Surface Studio: lo quiero, pero no lo necesito

Una hora tuvimos que esperar al verdadero menene del evento de Microsoft de ayer. Sus responsables perdieron 65 minutos de su tiempo y el nuestro con una apuesta a ultranza por la creación en 3D. Que no digo que no tenga su aquel, pero no para el 99% de la población. Es curioso como en Redmond se empeñan en darle nuevas oportunidades a campos que siguen sin demostrar nada por el momento. Kinect fue el argumento hace años, que luego pasó a manos de un llamativo y carísimo Hololens, y que ahora parece dominio de un (a mi parecer) ridículo Paint 3D. Bien como juguete. Punto.
Como digo, la primera parte de la presentación fue un despiporre que seguramente le encantase a James Cameron y su Avatar, pero que a mí personalmente me pareció un tostón. Y entonces apareció ese comunicador brutal llamado Panos Panay, el hombre Micromachines, ese tipo que no se digna a mirar al teleprompter porque no lo necesita. Él tiene el discurso muy ensayado, y lo comunica con una pasión asombrosa. Se nota que cree en esos productos y que le entusiasman. Y eso no solo mola: hace que tú también creas en ellos.


Habló primero del Surface Book, ese prodigioso portátil que se renovó con mejores procesadores y con una batería que según Panay llegará a las 16 horas. Yo no me lo trago, pero los fabricantes siempre dan unas horitas de más en sus especificaciones y nadie dice nada.
Sea como fuere, el Surface Book sigue siendo tan atractivo hoy como lo era hace un año. Probablemente más, porque ya sabéis que los productos de primera generación suelen tener sus propios gremlins y al Surface Book le encontraron alguno que otro. En esta segunda iteración este portátil convertible de Microsoft es aún más apetecible porque es más potente y eficiente, pero hay dos problemillas con el equipo: que es carito, y que no está disponible en nuestro país.

No sé si lo traerán a España por fin, pero sea como fuere, el nuevo modelo con los Core i7 parte de 2.400 dólares, así que yo diría que por aquí rondará los 2.700 euros. En modelo base cuesta 1.499 en Yanquilandia, y si lo venden aquí rondará probablemente los 1.600 euros (si no más), por lo que tenemos ante nosotros un equipo fantástico pero que tiene un precio que lo destina a sibaritas. Muy aspiracional, que es precisamente lo que pretende Microsoft. Para los menos pudientes ya tienen los Surface Pro 4, que por cierto, no reciben de momento mejoras, y que son equipos bastante distintos aunque tengan su gracia.
https://www.youtube.com/watch?v=BzMLA8YIgG0
Lo realmente chulo llegó después, claro. Con el alucinante Microsoft Surface Studio. Ya había rumores de un posible Todo-en-Uno de Microsoft, y aunque varias de las filtraciones ya dejaban claro cómo sería y funcionaría, verlo por fin en acción fue un momentazo. Es uno de esos productos que no te explicas cómo no han podido llegar antes, y de hecho hay algo que me parece especialmente sorprendente: ¿por qué los fabricantes tradicionales no han podido hacer nada igual? Dell, HP y demás han ofrecido cosas llamativas últimamente, desde luego, pero ninguna se acerca al nivel de ingeniería que parece ofrecer ese prodigioso Surface Studio.
El equipo es un portento. No a nivel hardware, cuidado: la gente se echó rápidamente a criticar cosas como lo de usar un disco duro híbrido o tirar de las GTX 980 cuando ya tenemos las 1080 con nosotros. Ambas consideraciones válidas si no fuera por una cosa. Lo que está vendiéndonos Microsoft no es un SSD o una gráfica dedicada. Eso no importa demasiado (el SSD quizás sí) para el objetivo del equipo, porque lo que nos vende Microsoft con el Surface Studio es otra cosa:
Su pantalla.
Es una pantalla hipermegaalucinante. Es un prodigio tecnológico porque por primera vez nos encontramos ante un equipo con una pantalla táctil que tiene sentido. No para todo el mundo, claro, y de eso se trata con el Surface Studio: que es un producto para un nicho específico. La resolución (4.500 x 3.000) sigue la norma de esas pantallas "más cuadradas" que Microsoft ya ofrece en sus Surface Pro (2.736 x 1.824) y en los Surface Book (3.000 x 2.000), y si hacéis la cuenta en todos la relación de aspecto es exactamente la misma, 3:2, que es especialmente interesante para entornos de productividad.
No hay nada que se le parezca. Bueno, está la estupenda Wacom Cintiq de 27 pulgadas, pero se queda corta por varias cosas. La primera, que su resolución es de 2.560 x 1.440. La segunda, que es pantalla, sin más, así que necesitas un equipo que le de sentido. Y la tercera, que cuesta 2.500 euros y eso hace parecer al Surface Studio un chollazo. Y quizás lo sea, aunque en Estados Unidos el precio de salida sean 2.999 dólares. Uf. Mucha tela, señores.

Lo de la ingeniería iba en serio. Ese mecanismo para cambiar de modo de uso y convertir la pantalla en un tablet gigante es (al menos a priori) sencillamente asombroso, y creo que pocas empresas han logrado lo que Microsoft ha hecho con los Surface Book (por su sistema de enganche) y el Surface Studio en este apartado. Es lo que comentaba antes: uno se pregunta por qué otras no han podido hacer algo que era tan obvio. El atoropasao que tanto nos gusta, ya sabéis.
Las demostraciones del producto dejaron claro una y otra vez que el Surface Studio es un producto de nicho, con un precio adaptado a ese nicho, y que por si fuera poco añade accesorios como el Surface Dial que por muy efecto wow que provoque me parece que no simplifica el proceso creativo, sino que lo complica. ¿Ahora los artistas tienen que ser como los pianistas? ¿Que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha? Mi coordinación, como la de la mayoría de la gente, me impide usar el Surface Dial como muestra el vídeo, así que intuyo que cuando manejes el dial dejarás de hacer nada con la otra mano porque probablemente provoques un desastre. Y viceversa.
Es sorprendente cómo Microsoft y Google están dando pasos bastante contundentes hacia algo que solo Apple parecía tener dominado. A falta de lo que presente esta tarde (habrá post, seguro, porque la cosa pinta entretenida), lo cierto es que nadie parecía poder acercarse a la empresa de Cupertino en diseño e ingeniería. Y mira a Microsoft y Google, que se dedicaban a otras cosas, y que de repente han demostrado que saben hacer hardware la mar de bien. Igual o mejor que sus competidores tradicionales, curiosamente. Lo cual da que pensar y lleva a la conclusión de que la mayoría de esos competidores no están esforzándose lo suficiente.
Menudo productazo. Me lo compraría con los ojos cerrados si no fuera porque no es para mí.