Una retirada a tiempo es una victoria
¿Que de qué me arrepiento en mi vida? De unas cuantas cosas. Así a bote pronto, de la aventura con el 100 Montaditos. No quiero ni pensar cómo lo habrán pasado los franquiciados de la cadena estos meses. Como todo el sector de la hostelería e incluso peor, diría.
Si pudiera volver atrás no lo hubiera montado, desde luego. Hay quien me escribe o me llama de cuando en cuando, interesado en abrir uno, y yo le cuento lo que me pasó. Siempre les digo lo mismo: busca otros testimonios, no solo el mío, porque puede que a otros les vaya mejor, sin duda. Eso sí: si me pides consejo, bastan cuatro palabras: ni se te ocurra.
Pero hay otras cosas de las que me arrepiento. De lo que más, probablemente, de haber estudiado Ingeniería Informática en la UPM. Lo he mencionado a lo largo de los años en algún que otro post, pero esta entrada me da la oportunidad de insistir en esa idea de que estudiar una ingeniería apesta. A mí me apesta, desde luego, pero parece que no soy el único.
Este post podría salirme caro. Me imagino a mis infantes dentro de unos años. "Pero papá, ¡tú dijiste que estudiar una ingeniería apestaba! ¡Es más, lo escribiste en tu blog!". Efectivamente. Apestaba. No sé si apestará cuando ellos tengan esa opción en su futuro, pero yo hubiera hecho las cosas de distinta forma. Para empezar, no me hubiera empeñado en acabar. Fueron demasiados años agrios centrado en algo que no me gustaba y que tenía el peligro de convertirme en un personaje agrio.
Me salvó PC Actual: empecé a trabajar allí cuando aún estaba con cuarto factorial (o casi, ya sabéis, alguna asignatura de cuarto junto a alguna de tercero, segundo y primero) y para mí el salto al mercado laboral, y más concretamente a ese sitio en el que pasé momentos mágicos, fue como ver la luz tras tanta oscuridad.
Pocas cosas se salvan de aquella época en el infernal campus de Montegancedo. Muy pocas. Con los deditos de una mano podría contarlas. Por eso el otro día me sentí bastante identificado cuando en Xataka publicamos el artículo titulado 'Informática sigue siendo una de las carreras con más abandono: intentando entender los posibles motivos'. Allí contaban la experiencia de un programador que lo había intentado y había abandonado la carrera. Su testimonio se contrastaba con alguna gente más, algunos docentes y responsables de algunas universidades españolas, y todos reconocían lo obvio:
La gente abandona porque encuentra algo que le compensa más.
En concreto, abandona porque encuentra un trabajo en el que le pagan. Entre esa opción y seguir estudiando X años sin saber si eso va a llevar a algo (mejor) la decisión es para muchos obvia.
Para mí no lo fue. Encontré un trabajo que me apasionaba y aún así seguí con una carrera que no solo no me gustaba: cada vez la tenía más atragantada. Sin motivación alguna (salvo el hecho de acabar), aquello fue como una tremenda espina clavada que me costó demasiados años y esfuerzo sacarme. Y como ocurrió con el 100 Montaditos, no me apliqué ese viejo y cada vez (para mí) más certero refrán que dice que una retirada a tiempo es una victoria.
Ahora me lo aplico a menudo en todo tipo de situaciones, incluso muchas que son triviales. Probablemente en algún momento y escenario valga la pena no retirarse, pero para mí la carrera es un ejemplo de que si encuentras algo que te compensa más y en lo que crees que hay recorrido, debes seguir ese camino.
Tenía el tema guardadito desde hace tiempo, de hecho. En diciembre El Mundo publicaba un tema muy similar e indicaba en el titular que los matriculados en carreras tecnológicas habían caído un 30% porque "no compensa el esfuerzo".
Por supuesto que no compensa. Lleva tiempo sin compensar, pero la gente tiene otra mentalidad desde hace tiempo. Dejan de luchar. Se rinden antes en todo. No digo solo en los estudios, sino en cualquier faceta de la vida. ¿Es eso malo? Por un lado evidentemente sí: estamos transformándonos en drogatas de las gratificaciones instantáneas. Todo en dosis pequeñitas, asumibles para nuestra microcapacidad de atención. Es la cultura del no-esfuerzo. Yo soy más de su variante, la cultura del no-esfuerzo-cuando-no-compensa, y estoy aprendiendo con los años que es una filosofía bastante maja. Está la dificultad de averiguar si la cosa (sea lo que sea) compensa, pero voy cogiendo práctica.
Me hubiera gustado tener esa actitud hace 20 años. No la tenía: lo importante era acabar. Lo demás era secundario. Aquello, como digo, me sirvió para bien poquito. Podía haberlo dejado cuando encontré trabajo en PC ACtual y no hubiera pasado nada. Cuando entré en aquella redacción supe a lo que querría dedicarme el resto de la vida, pero por alguna estúpida razón quise mantener la tortura. Aguantar temarios vetustos, asignaturas que no tenían sentido y sobre todo profesores y catedráticos que en la mayoría de los casos (pocos se salvaban, y hay alguno al que ahora me gustaría darle unas collejas) no inspiraban a que pensaras que podías llegar al algo, sino más bien te recordaban que probablemente no ibas a llegar a nada. Era un ambiente de mierda, la verdad.
El post me está saliendo un poco agrio y personal, pero es que la experiencia fue lo que fue. Veo la universidad como algo importante, pero solo como requisito, como medio para un fin, no como fin en sí mismo. JJ Merelo, que es profesor en la Universidad de Granada —ha colaborado alguna vez en temas xatakeros, y es (o fue) además bloguero de la vieja guardia)— lo expresaba especialmente bien en Twitter al comentar aquel post de El Mundo.
No veo mucha autocrítica aquí. A lo mejor lo que no compensa es el esfuerzo de tener que aprobar física en primero, "aprender" con transparencias de hace 20 años, y tener que hacer exámenes donde te pregunten qué diferencia hay entre la certificación A y la B de no sé qué. https://t.co/juhR7YIY4T— JJ Merelo (@jjmerelo) December 21, 2019
No todo es negativo en el discurso. No diría en ningún caso que "ni se te ocurra estudiar una ingeniería". Cada persona es un mundo, y creo que es importante afrontar esos estudios superiores sí o sí. Puede que alguna ingeniería compense. Estudiar, a buen seguro, lo hace. Te prepara para el futuro, te abre oportunidades que no tendrías de otro modo.
Ahora bien: sé práctico y avispillas. Si empiezas algo y aparece una oportunidad laboral que puedes aprovechar, hazlo. Si puedes y quieres (y tienes las narices) termina los estudios mientras aprovechas esa oportunidad. Seguro que muy pronto descubres qué es lo que te compensa y qué es lo que no. Es algo que yo no supe hacer con esas dos pequeñas tragedias de mi vida: en ambas vi que la cosa no me estaba compensando y seguí con ellas. Como si algún día fueran a compensar. Mentira.
Coge lo que compensa.
PD: Vaya rollo de autoayuda que me ha salido, ups.
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