Un paseo con Mark Shuttleworth

Doce de la mañana en el hotel Fira Palace en Barcelona. Me encuentro en la zona club, situada en la primera planta, cuando aparece puntual como un clavo el creador de Canonical y de Ubuntu. "Sr. Shuttleworth", me presento estrechándole la mano, "Soy Javier Pastor, tenía una cita para entrevistarle".
De buenas a primeras le aviso de que me gustaría grabar la entrevista en vídeo, a lo que me responde de una forma sorprendente. "Bueno, pues vamos fuera, a la fantástica Barcelona". Dicho y hecho. Salimos del hotel en dirección a la Plaza de España, muy cerquita del hotel, y acabamos subiendo escaleras para tener un panorama bastante espectacular con el que hacer la entrevista. "Así hacemos ejercicio", bromea tras subir conmigo los 3 ó 4 tramos de escaleras hasta situarnos justo debajo del mirador del Palau Nacional.
Ahí comienza la entrevista y la grabación del vídeo, en la que en todo momento Shuttleworth se muestra muy cómodo. Cómodo, y, sobre todo, convincente. Tengo que editar el vídeo y publicar la entrevista -algo que haré en MuyLinux, la razón de que esté en LinuxCon Europe 2012- pero tan interesante como esa entrevista -o más- fue lo que no se ve en la entrevista. El paseo desde el hotel a ese emplazamiento y de vuelta al hotel -aunque Shuttleworth se despidió algo antes para coger su vuelo de vuelta- fue una sorpresa por lo poco forzado que resultó. Por supuesto, hablamos de Linux y de sus comienzos con este SO. "El soporte de TCP/IP en Windows tuvo la culpa", me comenta, confesando que eso fue lo que le hizo probar por primera vez Linux para conectarse a Internet.
"Debe ser extraño", le comento al final de la entrevista, "ser totalmente famoso dentro del evento, y que fuera no te conozca casi nadie". "Me encanta", contesta. "Fama condicional". Un término genial que le sale como si nada, casi como si lo tuviera entrenado. Da igual, porque Shuttleworth me pareció antes, durante y después de la entrevista un tipo genial, y que no solo convencía por ese trato impecable: también por sus respuestas, nada extremistas, coherentes y convincentes, insisto. Yo le comparaba con el Steve Jobs del mundo Linux, y lo cierto es que en muchos niveles -sobre todo, en los buenos- esa sensación no ha hecho más que confirmarse.
Bien por Mark y por ese paseo.