Otras tres historias de móviles valientes
Hay poco que innovar ya en móviles. Eso parece, al menos, cuando uno revisita los lanzamientos del año y ve cómo esto es un más de lo mismo. Las mejoras incrementales se han convertido en la norma y ya difícilmente hay sorpresas en esos ladrillitos con pantalla que casi forman parte ya de nuestro cuerpo.
Lo dije hace tiempo. Innovar es una mierda. Quien lo intenta suele cargarla, y si no mirad lo que ha pasado con los móviles plegables o con esa empresa llamada LG que no para de intentar cosas y fracasar. No sé si esta empresa podrá soportar mucho más tiempo ese ritmo de soluciones en busca de problemas, pero lo de este año con el LG Wing ha sido de traca. Sus ingenieros lo intentan todo, pero una vez tras otra la cagan porque no se centran en lo que realmente (nos) importa, que no es ni más ni menos que tener buenas cámaras, potencia decente y sobre todo buen precio.
Me gustaría que algunas propuestas triunfaran como se merecen, pero el mundo es injusto y cruel. De todos esos intentos valientes quería hablar hoy de tres especialmente alucinantes. Una tripleta de propuestas que en un mundo perfecto tendrían que triunfar como la pesicola pero que en lugar de eso simplemente luchan por sobrevivir. Este post es algo así como la continuación de aquel que hice en mayo sobre tres móviles que merecieron más. Que a su vez, por cierto, iba a la zaga tras aquellas cinco historias de móviles y valentía.


El primero es el Fairphone 3+, un móvil absolutamente prodigioso del que ya hablé en esas dos entregas y que quizás algunos no conozcáis: no brilla por sus especificaciones, que son más bien mediocres, sino por ser un móvil sostenible, modular y súper reparable. Que yo sepa es el único con una puntuación de 10/10 en iFixit, y el problema que tiene es que comete demasiados pecados de los móviles guarripeich: especificaciones modestas (aunque por ejemplo las cámaras mejoran en esta última edición) y un diseño con marcos pronunciados que huele a tiempos pasados. Algo curioso en lo que el FairPhone se adelantó a la mismísima Apple: no incluye cargador ni auriculares desde -creo recordar- la primera versión, je. Cuesta 469 euros.

El segundo de esos móviles es el XDA Pro1-X, un smartphone que llama la atención por la presencia de su teclado físico deslizable pero también por estar basado o bien en LineageOS o bien en Ubuntu Touch. Alucina vecina. La propuesta viene de los responsables del foro XDA Developers, que seguro muchos conoceréis y que es el hogar y punto de encuentro de los cocineros de ROMs Android y un lugar en el que cualquier pregunta (sobre móviles Android) tiene casi siempre respuesta). Los de XDA se dijeron "oye, ¿por qué no creamos el smartphone que todos querríamos tener?" y decidieron que ese smartphone era precisamente ese Pro1-X que aún está en campaña de crowdfunding en IndieGogo y que ya ha recaudado casi medio millón de euros. Una vez más estamos ante un móvil valiente pero que cuya relación precio/prestaciones es discutible. Podéis conseguirlo por un precio que parte de los 546 euros.

Del tercer móvil en discordia acabo de publicar un post en Xataka que precisamente ha inspirado este aquí. Se trata del Purism Librem 5, del que ya hablé el año pasado y que es sencillamente maravilloso como apuesta por la privacidad. Me encantan esos interruptores físicos para activar o desactivar cámaras, Wi-Fi, redes móviles o GPS, aunque lógicamente en todo lo demás sea un móvil no solo mediocre, sino hasta problemático: lo de estar basado en PureOS, una distribución Linux de escritorio, es todo un desafío, y en Ars Technica, donde lo probaron en enero en versión preliminar, ya avisaron de que todo parecía estar un poco verde. Lo que pasa es que uno ve promesas como la de la convergencia —de verdad, como la que prometía Ubuntu Touch, y que también debería estar disponible en el Pro1-X con esa plataforma— a mí me privan. Cuesta 799 dólares.
Qué fantásticos proyectos todos ellos. Qué valientes, y qué difíciles de recomendar para el común de los mortales. Yo mismo, que ensalzo sus cualidades, tengo claro que será muy difícil que algún día compre alguno de ellos. Y si lo compro, tengo claro que será muy difícil que lo convierta en mi móvil principal.
El problema en mi caso, como en el de cualquier hijo de vecino, es que las prioridades son otras: WhatsApp es una de ellas, estúpida y que se puede resolver, pero prioridad al fin y al cabo porque prescindir de WhatsApp —a lo que obligan dos de esos tres prodigios— es muy incómodo, y el ejemplo de WhatsApp es extensible a otras aplicaciones y servicios. Y si no, que se lo digan a Huawei, que lo está pasando muy mal tras ese veto que de veremos si acaba desactivándose con Biden.
La otra prioridad importante son las fotos. Para mí apartado impepinable en mi móvil, y que tendría que aliviar llevando quizás una cámara compacta u otro móvil solo para eso, porque ninguno de estos se acerca a lo que logro con mi P30 Pro. Es también solucionable, pero si a eso le unimos que en todos ellos el hardware es (en el mejor de los casos) modesto, estamos ante un panorama que me deja como un perfecto hipócrita. Uno que habla maravillas de móviles que probablemente nunca se comprará.
O expresado con un estupendo oxímoron que se me acaba de ocurrir, valiente cobarde estoy hecho.