Stadia lo promete todo sin demostrar apenas nada

Hoy os tengo que contar algo importante. Un anuncio que llevaba meses preparando. Tengo un nuevo servicio preparado para petarlo en el mundo de las publicaciones digitales. No puedo enseñaros nada porque está todo en pleno desarrollo, pero creedme: tengo un servidor capaz de gestionar millones de visitas al mes, un diseño preliminar que mola, y un montón de opciones que harán que podáis usar el servicio desde vuestro móvil, tableta, TV, portátil o PC. He preparado características como TableConnect y BestOfAll que harán las delicias de unos y otros. Haré camisetas de merchandising artículos de promoción comercial y nombraré a mi mujercita la presidenta de I+D porque nosotros lo valemos.
De verdad, va a ser la pera. Vosotros esperad. Lo lanzaré en 2019 o 2020 o después en España y Latinoamérica.
De verdad.
Eso es lo que hizo ayer Google. Prometerlo todo sin demostrar casi nada. Cuando Project Stream nació a finales del año pasado lo hizo con una puesta en escena muy de aquella Google de los primeros años. Muy beta, pero con encanto. Quienes probaron 'Assassin's Creed Odyssey' con esta nueva plataforma quedaron razonablemente contentos, pero claro, no es lo mismo que lo prueben cuatro gatos a que lo usen millones de personas de forma concurrente.


Que precisamente es lo que Google tiene que demostrar. Que sus promesas son más que eso. A mí jugar a un juego en 4K@60FPS en mi tele con el Chromecast me parece cosa de brujas, sobre todo si mientras puedo competir con gente de todo el mundo y la experiencia no solo es fluida sino que no hay latencia y la calidad de imagen es 4K y no VHS. A mí esas afirmaciones de Google me parecen optimistas, pero lo cierto es que todos los que participaron ayer en la presentación parecían muy seguros de que Stadia —derivado de 'Stadium', muy apropiado— está preparada para esa revolución de los videojuegos.
Las dudas son muchas y hablaba en Xataka de ellas hace un rato. Mi compañero Angel Luis Sucasas también reflexionaba sobre ese órdago que se ha marcado Google, y entre una y otra lectura me queda esa sensación de incertidumbre total. Si alguien está preparada para ofrecer una plataforma de este tipo en el plano técnico esa es Google (bueno, Amazon y Microsoft también tienen muchos galones en esto de la nube), pero es que lo que no tiene Google es el componente clave: los juegos. Teniendo en cuenta lo que les ha costado a Nintendo, Sony o Microsoft estar donde están, me pregunto cómo lidiarán estas empresas con esos catálogos que a buen seguro muchas se querrán repartir.
A mí la situación me recuerda mucho a la del streaming de vídeo. El problema es que no pasa nada porque en Netflix se te corte un momento la conexión: en unos instantes el servicio suele recuperarse sin problema, vuelve a hacer buffering y todo va como una seda. Con los juegos eso no es admisible, y un corte significa a menudo una partida perdida. Y con lo picajosos que son los jugones, dudo que acepten algo así de forma reiterada.
Muchos son los retos de esta revolución del mundo del videojuego, y yo no tengo nada claro que sea Google la que pueda superarlos todos. Fijaos que veo a Microsoft mucho mejor posicionada por su trayectoria en este ámbito, pero a saber quién se lleva el gato al agua. Probablemente al final sea un gato repartido, porque en el ámbito del streaming de vídeo Netflix no está ni mucho menos sola aunque destaque con claridad. Me da a mí que como sucede con Netflix, la capacidad de lograr títulos exclusivos marcará la diferencia entre el éxito y el fracaso, y aquí hay otros jugadores como EA o incluso Valve que igual dan la sorpresa.
Vamos, que si yo fuera Google igual diría las cosas con la boca un poco más pequeña.
Por si.