Una falacia llamada Surface Go

Me sucede con una frecuencia tan galopante como preocupante que la decepción se enquista al hablar de nuevos productos tecnológicos. Asisto asombrado a un baile de especificaciones vacías y aburridas y a unos mensajes igualmente toscos, simplones, llenos de frases demasiado leídas, demasiado oídas, demasiado burdas.

Eso ha vuelto a ocurrir hoy con los Surface Go. Las nuevas tabletas convertibles de Microsoft son para mí la expresión del desencanto tecnológico. Heredan casi todo lo malo de sus predecesoras y no añaden prácticamente nada ni nuevo ni bueno.

Me parece triste que quieran competir con esto contra unos iPad que se han acercado al gran público. Lo han hecho por precio, pero sobre todo por no mentir. "Soy una tableta, majo, pero con el stylus puedo ganar muchos enteros y mi software va de lujo incluso si quieres usame para producir", parecen decirnos.

Estupenda imagen de prensa salvo por el hecho de que elorden de los teclados no coincide con el de los ratones y stylus. #YouHadOneJob. Fatal, Microsoft.

Con el Surface Go vamos en la dirección contraria. Esto es un portátil cojo. Como tableta no tiene (mucho) sentido porque Windows 10 no es la mejor opción para tabletas, y al portátil le falta el teclado/touchpad que solo puedes tener pagando 99 dólares más, un sobreprecio que duele y convierte un producto que podría haber sido algo más interesante en una estafa.  O peor. En una falacia.

Lo es porque por 449,99 euros nos encontramos con una configuración justita en casi todo. Para empezar, en su procesador, un Intel Pentium Gold 4415Y que de "Gold" solo tiene el nombre.

Menudo truñete nos ha metido Microsoft, amigos, porque este micro de 7ª generación (ni siquiera de la 8ª) es un 30% más potente que los Atom integrados en aquellos Surface 3 -la probé y lo conté aquí en septiembre de 2014- a los que estos modelos les dan el relevo. Un dual-core (4 hilos) a 1,6 GHz que anda muy justo en casi todo y que aunque puede no ser mala opción para un equipo modesto, parece una opción demasiado barata para que el coste final sea ese 399 dólares. Atentos, porque el TDP es de 6W.  Chulis porque eso permite un diseño fanless, pero es lo único chulis de ese micro. Con ese TDP no esperéis milagros, y como dice el amigo Jeff:

https://twitter.com/codinghorror/status/1016478579578658817

Para que os hagáis una idea, ese micro tiene una puntuación de 2050/3946 en GeekBench 4. El  mientras que el procesador Apple A10 de los iPad (2018) con los que Microsoft quiere competir alcanza los 3506/5979 puntos en esa prueba. A esa diferencia se le suman otras muchas que inclinan la balanza una y otra vez a favor del iPad.

Por ejemplo, el Surface Go cuenta con 4 GB de RAM y atención, 64 GB de capacidad en una memoria eMMC que es notablemente más lenta que una unidad SSD, que es lo que uno esperaría de un dispositivo que presume de ser estupendo y fantástico. A mí lo que me alucina es que esa configuración hardware cueste 399 dólares solo para la tableta. Si quieres tener un portátil convertible, prepárate para pagar otros 99,99 euros por la Type Cover negra y "cutre", o 129,99 euros por las de colorines con el célebre (y sobrestimado) tejido Alcántara. De repente la tableta barata de Microsoft no solo no es barata, sino que es bastante cara (como todas las tabletas convertibles de Microsoft).

En mi opinión este producto es una estafilla, y por eso me sorprende que todos los medios USA hablen de cómo puede ser una buena alternativa y como promete para diversos escenarios. Por 399 dólares te compras una tableta con buena construcción y materiales, seguro, pero que en lo que importa, el rendimiento, tiene una relación precio/prestaciones penosa.

Pero en esto como en otras muchas cosas -comprar marquitas, comer en Le Cocó o StreetXo, ser el más feliz en Instagram- parece que importa más el postureo. Un Surface Go de Microsoft con el logo de las ventanitas es muy cuco, así que oye, si queréis ir a por él, adelante: yo no lo recomendaría jamás a pesar de conceder a sus usuarios lo de contar con un puerto USB-C (USB 3.1 Gen 1), un puerto MicroSD y una webcam con reconocimiento facial que es de lo más destacable del equipo.

No solo eso: me repatea especialmente que en todas las fotos de producto mientan con alevosía. En todas ellas salen los teclados (99,99 o 129,99 euros según color) y/o los Surface Pen (109,99 euros) como si formaran parte del precio, pero es que no lo hacen: si los quieres, chavalote, tendrás que pagar unos 200 dólares adicionales.

No es ya lo de que a mí estos equipos no me convenzan por su soporte de apoyo. Que bonito es, pero la lapability es una castaña. Intenta trabajar con ellos en las piernas (ahora mismo tengo un portátil sorpresa colocado en ellas mientras estoy medio recostado viendo cómo Bélgica va perdiendo contra Francia, porras)  y entenderás lo que quiero decir. No es tampoco que no aprecie la buena construcción del dispositivo.

Lapability en acción.

No. Lo que me revienta es que una vez más la forma importa más que el fondo. Esto es un bonito cascarón para una propuesta pobre y corta en materia hardware a menos que te gastes bastante más dinero. Y si te vas a gastar más dinero, harás mejor en ir a un portátil convertible de verdad -si necesitas pantalla táctil/stylus-, o bien a un portátil puro.

Si quieres lo segundo, de hecho, tengo una propuesta para ti. Una mucho, mucho más barata y que sin bombo y platillo es la que me está dejando bastante sorprendido ahora mismo. Mañana la descubro. De momento, insisto, el Surface Go no va a ningún lado. No al menos en mi humilde, crítica y enquistada opinión de hater total (y no solo de productos Apple, amigos, soy capaz de dar cera a todo el mundo).

Ahora que venga alguno a defender el dispositivo. Venga, que esta discusión me encantaría perderla. Intentad convencerme, queridos/as. Osad.