Star Wars y los remakes

Star Wars y los remakes
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¿Qué tal se ha portado Papá Noel? ¡Espero que bien! Ya algo más reposado tras las resaca de regalos y sobre todo de comida y bebida de estos últimos días quería retomar el tema de 'Star Wars: El despertar de la fuerza', esa nueva superproducción que está batiendo todos los récords de taquilla -veremos si supera a Avatar finalmente, pero no va por mal camino- y que seguramente muchos habréis visto.

De nuevo, nada de spoilers. Solo una crítica paralela.

Lo cierto es que la peli no es mala. Es, como dije, decente, pero eso no es decir mucho teniendo en cuenta que la trilogía reciente había sido una castaña y en esas revisitas que he hecho a la saga solo salvaría realmente el Episodio V.

Lo que no dije y lo que cada vez más gente está entendiendo es que este Episodio VII es un gigantesco remake. Es increíble cómo se puede aprovechar uno de ideas antiguas que hace mucho que dejaron de ser originales para volver a plantearlas con ese tufillo de modernidad. Es una constante en el mundo del cine, donde los remakes son el pan nuestro de cada día. Nos comemos con patatas nuevas reediciones de viejas historias esperando estúpidamente que esas nuevas versiones nos descubran algo que no hicieron las producciones a las que rinden homenaje y a las que a menudo traicionan.

newhope1
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'Star Wars: El despertar de la fuerza' es un remake de 'Star Wars: Una nueva esperanza'. No lo digo yo únicamente: está por todas partes, y por ejemplo en Entertainment Weekly hacían una lista de 18 aspectos -aquí hay otros- en los que la nueva entrega cogía ideas o directamente plagiaba a la vieja entrega de hace casi 40 años.

No es algo que nos extrañe, porque hemos visto cómo 'Jurassic World', 'Mad Max: Fury Road' también han recuperado viejos éxitos, y más que vendrán. A la vuelta de la esquina parecen estar remakes de 'Juegos de Guerra', 'Commando' o 'Top Gun' que probablemente no necesitemos y que no aportarán nada a esas historias. Pero dará igual, porque nos los tragaremos junto a las palomitas y seguiremos alimentando ese singular engaño al que nos sometemos conscientemente. Porque aun sabiendo que no vamos a ver nada esencialmente nuevo, nos puede la curiosidad.

Qué facilones somos. Y así nos va. Tenemos el cine que nos merecemos.


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