Tengo un iPhone, ergo estoy forrado

Los estudios dicen un montón de cosas. Tantas que de un tiempo a esta parte mi confianza en la palabra "estudio" se ha derrumbado, y en la mayoría de los casos uno casi podría sustituirlo por "encuesta popular", sin que ni una palabra ni la otra le den mucha enjundia al resultado.
Entre esos muchos estudios hoy aparecía uno especialmente chorra. Uno que afirmaba que un iPhone o un iPad son los productos que hacen que el resto de la gente crea que estás forradete. Hablamos de productos asequibles, ojo, porque obviamente sería mucho más obvio que tuvieras un Tesla o, ya puestos, un Ferrari.
Pero no. En Estados Unidos basta con tener un iPhone para aparentar. Que es de lo que se trata para mucha gente. Ya sé, ya sé. Que sí, que es un telefonazo, la experiencia de usuario es estupenda y funciona que flipas, como diría un amigo mío. Ya puede hacerlo con lo que cuesta, porque mi argumento siempre es el mismo: no funciona mucho mejor que cualquier dispositivo 4 o 5 veces más barato.
Pero claro, a Apple le viene al pelo esa imagen. Sobre todo en este mundo tan Instagram en el que vivimos, tan de aparentar y postureos varios. Antes si tenías un producto de Apple eras diferente. Luego eras diferente y mejor. Ahora eres diferente, mejor, y encima seguro que estás forrado.
Puede que sea esa afición por aparentar lo que hace que gente que no tiene casi ni para comer se prive de cosas realmente importantes para pagar la cuota de su iPhone X. El otro día la chica que trajo la compra a casa me hizo firmar el recibí en su iPhone X. No tendría más de 25 años, pero ahí la tenéis, de mensajera forrada. Que no digo que no pueda hacer lo que quiera hacer con su dinero —todos lo hacemos—, pero a mí a priori que alguien que trabaja en algo así tenga ese teléfono me hace pensar que quizás tiene las prioridades algo torcidas.


La encuesta revela datos simpáticos de otras dos ediciones anteriores realizadas en 1992 y 2004, y resulta gracioso ver cómo en el 92 lo que molaba era tener un lavavajillas o comprar carretes de Kodak. En 2004 lo que no podías hacer es tener un mechero BIC —herejía de pobres—, pero si tenías una tele de Toshiba molabas.
Al final, por supuesto, todo son tendencias estúpidas. Los consumidores somos carne de cañón, y aunque obviamente siempre hay productos mejores y otros peores, en muchos, muchos, muchos ámbitos la diferencia es imperceptible y totalmente subjetiva para la inmensa mayoría de los usuarios. Lograr que parezca perceptible y objetiva es lo que Apple ha logrado en el segmento de los smartphones, y por eso ellos están donde están y HTC (pobre HTC), Sony o LG andan llorando por las esquinas sin merecerlo (del todo).
Pero claro, como digo cada vez más últimamente, tenemos el mundo que nos merecemos. Uno en el que entre otras cosas un móvil concreto te hace ser mejor a los ojos de los demás.
Qué triste.