Think Different

23 de septiembre de 1997.

Aquel fue el año en el que Deep Blue derrotó a Kasparov, en el que murió la princesa Diana de Gales o en el que se firmó el Protocolo de Kyoto. Aznar llevaba apenas año y medio como presidente de España, y Microsoft se convertía en la empresa más valiosa del mercado y alcanzaba los 261.000 millones de capitalización bursátil.

Google era aún un proyecto universitario, Amazon saltó a bolsa con un precio de 18 dólares por acción (hoy cada acción vale 1854 dólares, 100 veces más) y Zuckerberg tenía 13 años y comenzaba a hacer sus pinitos en programación con el BASIC del Atari.

Para que os pongáis en situación, solo Microsoft era realmente un gigante hace 21 años. Era inimaginable que Amazon pudiera llegar hasta donde ha llegado, y nadie tampoco podía prever lo que ocurriría años más tarde con el auge de internet y cómo Google o Facebook aprovecharon ese momento para convertirse en los gigantes que soy en día.

Apple, mientras tanto, parecía abocada al fracaso.

https://twitter.com/BW/status/1025047738835238917

La portada de Business Week del año anterior mostraba claramente la preocupante situación por la que pasaba la empresa. Y entonces, el milagro. El 20 de diciembre Apple Computer compraba NeXT, la empresa que Jobs había fundado tras dejar Cupertino más de una década atrás.

Apple pagó 429 millones de NeXT, una apuesta arriesgada teniendo en cuenta que la división hardware de dicha empresa había fracasado estrepitosamente. Y sin embargo aquella adquisición permitió que Apple se salvara de la quema, y lo hizo porque con esa operación Steve Jobs volvió a Apple.

Los primeros meses dejaron claro que Jobs no iba a volver para ser un secundario de Gil Amelio, por entonces CEO de Apple. Fue Amelio el que desapareció del mapa ante un Jobs arrollador, que pronto tomó el control y comenzó a tomar decisiones radicales. Simplificó de forma brutal el entonces disperso catálogo de productos de Apple, comenzó a desarrollar aquellos iMac G3 que devolvieron a Apple a la vida y también revolucionó a la empresa con una tercera pata: el marketing.

Aquel 23 de septiembre Jobs habló a sus empleados. Lo hizo en pantalones cortos y camiseta, en una sala bastante cutre que ni siquiera estaba llena. Cómo me hubiera gustado estar allí. Es una charla que yo no había visto antes (qué cosas) y que pude disfrutar hace unos días. Aquí la tenéis:

https://www.youtube.com/watch?v=Oz1_tOXfSeM

Esos 16 minutos son asombrosos. Lo son no solo por ver en acción al mago Jobs. Lo son por cómo Jobs explica esas citadas tres patas de su particular revolución. Hay muchas citas que todos deberíamos meternos en nuestras cabecitas, algunas de las cuales explican buena parte de la herencia de una empresa que casi nunca habla de megahercios, de gigas de memoria o de megapíxeles.

El mensaje es tan fantástico, tan claro, tan evidente, que era imposible no sentirse invadido por la ilusión. Entiendo que la gente que trabajaba para Jobs lo hiciera aguantando jornadas maratonianas y unas cuantas bullas. Hasta yo, que soy bastante práctico y creo que lo de vivir para trabajar no es buena idea, probablemente hubiera caído en esa dinámica si hubiera tenido la oportunidad de estar en aquella reunión.

Y luego estaba la campaña Think Different. Aquella que era en realidad una estupenda ironía porque lo que quería Apple era que todo el mundo pensase (y comprase) en lo mismo: en los productos de Apple. La voz del anuncio que se emitió en televisión fue la de Richard Dreyfuss, pero hay también una versión narrada por Steve Jobs que es tan buena o más que la televisiva.

https://www.youtube.com/watch?v=GEPhLqwKo6g

Durante la catarsis de Cambridge Analytica uno de los directivos de esta empresa hablaba (minuto 7:10 aprox de este vídeo) de lo que nos mueve a todos los humanos son dos cosas: nuestras esperanzas y nuestros miedos.

Muchas empresas (y muchos políticos) hacen uso de un discurso basado en el miedo, pero Jobs no. Jobs, que yo recuerde, jugaba siempre con nuestras esperanzas. Y lo hacía de forma magistral.

Eso es lo que siempre ha vendido Apple. Esperanza.

Es fácil hacer un discurso basado en el miedo. No te compromete a casi nada. Basta con criticar al rival, con tratar de empequeñecerle, con sacar sus trapos sucios, con convertirle en el malo de la película. Tú no tienes que hacer nada: solo por denunciarle pareces el bueno. En estos tiempos hasta no es necesario tenerlo todo atado a la hora de hacer el discurso del miedo: tú machaca a tu adversario, que ya habrá tiempo de comprobar si eso que decías de él era realmente verdad o no.

Qué peligro.

Es mucho más difícil hacer un discurso basado en la esperanza, porque ese discurso te compromete a todo. Y a menudo nos encontramos con la decepción con los que lo hacen. Da igual que sean empresas, políticos o personas de nuestro entorno. Jugar con la esperanza es peligroso, porque a menudo esperamos demasiado.

Apple nos hizo esperar demasiado también, pero es que durante muchos años cumplió sus promesas. Nos prometió productos mejores tanto en hardware como en software, y los hizo. Y así surgió el prodigioso Mac OS X del que casi nadie habla, y el iPod, y luego el iPhone y la App Store. Lo de después, en mi opinión personal, fueron sobre todo fuegos artificiales.

Y se fue Jobs, y digan lo que digan, se fue la magia. Y Apple se convirtió en una empresa fantásticamente engrasada en manos de un Cook que ha sabido exprimir como nadie esa gallina de los huevos de oro llamada iPhone.

Y eso ha convertido a Apple en la primera en superar el billón de dólares en capitalización de mercado. Y eso ciertamente es mérito parcial de Cook y toda su labor estratégica, pero 7 años después de la muerte de Jobs sigo pensando lo mismo que entonces. Creo que era difícil que Apple no llegara hasta donde está, porque era difícil meter la pata cuando tienes detrás un producto como el iPhone que lo ha cambiado todo.

Mirad si no a Ballmer, durante cuyo reinado en Microsoft entre 2000 y 2013 se triplicaron los ingresos y se doblaron los beneficios. El peor CEO de la historia, le llaman algunos. Para mí la analogía con Cook es casi inevitable a pesar de sus evidentes diferencias. Ambos centrados en los resultados, no en una ejecución que para Apple (de nuevo, opinión personal) ha dejado de importar tanto como importaba cuando Jobs estaba al mando.

Apple sigue vendiendo esperanza, pero en mi opinión ya no cumple con lo que promete con esa esperanza. Esa es la gran tragedia de una empresa alucinante a nivel económico pero que en mi opinión se ha olvidado de aquellas dos palabras que lograron resucitar a una Apple moribunda.

Apple ya no piensa diferente.