Todos contra Android e iOS
Hace unos días Antonio Ortiz y yo debatíamos en un vídeo en Xataka sobre la situación actual de las plataformas móviles “alternativas”. Alguno ya me comentaba por Twitter que llamar a Windows “alternativa” es un poco fuerte, pero es que en móviles es así de momento. Todos compiten por lo mismo: tratar de rascar de un mercado en el que Android e iOS dominan con cada vez mayor solvencia.
Antonio lo comentaba hace bien poquito en su blog con un titular muy claro: los sitemas operativos móviles alternativos tienen que enseñarle la pasta a los desarrolladores y a los fabricantes, y ahí tiene más razón que un santo. Firefox OS es el perfecto ejemplo de esa triste situación en la que la a puesta por unos valores fantásticos -todo abierto- tiene una acogida lamentable. Aquí los desarrolladores vuelven a tener la culpa (lo quieran o no), porque no pueden lograr implementar soluciones en HTML5 al nivel de las aplicaciones nativas de iOS, Android o Windows Phone que permiten aprovechar todos los recursos hardware a tope.
Es el pez que se muerde la cola, el círculo vicioso de cualquier plataforma que quiera sobrevivir hoy en día: tienes que convencer a los desarrolladores para que haya un catálogo software interesante, y para ello tienes que covencerles de que los usuarios pagarán por esas aplicaciones, y para ello los usuarios tienen que ver que esas aplicaciones están y valen la pena. Si no hay apps que valgan la pena no hay usuarios, y si no hay usuarios, no hay desarrolladores.
Y así hasta el infinito.
Algunas tratan de solucionarlo con efectos especiales: Ubuntu lo hace con sus Scopes -a mi no me convencieron-, Tizen y Blackberry añaden compatibilidad con parte del catálogo Android (lo que hace que no haya diferenciación), y Windows Phone (como Ubuntu) nos vende una convergencia que promete pero que tiene por delante una pequeña gran travesía del desierto en la que las aplicaciones (universales, pero en Redmond ya las llaman aplicaciones a secas) tendrán que adaptarse a esa concepción.
Todo eso da igual. Para empezar, a mi madre -que es a la que tienen que convencer- que le den un WhatsApp, que si no no hay tutía. Y después, que la mimen con un catálogo en el que estén las que tienen que estar, y que funcionen de forma fluida. Si yo fuera Microsoft:
- Haría un listado de las 50 aplicaciones y juegos más descargados del mundo, y
- Pagaría lo que fuera necesario para que esas apps estuvieran en Windows y funcionaran de coña, mejor incluso que sus versiones iOS y Android. Incluso perdiendo pasta.
Puede que entonces a los usuarios no les importara lidiar con baldosines en sus pantallas, y puede que a continuación los desarrolladores vieran que ahí habría un mercado potencial.
Aquí quiero ser optimista, pero me puede la realidad. Y por eso ya lo decía en el vídeo: solo veo dos posibles candidatos a plantar cara a Android e iOS. En primer lugar, Windows 10, del que espero mucho más por la convergencia que por una interfaz de la que hablaré en un futuro post. En segundo, Cyanogen, una alternativa que parece precisamente un plan B perfecto para que si Microsoft no puede triunfar con plataforma propia al menos lo haga con servicios propios bajo el paraguas de Android. Que tampoco sería mala cosa.
Será gracioso leer esto dentro de 5 años. A ver cómo está el tema entonces. Igual ni existen móviles y todos vamos con relojes o gafas conectadas, vete tú a saber.
Imagen | Jonas-Daehnert