Revisitando Star Wars (6/6)
Es una pena terminar así, pero había que terminar revisitando Star Wars con una película que dejaba el terreno preparado para convertir a esta saga en el mejor producto de merchandising de toda la historia. Uno que atrajera por igual a niños, jóvenes y adultos, y que jugara con esa psicología friqui que es capaz de convertir una saga globalmente muy deficiente en algo legendario en la industria y la historia del cine.
En “Star Wars Episode VI: Return of the Jedi” precisamente se demuestra eso: que aunque toda la trama básica tiene encanto, su desarrollo, la elección de personajes y los guiones son en su mayoría muy, muy flojos. Cuando ya me había reencontrado con la saga gracias al Episodio V, voy y me encuentro con este truño monumental en el que parece que Lucas ya no sabía ni lo que quería. No tengo ni idea de cómo puede cambiar tanto el enfoque en tres años -los que pasaron desde los episodios quinto y sexto-, pero seguro que alguno de vosotros nos puede ilustrar.
Yo solo puedo hablar de decepción. Hay momentos chulos, desde luego: el rescate de Han Solo está bastante logrado -no recordaba que Bobba Fett acaba así-, la despedida de Yoda tiene su aquel, la batalla entre las naves de la alianza y el imperio mola mucho, y por supuesto el combate final de Luke con Darth Vader -bastante logrado- y el emperador es un momentazo de la saga, pero todo queda empañado por demasiados momentos y personajes que deberían haber quedado eliminados del montaje final.


Por que vamos a hacer, ¿qué naricespintan los osos amorosos en una película que se supone que es épica? ¿Cómo es posible que tengan tal protagonismo? ¿A qué lumbrera se le ocurrió que una panda de osos con armamento de juguete (no lanzas, arcos y flechas, no: lanzas, arcos y flechas de juguete) puedan ser rivales para las tropas imperiales?
Yo de verdad que no lo entiendo. Tuve que resistir la tentación de pasar todo eso y no tragarme esos pasajes absurdos, pero resistí. Mi compañero de fatigas en todas estas revisitas, powernap-man, fue mucho más inteligente: se echo dos o tres de sus power naps de 8 minutos en esos momentos clave. Qué crack. De Endor sólo merece la pena la persecución en los speeders, está claro, porque incluso la forma en la que consiguen desactivar los escudos que protegen a la Estrella de la Muerte es bastante pobre también.
Incluso muchos personajes pierden fuerza en esta sexta entrega. A Han Solo se le ve menos salao, Chewacca sigue en sus trece y no aporta demasiado -aunque supongo que está más agusto con sus parientes lejanos, los Ewoks-, y ni siquiera esa simpática relación entre R2D2 y C3PO tiene ya mucho sentido, aunque Lando sí tiene un papel más curiosete aunque su copiloto es para echarle de comer aparte.
Es otro ejemplo de la multitud de personajes absurdos con los que Lucas parece obsesionado por darnos a entender que los gremlins, los elefantes pianistas, los jabalís reconvertidos a soldados o los pulpos que de repente son los máximos responsables de la estrategia del ataque rebelde tienen sentido. Aquí algunos tienen más salvación que otros -el pulpo, la verdad, no lo hace mal, si es que se puede decir algo así de un pulpo- pero aquí a Lucas se le fue la olla probablemente pensando en la cantidad de muñequitos que podría vender durante generaciones y generaciones. Bien por su espíritu empresarial, mal por convertir buena parte de la película en un gigantesco publirreportaje sobre los regalos navideños de años venideros.

Entre los personajes que salvan un poco la película está desde luego Luke, más maduro -seis años han pasado desde el Episodio IV, pero para él parece que han sido al menos el doble, curioso- y que aquí se convierte en el verdadero Jedi que todos esperábamos. Darth Vader también lo clava y el emperador, que aparece por primera vez físicamente en toda la trilogía original, hace también un papelón. Leia está de nuevo estupenda -aunque por alguna razón parece haber perdido peso en sus responsabilidades con la alianza rebelde-, y eso cierra un poco el repaso al reparto en el que no hay mucho más que contar.
Mi sensación general fue que la película era muy, muy aburrida en muchos momentos, sin ritmo y sin una personalidad clara. O eres una peli de niños, o eres una película épica de ciencia ficción. No puedes ser las dos cosas, y cuando lo intentas pasa lo que pasa. Ni que decir tiene que vi la edición remasterizada con algunos efectos especiales y escenas añadidos tras la producción de los episodios I, II y III, y aquí las buenas intenciones no hicieron más que estropear el producto final. Qué cagada querer mezclar churras con merinas.
Bien por el final feliz, pero mal, muy mal por estropear así una saga que para mi está sobrevalorada hasta el absurdo. Si nos atenemos a las películas como tales, todas podrían haber pasado al olvido fácilmente salvo en el caso de la fabulosa quinta entrega. Creedme cuando os digo que mis notas son hasta benevolentes en mi opinión. Sea como fuere, parece mentira lo que se logra con una buena inversión en marketing.
Lo mejor de todo es que he cumplido mi objetivo: ya estoy totalmente preparado para ver “Star Wars Episodio VII: El despertar de la fuerza”. Este viernes estaré a las 0:01 en Kinépolis como un clavo, y lo confieso, voy porque tengo la estúpida esperanza de que esta sea una peli que de verdad merezca la pena. Los dos tráilers han conseguido que genere esa expectativa -por cierto, atentos a este tema de The Verge sobre la evolución de los tráilers de Star Wars- pero mucho me temo que como en otros casos esas expectativas se verán pronto enfrentadas a la dolorosa realidad. El viernes probablemente os cuente qué tal. Que la fuerza nos acompañe a todos.
Nota IMDB: 8,4/10
Mi nota: 5,3/10
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