Tenemos los comentarios que nos merecemos

9 entrevistas. 20 páginas de anotaciones. +100 correos. 1 semana de trabajo ‘medible’ (documentación, organización, redacción, corrección). +5.500 palabras. Y algo que no te cuenta nadie cuando haces un trabajo periodístico serio: el tiempo invertido en perseguir a la gente. Eso es muy cansado. Vale la pena, pero es muy cansado. El resultado, “La transformación de los comentarios en medios online: la conversación evoluciona“, acaba de publicarse hace media hora.

Ese es el balance numérico del que creo ha sido el artículo que más me ha costado en toda mi vida. No por el nivel técnico -que no lo hay- o por su extensión -he escrito artículos más largos-. No sé qué repercusión tendrá ni qué aceptación, pero presumo que relativamente poca. Es un tema sesudo, un poco de nicho, y largo de leer, aunque he intentado hacerlo digerible.

Si sois lectores de Incognitosis sabréis que el tema de los comentarios en los medios, como otros relacionados con el periodismo (técnológico o no, impreso u online), me pican desde hace tiempo. La idea de hecho salió de mis jefes, que de cuando en cuando echan un ojo por aquí para ver si hay ideas que se puedan aprovechar en Xataka. El tema de los micropagos es otro ejemplo, y seguramente habrá más en el futuro. Y mola, porque cosas que a lo mejor aquí no tengo tiempo de desarrollar sí puedo explorarlos con algo más de ambición allí.

debate
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Lo cierto es que salgo sorprendido del resultado. Allí no lo he dicho -se trataba de aportar un tono neutro, ser ‘conductor’ del debate entre los entrevistados- pero yo no soy nada fan de los comentarios. Al menos, no los que encuentro en los grandes medios. Salvo en contadas ocasiones, no me aportan nada. Entiendo que habrá de todo, pero mi experiencia hace que me provoque rechazo esa parte de un medio de esas dimensiones.

De hecho hablaba con los responsables del tema en Marca y As, verdaderos nidos del quevivalapepa digital en los comentarios, y ambos defendían su valor, algo para mí incomprensible. Casi indefendible. Pero mira tú, tenían argumentos convincentes.

Es lo de siempre, que yo soy yo, y el resto de la gente es muy, muy distinta. Porque yo me leo el titular y luego la noticia. Paso de los comentarios. Pero es que esos lectores hacen casi lo contrario: miran el titular y zasca, a por los comentarios directos. El texto, o mejor dicho, el contexto, casi no importan. Podríamos considerar al Marca y al As como hijos (no deseados) del IRC. Allí uno tiene un montón de salas de conversación, y se mete en la que más rabia le dé para confraternizar con el resto de los lectores. De lo que se trataba en IRC era de charlar sobre un tema que interesaba a cierto grupo de usuarios, y la idea parece ser exactamente la misma. Lo importante allí, más que contar la noticia, es generar debate. Y eso, me guste o no como consumidor de información, funciona.

Yo no leo los comentarios casi nunca. Solo les presto atención en algunos medios, muy poquitos, porque sé que en ellos voy a encontrar menene. Espera. Ahora que lo pienso, no leo los comentarios de los medios, sino de los agregadores. Hacker News, Reddit o Slashdot pueden presumir de tenerme como lector pasivo de sus comentarios. Allí sí que hay conversación. Casi como para coger unas palomitas y asistir al espectáculo de un buen debate. Uno que no solo aporta, sino que además sirve para descubrir otras referencias y otros contenidos relacionados.

Pero entiendo que a mucha gente los comentarios le aportan. Les dan vidilla. Si de repente me hicieran director de Marca los erradicaría para siempre jamás con el objetivo de centrarme en dar buena información deportiva sin más, pero seguramente me equivocaría. Y además a lo bestia. Si de algo me ha servido el artículo ha sido para comprender que cada medio tiene los comentarios que se merece.

Y en Incognitosis, más. Comentad, comentad, malditos.


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