Réquiem por LG

Repaso el archivo de Incognitosis y me encuentro con que nunca escribí prácticamente nada de los móviles de LG. Eso es mala señal para alguien que escribe de tecnología y móviles, y mi sensación es que mi falta de artículos al respecto es totalmente inmerecido. De hecho es patético, porque es casi como si LG no hubiera hecho nada en el segmento de la movilidad, y la realidad es que ha hecho mucho.
El problema es que nada de lo que ha hecho ha funcionado. O casi nada.
Donde sí escribí bastante sobre lo que pienso de LG y sus móviles es en Xataka, donde ya en 2016 hacía una reflexión que básicamente se mantiene cinco años después. El título de aquel tema era "La tragedia de LG: ser valiente y original no sirve (aparentemente) de nada" y ya entonces dejaba claro cómo la marcha de la marca en el segmento de la movilidad era tan triste como su cuota de mercado, que a finales de 2015 apenas llegaba al 4% en el mercado global.
Esa cifra ya era preocupante entonces, pero si hay que reconocerle algo a LG es su valentía absoluta. No paró de añadir ideas que otras marcas no se atrevían a integrar en sus móviles (o que integraron más tarde o de forma casi experimental en modelos "B"), pero a pesar de ello nunca acertaba ni con la idea ni con el momento de ponerla en escena.
En LG se conjugaba todo: nunca llegaron con el cacharro adecuado en el momento adecuado. Tuvieron mala suerte, seguro, pero también eligieron mal las prioridades y los momentos de apostar por ellas. Demasiados esfuerzos efectistas (el LG Wing es un buen ejemplo de ello), diría: cosas que servían para dar titulares, pero que no eran prácticas o válidas para diferenciarse realmente de la competencia.


Recuerdo por ejemplo el debate con el plástico. El LG G2 de 2013 tenía carcasa de plasticurri, y la competencia usaba metal en la gama alta. Lo hablábamos entonces en algún encuentro de periodistas y me acuerdo perfectamente de uno de ellos —no diré el nombre— que si no dijo 100 veces que el plástico no era "primium" (así, con i) no lo dijo ninguna.
A toro pasado, claro, se ve que aquello era una soplapollez: un móvil no es mejor por tener carcasa de metal, de cristal o de zafiro. A ver, puede ayudar tener cierto material para según qué cosas (antenas), pero un móvil es mejor que otro por muchas otras cosas mucho más importantes. Yo creo que LG tenía buenos móviles que simplemente eran peores que la competencia. Unos tenían mejor cámara, otros carcasas de metal primium y otros mejor relación precio/prestaciones, simplemente.

La mayoría de los competidores supieron ir a lo práctico: vamos a dejarnos de historietas y a lograr sacar mejores fotos, a tener más batería o ser más eficientes o más potentes o qué leches, vamos a poner una trasera de cristal primiumprimium. Y mientras ahí tenéis a LG, que quiso:
- Poner pantallas grandotas 2K (2014, LG G3, demasiado pronto).
- Traseras de piel vegetal (2015, LG G4, demasiado polémico).
- Móviles modulares (2016, LG G5, inútil, la gente prefería cambiar de móvil entero, no sustituir sus partes).
- Pantallas 2:1/18:9 en lugar de 16:9 (2017, LG G6, formato raro que luego acabamos viendo por todos lados cuando llegaron los móviles sin marcos).
- Poner un apellido infumable (2018, LG G7 ThinQ, por favor, quitad eso).
- Gestos a distancia (2019, LG G8 ThinQ, efectismo sin parangón), hablé de ello en Xataka.
- Dejar de usar números (2020, LG Velvet, de repente ponen nombres a los móviles, raro).
Acompañando a todas esas ideas había otras igualmente llamativas de primeras, pero poco prácticas de fondo. Recuerdo especialmente los LG G Flex y su pantalla curva, pero los LG Wing de hace unos meses no ayudaron y hace poco también presentaron el concepto del LG Rollable que era una extensión de aquello de "una solución buscando un problema que resolver" y que ya está confirmado que no sacarán al mercado.

Estoy sacándole mucha punta a LG, pero es que es punta merecida. Es como ese hijo que te sale despistao y no acaba de encontrar su camino. La sensación con LG es esa: la de que nunca encontró ese camino para competir a pesar de tener ideas estupendas que como digo llegaron demasiado pronto o de formas raras.
De hecho había algunas cosas que siempre envidié de los LG. Sobre todo su mimo por el apartado del sonido: en la familia G aquello no era tan claro, pero en los V siempre tenías unos DAC del copón que teóricamente hacían que la música se escuchase mucho mejor. Con mis célebres oídos de corchopan eso hubiera dado igual, pero creo que era un apartado que no explotaron apenas. Recuerdo también alguna opción de vídeo que permitía mantener el foco o desenfocar el fondo, no lo sé precisar, pero lo que también me molaba (aunque fuera efectista) fue el concepto de pantalla doble del que ahora todo el mundo habla con plegables o flexibles pero que cuando LG trató de lanzar descartamos como una solución B. No era primium, supongo, pero me hubiera encantado que hubieran sacado esa opción con una pantalla de tinta electrónica, por ejemplo.

El caso es que todo dio igual. Intentara lo que intentara LG, sus móviles nunca acababan de cuajar. Asistíamos al Mobile World Congress y los lanzamientos diciendo "sí, los LG están ahí en primera línea" pero (casi) nadie los compraba. ¿Por qué? Pues porque los otros sacaban mejores fotos, o tenían más batería, o eran más baratos teniendo especificaciones similares (ahí los chinorris arrasaron con la competencia, ya se sabe).
Eso, claro, dejó a LG en una incómoda tierra de nadie. Sin entrar en el barro y sin ofrecer batalla a los Xiaomi por un lado, y sin poder competir con Apple, Huawei (antes) o Samsung en la gama alta porque sus móviles eran (ciertamente) mejores donde realmente importaba. Así no había forma.
Me siento fatal por LG, y probablemente me sienta igual de mal con otras que vienen detrás: Sony y HTC están en una situación muy parecida y diría que acabarán renunciando también a un mercado inmisericorde. Eso es una tragedia, porque de repente perdemos una alternativa que con sus luces y sus sombras tenía cosas estupendas.
Hasta siempre, móviles de LG.