Telegram es una red social y una alternativa a eMule

Telegram no es una plataforma de mensajería. O más bien, no es solo eso. Con todo el revuelo que se ha montado alrededor del arresto de Pavel Durov, esta empresa ha dado mucho que hablar y ha permitido que nos demos cuenta de que se ha convertido en otra cosa.
No hablaré mucho del arresto en sí. Hay demasiadas incertidumbres y datos contradictorios. Hasta hoy yo pensaba que Durov era un poco anti-Putin. Se fue de Rusia en 2014 tras perder el control de la red social Vkontakte —entonces ya le llamaban el Zuckerberg ruso— y creó Telegram para plantear su alternativa a WhatsApp y a otros como Signal, a los que siempre ha puesto a caer de un burro.
La relación con Rusia parecía rota, pero tras el arresto varios gobernantes rusos han protestado por el suceso y han apoyado a Durov, lo que parece hacer ver que igual Telegram puede estar siendo usada —un puede muy grande— como herramienta de las agencias de inteligencia... incluida la rusa. ¿Puede ser Telegram una útil herramienta de espionaje ruso? Pues puede. Es algo que se plantea desde hace mucho en otras plataformas (Facebook en EEUU, TikTok en China), así que aquí por especular, se puede especular de todo.
Pero como digo, a mí lo que me sorprende de Telegram es cómo ha logrado transformarse en lo que es. Lo de la mensajería instantánea probablemente no le funcionaba para ganar terreno, así que poco a poco se ha ido convirtiendo en una red social que tiene un poco de WhatsApp, otro poco de Mega, otro de Reddit y otro de Facebook.
Y lo tiene gracias a los canales. Estos "subrredits" agrupan a miles e incluso puede que a millones de usuarios con intereses comunes. Y esos usuarios comentan allí (si tienen permiso para ello) o simplemente consumen contenidos (pelis, series, software, libros) que están a su disposición porque Telegram es, entre otras cosas, una alternativa más a BitTorrent o eMule.
Yo, la verdad, no uso mucho Telegram. Se lo comentaba hace poco a un amigo con el que me reencontré tras años un poco desconectados. Él no usa WhatsApp y yo tengo Telegram instalado casi por casualidad, así que tardaba en contestarle porque quito las notificaciones de prácticamente todas las apps que instalo. En cambio para él era la alternativa natural, algo curioso cuando al menos en tema de privacidad y seguridad WhatsApp gana por goleada: el cifrado extremo a extremo está activado siempre en los chats de WhatsApp (incluidos los de grupo), mientras que en Telegram no.
Pero una cosa es cierta: cada vez que abría la aplicación me encontraba con que gente de mis contactos se iba apuntando a ella. No sé si la utilizarán, pero lo cierto es que una cosa está clara: está ganando usuarios, y probablemente no por ser una alternativa a WhatsApp, sino por todo lo demás (especialmente por lo demás, que ver el fútbol está muy caro).
No sé dónde acabará esto, pero una plataforma que se ha descontrolado tanto y en la que hay tantos contenidos pululando libremente, incluyendo aquellos con copyright, tiene un futuro complicado. Que se lo digan a Kim Dotcom, que marcó un antes y un después con las descargas en la legendaria Megaupload primero y en Mega después, que tras unos inicios potentes se ha quedado bastante en segundo plano, lo que probablemente es buena noticia para él (menos problemas con la justicia).
No sé. Con todo esto que está pasando con Telegram me da a mí que se complica el futuro de la herramienta. Ya sabéis: a la gente le importa tanto su privacidad que probablemente dejen de usarla aunque no puedan ver esa serie o ese partido de fútbol gratis. Ja-ja-ja.
De eso nada, chicos. Esto es publicidad gratuita para Durov y su Telegram. Y quizás (probablemente) un nuevo impulso para que crezca más y más en usuarios. Veremos.