Tres móviles que merecieron más
Qué suerte tenemos, oye tú. Cuánto móvil disponible para todos los gustos. Los hay grandes y muy grandes (pun intended) y los hay con un montón de sistemas operativos como Android e iOS (pun intended II).
A ver, que yo no me quejo. Bueno, sí, pero no mucho. Entiendo que el mercado se mueve con las leyes de la oferta y la demanda, y al final, por resumirlo, tenemos los smartphones que nos merecemos.
Sin embargo hay smartphones que merecieron más. Que lo intentaron o lo siguen intentando, pero que no lo consiguieron y siguen teniendo muy difícil lograrlo.
Hablé de algunos de ellos en una reflexión previa, pero quería retomar la idea una vez más a raíz de este estupendo post de Engadget. Que por cierto, necesitan un diseño especial para estos temas largos, los posts quedan deslucidos siendo tan chulos. El caso es que el post habla de lo difícil que es ponerse a desarrollar, fabricar y distribuir un móvil. Es, de hecho, casi imposible, y además de mucha pasta (un millón de euros para ir un poco tranquilos) tienes que solventar un montón de problemas de ingeniería (por ejemplo, distintas bandas de frecuencia para las redes móviles de distintos países), de software o de burocracia para llegar a buen puerto. Y eso, si llegas, que es otra misión casi imposible.
Algunos, no obstante, lo han intentado. He aquí mi pequeño homenaje a tres de esos héroes caídos.
Yotaphone
Me encantaba el concepto. Me parecía brillante, de hecho. ¿A ti también te pasa lo de que te quedas sin batería en el móvil? ¿Querrías tener algún tipo de modo eficiente de energía para cosas como leer un ebook? Pues ele, aquí tienes un móvil que no tiene una pantalla, sino dos. Una de tinta electrónica y una normal.


Así es como llegó el Yotaphone, un producto que tuvo una acogida tan fría como el país del que venía —no tengo nada contra los ruskis, oiga— y que a pesar de plantear esa idea genial a la que hasta le dediqué una oda nunca cuajó.
Yo me compré un Yotaphone 2. Es, que yo recuerde, el único producto tecnológico que me he comprado por el mero hecho de tener uno en plan coleccionista. Y paso de coleccionar, que conste. Lo tengo guardadito, y quizás dentro de 10 o 20 años lo abra y lo pruebe para recuperar esa sensación. La de tener un producto que con sus luces y sus sombras —que ciertamente las tenía— me parece un sencillo prodigio. El YotaPhone 3 está por ahí disponible por 389 euros, por si os pica la curiosidad. Y el bolsillo, claro.
Fairphone
Es un teléfono bueno. No un buen teléfono, cuidado, que también puede serlo. Digo que es bueno en el sentido de que es un móvil ética y moralmente impecable. O casi. El Fairphone ha sido creado para luchar contra muchas de las condenas que rodean a la industria de los móviles. Sobre todo las que afectan a la forma en la que se fabrican.

El Fairphone se produce con "materiales libres de conflicto". La frase suena un poco rara, pero es importante destacar una realidad incómoda: para fabricar ese teléfono con el que me leéis a menudo se acude a países con regímenes que básicamente tienen esclavos picando en la mina para extraer esos materiales. En Fairphone tratan de asegurarse de que esos materiales se obtengan y distribuyan de una forma más justa.
No solo eso: los Fairphone son un milagro de la reparabilidad: puedes cambiar su batería extraíble, como antaño, pero puedes hasta cambiar su cámara, su pantalla y otros módulos de forma sencilla, porque te venden las partes y hasta un niño puede completar el proceso.
Es fantástico, pero como otros intentos de hacer productos buenos, lo tiene chungo, porque sus prestaciones son decentes sin más. Y claro, uno no puede molar mucho con un móvil decente sin más. También le di una vuelta a este en algún momento y me dije, "¿y si...?", pero una vez más me echó para atrás el hecho de que sacar fotos estupendas es crucial en mi móvil personal. Maldición. En Amazon anda en 564,99 euros.
Samsung Galaxy S10e
Sorpresa. Un móvil de una gran tecnológica en la lista. "Y encima tú te compraste el P30 Pro aun teniéndolo a tiro, JaviPas, menudo hipocritilla". Pues sí. Lo consideré seriamente como posible sustituto de mi Xiaomi Mi 6, pero me echaron para atrás su cámara, que aun estando bien no era top, y su precio, que seguía siendo algo descompensado a pesar de que pasaban los meses y bajaba un poco.

El S10e en realidad es heredero de esa tendencia de la que hablaba hace poco y que me parece que está corriendo el riesgo de desaparecer. La de los móviles compactos. Como aquel Sony Xperia Z5 Compact de 4,6 pulgadas que también era una pequeña maravilla y que como el de Samsung (mucho mayor, 5,8 pulgadas) planteaba una sorprendente apuesta: chavales, podéis tener prestaciones de gama alta en un formato compacto. Y si como en el caso del modelo de Samsung lo aderezas con ese invento que me encanta llamado DeX, pues qué más quieres. En Amazon tenéis modelos reacondicionados en muy buen estado por 399 euros.
Qué penita de móviles de gama alta compactos. Qué oportunidad perdida. Al menos aquí aún queda esperanza, y espero que como dije en aquel reciente post algún fabricante se anime y aproveche esa oportunidad que ahora brinda el mercado.