Steam Deck 1- Jardines amurallados 0

Hace poco más de un mes que tengo la Steam Deck, pero como esperaba la he usado menos de lo que querría. Lo de siempre: poco tiempo para tanto cacharro.
Durante este tiempo he aprovechado las rebajas de Steam para comprar un par de juegos —'FIFA 22' y 'Street Fighter V'—, pero también he estado disfrutando un poco de su faceta como consola de retroemulación.


Hay cosas que van más flojas al menos en mis pruebas —'Top Spin' de Xbox va mal, la verdad— y otras maravillosas —'Green Beret' en MAME, 'Virtua Tennis' de la DreamCast, como veis lo de los videojuegos de tenis es muy mío—. Hay como digo mucho por probar de la Steam Deck, tanto en su modo natural —consola de videojuegos— como en forma de PC de sobremesa, que también puede serlo. Eso llegará, pero es que la maravillosa Steam Deck lo es especialmente en una cosa:
En que no te encierra en un jardín amurallado.
Eso de los jardines es lo normal hoy en día, y con razón. No le tengo una especial simpatía a Peter Thiel, pero este emprendedor, inversor y multimillonario ya lo dijo muy bien en aquella célebre charla en Stanford en 2014: competir es de perdedores, y el objetivo de cualquier empresa debe ser convertirse en un monopolio. Obviamente ninguna empresa va a decirlo abiertamente, pero todas lo intentan. Todas intentan dominarlo todo y a todos.
Cualquiera de las 'Big Tech' que están ahí lo han logrado con esa mentalidad y con una misma filosofía: la de los jardines amurallados. La de atraparte en sus ecosistemas, que son estupendos y maravillosos siempre y cuando aceptes sus normas. Floridos y con todo preparadito para que todos los cacharritos funcionen entre sí a la perfección. Ojo, eso sí, con intentar salirte del tiesto, porque las cosas solo son maravillosas si sigues dentro del jardín. Si te sales te haremos la vida bastante incómoda.
Por eso la Steam Deck es un maravilloso soplo de aire fresco. Es cierto que la tienda Steam es el centro claro de la experiencia a la hora de adquirir nuevos juegos, pero en Steam no impiden que utilices las tiendas de otras empresas y tampoco cierran la experiencia de su modo escritorio. Yo he instalado Heroic para jugar a Sifu —que compré en la Epic Games Store hace tiempo—, he instalado Edge para poder jugar a los juegos en la nube de xCloud de Game Pass, y por supuesto he instalado Emudeck para retroemulación. Y con FIFA 22, lo mismo: al final se lanza la tienda Origin de EA para lanzarlo, y todo funciona.

Puedes de hecho añadir plataformas y juegos teóricamente no soportados oficialmente en la Steam Deck. La propia tienda de Steam lo permite, y para que todo quede bonito el maravilloso servicio SteamGridDB ofrece imágenes en los distintos formatos de miniaturas que se usan en el gestor de la biblioteca de Steam. Es alucinante.
Lo decían alto y claro hace poco en FastCompany: esa apertura no se restringe a esto de los videojuegos: hay gente demostrando que la Steam Deck sirve para ver viejos vídeos en VHS, digitalizar discos de vinilo o sacar fotos con una Game Boy Camera. Las opciones son ilimitadas por la sencilla razón de que la Steam Deck no es más que un PC con Linux. Uno en un formato muy especial, pero un PC con Linux al fin y al cabo.
Muchas de esas opciones para trastear con la consola se manejan desde el modo escritorio de la consola. Ese modo da pie a trabajar directamente con la Steam Deck como PC de sobremesa, y tanto los touchpads hápticos de la consola como el teclado virtual en pantalla hacen que uno pueda funcionar de forma más o menos decente sin necesitar más periféricos.

Sin embargo, lo ideal es que si vas a usar un rato ese modo escritorio conectes la consola a un monitor, teclado y ratón externos. Eso, o la otra solución que estoy usando yo mucho: instalar AnyDesk en tu PC o Mac y en la Steam Deck y controlar remotamente la consola desde tu escritorio. A partir de ahí todo se hace más cómoda y rápidamente —aunque he tenido algún problema con el teclado en la consola, a veces se tuesta— y la experiencia es estupenda para cacharrear.
Pero como decía, esa filosofía anti-jardines amurallados de la Steam Deck es refrescante y prodigiosa. Le demuestra a las Apple, Google y Microsofts del mundo que igual facilitar las cosas a los usuarios si quieren darse una vuelta por el mundo exterior no es mala idea. La propia Microsoft ha acabado haciéndolo por obligación: durante años tuvieron su propio jardín amurallado, pero hemos pasado del "Linux es un cáncer" a que ese sistema forme parte integral de Windows.
No sé si la Steam Deck acabará siendo un éxito absoluto, pero lo que está logrando —las críticas positivas me recuerdan al fenómeno Pebble— es sencillamente maravilloso. Y todo gracias a esa pequeña pero importante victoria, queridos lectores. Lo dicho.
Steam Deck 1 - Jardines amurallados 0.