por ejemplo he descubierto una que no conocía. Un tipo comentaba en Xataka algo de "bins y Openbullet", y yo jamás había oído hablar de ello. Ahora ya sé lo que es: básicamente, un sistema que prueba bases de datos de usuarios y contraseñas contra plataformas de todo tipo para "robar" cuentas legítimas y poder usarlas como si fueran tuyas. No es trivial usarlo, ojo —yo no lo he probado— pero está claro que funciona.
El tema es que me doy cuenta de cómo al final el cuento no ha cambiado tanto: yo me he hecho mayor, más perezoso y más dispuesto a pagar si algo me resuelve el problema y me hace todo más cómodo. Sin embargo, hay mucha gente que se busca las castañas (mucho) porque tienen tiempo y porque les gusta y (sobre todo) porque quieren ver películas y series gratis. Que es lo que yo y otros muchos hacíamos cuando teníamos más tiempo o más ganas o, simplemente, menos pasta (o una combinación de todas esas cosas).
Ya no es que las plataformas IPTV estén también pitando mucho para ver el Madrid-Barça de turno, o que uno pueda ir a un tracker BitTorrent a descargarse esa peli que quiere ver. Es que esos sistemas funcionan mejor que nunca, y hay otros que por lo que veo van más allá. Y si las plataformas se empiezan a poner tontas y a exprimirnos, me temo que tienen la batalla perdida.
Si algo ha demostrado la gente en internet, es que intentarán que las cosas de pago salgan gratis, aunque cueste un poco de trabajo lograrlo. Las plataformas de streaming hacían ese esfuerzo un poco inútil cuando ofrecían servicios estupendos a precios competitivos. Pero si empiezan a hacer cosas como las que hace Netflix, diría que se van a encontrar con un problema. Perderán usuarios en favor de los viejos BitTorrent o eMule o alternativa de moda, a saber. Y tendrán muy complicado recuperarlos. Eso, claro podría tener repercusión en cantidad y calidad de nuevos contenidos —Netflix no tendrá tantos recursos para hacer contenidos originales, por ejemplo— pero a la vista de los resultados (mucho contenido meh), diría que igual a corto plazo la situación no les favorece. Veremos .