RetroMadrid 2013 y las sonrisas

Gente sonriendo.
Es lo que se veía este pasado fin de semana en el Matadero de Madrid, donde se celebraba una nueva edición de RetroMadrid, ese evento que se aprovecha de uno de los pocos sentimientos que unen a los españolitos: la nostalgia y aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y desde luego, parecían mejores tiempos. No en el resultado técnico, pero sí en todo lo demás. Éramos más ingenuos, mucho menos exigentes, y mucho más impresionables. Así que no importaba tener que esperar 5 minutos (con suerte) a cargar un juego con unos gráficos de risa. Aquello era lo más de lo más.
Gente sonriendo.
Eso es lo que precisamente se seguía viendo 25 años después. La misma gente que sonreía entonces ante mitos como el Turrican o el Scramble seguían haciéndolo ahora. Más gorditos, con menos pelo y probablemente con más inquietudes que entonces. Cuando precisamente teníamos tanto tiempo que perder que era impensable plantearse un futuro en el que apenas lo tendríamos. Tanto entonces como ahora eso parecía dar igual cuando uno se plantaba delante de estas máquinas. El tiempo seguía pasando igual de rápido, lo tuviésemos disponible para perderlo o no.
Gente sonriendo.
Es lo que vi incluso en la cola de entrada al evento, sorprendente larga y que confirmó de nuevo que la nostalgia es un sentimiento poderoso. Allí incluso me encontré con un lector de este blog que me reconoció (¡un abrazo, josealun!) y también con un antiguo y gran compañero de la facultad al que no veía desde hacía un porrón, qué momentazo. Y allí también sonreíamos todos los que quedamos para tirar de nostalgia un día al año. Parte de la vieja guardia de PC Actual (¡Juanky, Eloy!) y un viejo competidor (¡Jesper!) con los que da gusto compartir esos ratos. Y entonces entrabas y te encontrabas con un pequeño paraíso.
Gente sonriendo.
Tanto disfrutando de los mitos de 8 bits como de las máquinas de 16 bits. Yo especialmente, porque este año hubo sección especial para mi adorado Amiga. Prácticamente todos los modelos estaban representados allí. Un 4000 armado hasta los dientes, un par de 500s a la venta por menos de 80 euros, accesorios, expansiones, y algún 1200 con el mítico Scala y un mezclador de vídeo demostrando lo mucho que se podía hacer hace 20 años con estas máquinas prodigiosas. Incluso vi en acción Amiga OS 4.1 sobre una placa Sam460ex, y la pinta era estupenda. Como demostrando por dónde podían haber seguido los tiros si la gestión de la gente de arriba no hubiera sido tan nefasta.
Gente sonriendo.
Haciéndolo especialmente ante una de las sorpresas de RetroMadrid: las recreativas. Pude echar un par de partidas al Galaxian (cuántos recuerdos, cuántos), y sobre todo descubrí ese pequeño filón para nostálgicos que seguramente acabe teniendo mucho tirón: el de los bartops, las recreativas rollo "hágaselo usted mismo" que gracias a la emulación (MAME al poder) y a la inclusión de mandos y botoneras profesionales permiten volver a disfrutar de aquellos juegos legendarios. Había allí dos o tres empresas que demostraron el encanto de estas maquinitas (que no son precisamente baratas, por cierto, una decente andaba en los 800 euros), y mentiría si dijese que no se me pasó por la cabeza hacer una pequeña locura. Y como yo, seguro que muchos otros se plantearon lo mismo. De hecho, la idea no ha desaparecido del todo ;)
Gente sonriendo.
Por todas partes. Ganando o perdiendo partidas al Soul Blade (¿cómo es posible que yo pierda? ¡Si era un máquina a ese juego!), jugando al Pole Position o al Space Invaders, comprando viejas cintas, o cartuchos, o maquinitas, o viejas consolas. O inmortalizando el evento, o escuchando las charlas (el único pero del evento: la acústica de la instalación es lamentable y no se oye un pimiento), o comiendo unos sandwiches fuera mientras te sacabas unas fotos saltando, o viendo a algunos de aquellos primeros históricos de la industria de los videojuegos en España (allí andaba una vez más Azpiri, inconfundible, y Andrés Samudio, responsable de La Aventura Original). O simplemente charlando y disfrutando de la nostalgia.
Qué gran evento.