Un desastre llamado macOS Catalina

Lo de macOS es una penita. De verdad que sí. Apple no solo ha provocado la debacle del Mac —qué grandes máquinas hacía, qué sinsentidos nos vende ahora— sino que desde hace aún más tiempo ha descuidado de una forma inquietante el sistema operativo que le convirtió en la envidia del mundo entero. De aquel Mac OS X que asombraba con su interfaz y su velocidad hemos llegado a un macOS Catalina —aquí hay una línea de tiempo simpática con la evolución— al que los propios usuarios y fanboys de toda la vida de Apple critican abiertamente.

Es importante recalcar eso: no he usado Catalina, así que no puedo juzgar por mí mismo. Hablo aquí de lo que dicen otros, y no unos cualesquiera. John Gruber lo comentaba en Daring Fireball hace semanas al hablar de Catalina. Allí ponía a caldo esta edición en temas como los permisos de seguridad —que le recordaban a Windows Vista y su infame UAC—, los "montones y montones de fallos" que no disculpaba y que convertían a Catalina en un sistema "anormalmente fallón incluso ahora, meses después de su lanzamiento". "Y no me hagáis hablar de Catalyst", concluía. Para este analista, el software de Apple suspendía de forma clara con una F (Fail). Daba igual que como a mí el MacBook Pro 16" redimiese un poco a Apple: su software lo condenaba.

La historia de macOS lleva siendo un drama desde hace años. En julio de 2015 yo publicaba aquella crítica total a OS X 10.10 Yosemite, una versión que había aparecido con mejoras casi invisibles y que demostraba que en todo un año de trabajo Apple no había hecho prácticamente nada para hacer que su sistema operativo diese un paso adelante.

En muchos sentidos macOS se ha convertido en el ejemplo perfecto de mi percepción actual de Apple. De lo que siento con esta empresa, que está muy lejos de convertirme en ese hater con el que algunos me tildan. No odio a Apple, Dios me libre. Para mí simplemente lo que ocurre es que casi todo lo que hace esta empresa últimanente es una decpeción.

Lo es desde luego su sistema operativo, que utilicé durante años en mi mágico y perfecto MacBook Air y al que luego quise tratar de dar una oportunidad al montarme mi Hackintosh. No me convenció lo que vi, y hace meses que me acabé cargando la partición de forma involuntaria: no la echo de menos.

De un tiempo a esta parte Apple ha dejado de hacer lo que mejor hacía. Lo que la diferenciaba de las demás: prestar atención a los detalles. Sus productos hardware son un ejemplo en muchos casos, pero es probable que Catalina sea el caso más triste de esa indiferencia total que asola al sistema operativo. Es como si no les interesase que su plataforma siguiese siendo relevante, porque las críticas a Catalina llegan de todos lados.

Otro de los clásicos fanboys de Apple, Marco Arment, lleva también tiempo poniendo los puntos sobre las íes en este ámbito. Aquel tema suyo titulado '  ‘Apple has lost the functional high ground' dejaba claro cómo "la calidad del software ha caído de tal manera en los últimos años que estoy realmente preocupado por su futuro". Eso lo decía hace cinco años y yo lo recordaba hace algún tiempo también en mi '¿Quo Vadis, Apple?'. Hoy me encuentro con esto:

Podéis no prestar atención a ese tuit, podéis no prestar atención a las numerosas respuestas, da igual. Los problemas están ahí. Los reflejaba con mucho acierto un usuario llamado Ricardo Mori con su 'Mac OS Catalina: more trouble thant it's word worth' (algo así como "demasiados problemas para que compense") del que hace poco escribió la segunda parte contando que decenas de personas le habían escrito correos electrónicos para hablarle de sus problemas con Catalina. "El 98% son quejas", explicaba.

Las quejas son variadas, y van desde cosas menores como aceptar a regañadientes la pérdida de aplicaciones de 32 bits, o que no gusten la rigurosidad y hostilidad del usuario de las medidas de seguridad añadidas. Y también van a problemas más serios como la pérdida parcial de archivos de correo electrónico, cuelgues inesperados del sistema y colapsos de aplicaciones, preferencias que no se mantienen activas, el mal manejo por parte de Catalina de las pantallas externas conectadas a los MacBooks, la incapacidad de acceder a las copias de seguridad anteriores de Time Machine, y así sucesivamente.

Los problemas a los que apuntaba este usuario le hacían valorar si valía la pena actualizar a Catalina. Su respuesta era simple: "lo que Catalina me quita es más de lo que me da". El sentimiento, decía, parecía ser compartido por más gente, y muchos de los 200 comentarios en Reddit lo confirmaban.

Algunos ven estos problemas con otra perspectiva. Catalina no es una edición normal de macOS, señores. Se han cargado iTunes (más o menos) y han eliminado el soporte de aplicaciones de 32 bits, algo que evidentemente tiene efectos importantes en su soporte software, sobre todo de aplicaciones algo más veteranas. Para los expertos de MacStories Catalina era un paso necesario para evitar que el Mac se convirtiese en un producto de nicho, Para prepararlo para el futuro porque según ellos "Catalina va más de unificar las experiencias entre el Mac y otras plataformas de Apple", refiriéndose, claro está, a iOS y iPadOS.

No sé si efectivamente Catalina es tan solo ese primer paso que tenemos qeu soportar para que este sistema operativo vuelva a ser todo lo que fue, pero no confío mucho en ello. No si tenemos en cuenta todo lo que Apple está haciendo mal desde hace tiempo.

Qué penita, de verdad. Con lo mucho bueno que podrían hacer.