Ubuntu Edge: no pudo ser, a la espera de segundas oportunidades

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Lo he comentado hace un ratito en Xataka: Ubuntu Edge ha sido en mi opinión un fracaso triunfal. Una iniciativa valiente, original y ambiciosa que tenía pocas posibilidades de cristalizar pero que ha servido para mostrar la expectación --yo mismo fui uno de los convencidos que se apuntó al proyecto-- que puede generar un desarrollo de este tipo.

¿Qué ha fallado? Obviamente, el precio del dispositivo. No porque fueran caros: la relación precio/prestaciones era realmente fantástica a tenor de lo que pretendían los chicos de Canonical. Sin embargo, arriesgarse a pagar entre 600 y 800 dólares por un smartphone --según la oferta que uno aprovechase durante la campaña de crowdfunding-- era quizás pedir demasiado para un ecosistema que aún está muy, muy verde.

Shuttleworth comentaba tras el cierre de la campaña su satisfacción por lo conseguido, y aunque supongo que en realidad estará algo decepcionado --12 millones recaudados quedan muy lejos de los 32 millones buscados-- no creo que el creador de Ubuntu se rinda a las primeras de cambio.

Quién sabe. Me da que la historia no acaba aquí --ni mucho menos-- para Ubuntu Edge.