La distro que pudo cambiar el mundo
En octubre de 2004 Incognitosis ni siquiera existía. En aquella época comenzaba justamente a hacer mis pinitos con Blogger, pero la temática de aquel primer blog era un poco personal -aquel experimento desapareció de la faz de Internet- y no hablaba de temas tecnológicos.
Y hubiera molado haber empezado antes, porque seguro que le hubiera dedicado una entrada a Ubuntu 4.10 Warty Warthog. Aquella primera edición de Ubuntu llegaba para cambiar el mundo, y su creador, Mark Shuttleworth, desembarcó en este áspero mundillo con grandes ideas. Hizo que el mudno Linux fuera algo más cercano, más dirigido al usuario final, y sobre todo, más molón. Lo de usar Linux ya no era para friquis (o no tanto), y Ubuntu daba pasos claros para la simplificación de una experiencia de usuario que hasta entonces había sido asignatura pendiente.
En estos 10 años desde aquel mensaje inicial Ubuntu ha pasado del amor al odio y otra vez al amor. Las guerras épicas (y absurdas) con usuarios de otras distribuciones se agravaron con decisiones polémicas y muy del yo me lo guiso, yo me lo como de los que tratan de innovar. Shuttleworth nos quitó GNOME y se sacó de la manga Unity -otras arriesgaron de otra forma-, por ejemplo, pero fue una de las muchas ‘traiciones’ que los usuarios más conservadores nunca le perdonaron.
Yo fui durante muchos años admirador absoluto de Ubuntu, algo curioso cuando quizás me hubiera pegado una distribución algo más durita por mi perfil técnico. Ni Slack, ni Arch, ni Debian -no hablemos de una Gentoo que tuvo una época dorada en la que nadie parecía poder toser a sus usuarios- lograron calar en mi, y andaba siempre a caballo entre la última edición de Ubuntu y la última de SUSE/openSUSE, con alguna escapada a otras famosillas. Sin embargo Unity me defraudó, y fui dejando gradualmente de utilizar tanto Ubuntu como otras distros Linux.


Mi escritorio con Ubuntu tenía este aspecto hace 7 años y un día :/
Aquellos posts de cacharreo con Linux fueron desapareciendo de Incognitosis para dar paso a la etapa de MuyLinux en la que desde luego Ubuntu era protagonista -muchos cachondos quisieron que cambiáramos el nombre a MuyUbuntu-, pero para mi el protagonismo de Linux había perdido fuelle. La gracia repetitiva de cada año “The year of the Linux desktop” cansaba, sobre todo cuando el escritorio de toda la vida iba cediendo su paso a los dispositivos móviles en los que Linux sí era protagonista aunque fuera de tapadillo (Google no menciona si puede evitarlo de dónde proviene Android). Lo intenté con Osphérica -que sigue abierto, aunque sin actualizaciones, aunque también allí escribí a tope de Ubuntu-, pero aquel blog resultó ocupar demasiado tiempo como para compensarme.
Todo parecía más o menos acabado para esta y el resto de distribuciones, que jamás lograron conquistar ese escritorio. Y entonces llegó el nuevo y ambicioso proyecto de Ubuntu: el de conquistar todas las plataformas con una versión unificada. Mark Shuttleworth me abría los ojos con una idea de la convergencia en la que he tenido una fe ciega desde entonces, y de hecho nos hizo soñar con un Ubuntu Edge que nunca llegó a hacerse realidad.
Ahora buena parte de las papeletas para ganar esa carretera por la convergencia las tiene Microsoft, ya que hace poco supimos que en Canonical no se plantean lograr su objetivo hasta al menos Ubuntu 15.10, dentro de un año. Para entonces puede que ya sea demasiado tarde, pero también puede que no.
Lo que es cierto es que hace 10 años Ubuntu pudo cambiar el mundo, y en cierto modo lo cambió. Su mérito fue -en menor proporción- similar al que Bill Gates lograría con Windows 95: el de acercar ese sistema operativo a una gran cantidad de gente. Puede no obstante que no todo esté perdido, y aunque hoy por hoy la promesa convergente de Ubuntu parezca muy lejana, yo diría que lo conseguido 10 años después es sencillamente asombroso.
Felicidades a todos los que fuisteis ubunteros en alguna ocasión, y por supuesto a los que aún lo sois. Y por supuesto, felicidades a todos los que de una u otra forma han participado en todos los logros de Ubuntu. Con sus errores y con sus aciertos, hay pocas distribuciones que hayan logrado lo que han conseguido Mark Shuttleworth y sus chicos. Ya puestos, os dejo con aquella mítica entrevista que le hice en 2012 -podéis activar los subtítulos en español, que para eso dediqué unas horas a la transcripción- y que siempre recordaré por la guitarrita de fondo.