Spotify y el arte de molestar para que pagues

Spotify y el arte de molestar para que pagues
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Tengo una nutrida biblioteca musical que utilizo a menudo para trabajar, pero hasta lo bueno cansa si se repite mucho y uno acaba necesitando explorar otros ámbitos musicales.

Es ahí donde servicios como Spotify son una pequeña maravilla, aunque para mis necesidades utilizo desde el principio una cuenta normal que tiene un único (y lógico) inconveniente: los anuncios.

A diferencia de la web, donde he adquirido la capacidad —como muchos de vosotros— de no prestar nada de atención a la publicidad visual, en Spotify la cosa es difícil, porque esa publicidad que te colocan tras cierta cantidad de canciones es casi insalvable.

Te la tienes que tragar si quieres seguir escuchando la próxima canción de la lista, aunque yo suelo utilizar el lógico truqui de silenciar el volumen del PC (tengo la tecla del Mute encima del teclado numérico de mi Logitech K800). Pero claro, no siempre me acuerdo de activar el volumen de nuevo a tiempo, e incluso me ha pasado que pasan varios minutos en un involuntario silencio laboral porque acabo centrándome en otra cosa.

¿Por qué no escuchar la publicidad sin más? Pues porque yo creo que la publicidad de Spotify está diseñada para molestarte. Sin más. Todos y cada uno de los anuncios que ponen son horripilantes a nivel sonoro: si se publicitan ellos mismos suelen hacerlo con mensajes espeluznantes (si habéis oído el del tipo que canta "Whatafeeeelin" me entenderéis), pero es que cuando publicitan éxitos o listas de reproducción alternativas parece que nunca tienen en cuenta mis gustos: el reguetón (ahora me entero de que se escribe así) es por lo visto el único género que interesa a los 6.000 millones de habitantes del planeta. El horror.

The Million Dollar Homepage se hizo famosa por vender un píxel por dólar. Sigue viva (más o menos)

La práctica de Spotify es, creo yo, un ejemplo magistral de cómo convertir una molestia en un factor convincente para que te suscribas al servicio. Yo ya no pienso en que si me suscribo a Spotify no escucharé publicidad con productos que pueden ser interesantes para mí (que es la idea de muchos otros servicios publicitarios), no. Yo pienso que si me suscribo a Spotify no tendré que soportar esa horrible publicidad.

Que viva la publicidad inútil y molesta.

En realidad la técnica no es nueva y yo creo que cada vez más sitios de contenidos adoptan esa técnica de una publicidad que no solo es invasiva, sino que además es especialmente molesta. Si quieres diseñar banners para convencer a tus usuarios de que se suscriban al servicio "sin anuncios" no los hagas limpitos y elegantes. Usa la paleta de colores más chillona que puedas, que haya animaciones, fuegos artificiales e incluso autoplay de vídeos, luz y color. Molesta al usuario, porque puede que al final consigas que paque por tus contenidos solo por no tener que soportar tu maldita, horrible e inútil publicidad.

Cuidado, que igual me apunto la idea para Incognitosis. Tened miedo.