Una serie de catastróficas desdichas: ahora, el OnePlus One

Parece que ni ser famoso me libra de estas cosas. Llevamos un veranito curioso por aquí, y desde que empezaron las vacaciones hemos tenido una serie de pequeños (y no tan pequeños) percances electrónicos (y no tan electrónicos). Nos han pasado unas cuantas cosas con el coche -historia muy larga, muy del rollo de Harry y Sally, que quizás algún día cuente-, pero también con algún que otro electrodoméstico en casa.

Pero en el ámbito friqui el desastre ha sido bastante curioso. Solo he contado lo del Dell XPS 13 -sigo sin noticias- pero antes al peque de la casa se le cayó el Nexus 7 (2013) durante las vacaciones y la pantalla se fue al garete. Luego, como digo, mi portátil, y ahora tengo otro fantástico integrante en la familia de las pantallas rotas.

Así es: mi OnePlus One ha caído al suelo desde el bolsillo -no lo tenía bien colocado, se conoce- mientras estaba sentado. Han bastado los 30 centímetros a los que estaba del suelo y ese perfecto ángulo Murphy que parece que se ha convertido últimamente en mi pequeño acompañante en materia tecnológica. Una perfecta raja en diagonal, no demasiado perceptible, ha dejado claro que aquello tenía mala pinta. Evidentemente el panel táctil no pirulaba salvo en puntos muy concretos, y aunque Sally ha intentado acudir al "arráncalo Harry por dios", no ha habido nada que hacer. Yo, la verdad, me he quedado tan pancho. Cuando pasan estas cosas tampoco me voy a poner a llorar. Mala suerte, listo.

OPO-roto
OPO-roto

¿Qué voy a hacer? Al principio he pensado usar esto como una excusa para tirar a por un móvil nuevo -tenía candidatos, pero no los digo por si las moscas-, pero al final me he dicho "no seas asfixias, JaviPas, que tampoco es para tanto la cosa". Así que dicho y hecho: a pedir una pantalla de reemplazo en eBay y listo. La garantía -sigue en garantía, este sí- no cubre estas cosas, como ya contó con pelos y señales mi compi Alejandro Nieto hace unos días con su OnePlus 3, así que me voy a animar a hacer un poco de bricolaje digital tanto con el OPO como con el Nexus 7, del que hace unos días también pedí pantalla aunque no me apetecía demasiado.

Lo más gracioso es que mañana salgo a Nueva York en viaje profesional -Sony y su ¿nueva consola? esperan-, y a pesar de ser un periodista friqui, famoso y teóricametne preparado, voy a ir a cubrir un evento de prestado. En primer lugar, con el MacBook de 2010 de mi santa que bufa en cuanto le pones 3 pestañas en Chrome. En segundo, con el OnePlus One, también de mi santa, que se merece no siete -¡justo se cumplen hoy pipi!- sino mil años de bendiciones por ser, como decía, tan santa. TALT.

Pero no pasa nada chavales. Lo dije con el Dell y lo digo con el OnePlus One. Que estos sean todos mis problemas. Y como ocurre con el Dell, al menos tengo material para contar en un post qué tal fue la reparación. No hay mal que por bien no venga, está claro.

Nos vemos a la vuelta. Sirva esto como aviso: no sé si publicaré nada desde el otro lado del océano. Por cierto, si tenéis recomendaciones de cosas que ver en Nueva York (creo que algún ratín tendré libre), bienvenidas sean. He estado un par de veces y me la he pateado un poco, pero seguro que hay un montón de sitios curiosos que descubrir. Y si son frikis, doblemente bienvenidos. Me dan tentaciones de aprovechar para comprar cacharritos allí ahora que toda mi vida digital está averiada (algún Chromebook barato, por ejemplo), pero me parece que no. Sea como fuere, acepto sugerencias.