Réquiem por la convergencia de Ubuntu

Ubuntu abandona el sueño de la convergencia, y eso, amigos míos, es una verdadera tragedia. Lo es al menos para mí, y me parece aún más triste que esa derrota haya sido acogida con tanta alegría por parte de los linuxeros.
Esa es probablemente la parte más amarga de una comunidad de usuarios excepcional en casi todo lo demás. Las sectitas. Los talibanitos que hacen de las flame war su deporte nacional. Parece más importante odiar GNOME o KDE, o Ubuntu o Arch Linux, o Unity o GNOME Shell, o emacs o vi (cómo no) que limitarse a amar lo prodigiosos que son cada uno de estos desarrollos por sí mismos y en su conjunto. Es una penita.
Por eso ver Reddit plagado de comentarios tipo "About fuckin' time" o de "Thank heavens. I hated unity so much" me parece tan triste. ¿De verdad os alegráis del fracaso de que un proyecto Open Source tan valiente? ¿De verdad os molestaba tanto que alguien tratase de hacer algo distinto? Ubuntu, la distribución que logró dar a conocer Linux a mucha más gente, logró generar tantos amores como odios, y esos cambios planteados por Shuttleworth y sus chicos molestaron a muchos. Lo comenté ya entonces en Osphérica, aquel blog linuxero que monté tras salir de MuyLinux y que tuve que abandonar por falta de tiempo.


Es en Hacker News donde afortunadamente encuentro empatía y donde un usuario expresaba básicamente lo mismo que yo sentí ayer al leer la noticia:
Love or hate it but Unity was IMO the best shot we had at getting an open source unified phone, tablet and desktop experience...and now this is effectively Canonical not only shutting down Unity, but refocusing efforts away from convergence and towards more traditional market segments. I mourn the death of this innovative path.
That said, hopefully this convergence with GNOME will eventually lead back to convergence...but for now that dream is dead it would seem.
Exacto. Puede que Unity distara mucho de ser perfecto, pero era la única alternativa real que estaba intentando luchar contra gigantes como Google, Apple o Microsoft. Es curioso como siempre que alguien trata de hacer las cosas de forma diferente acaba normalmente machacado por esa terca mayoría a la que los cambios le aterrorizan.
Mark Shuttleworth nos abrió los ojos a muchos aquel 31 de octubre de 2011. De repente Ubuntu ya no era una distribución Linux al uso, y se abría la puerta a una idea loca: meterlo en un móvil y lograr que tu próximo PC fuera tu smartphone.
Aquello no cuajó. Unos cuantos creímos en el sueño y apostamos por ese mágico dispositivo llamado Ubuntu Edge, pero vimos como aquello se convirtió casi en una pesadilla. No solo no se logró financiar aquel proyecto, sino que cuando por fin pudimos probar Ubuntu for Phones en un teléfono de verdad nos dimos cuenta de que la plataforma estaba —en casi todo— muy lejos de lo que esperábamos. Lejísimos.
Aquella mala impresión no mejoró con el tiempo. De hecho, empeoró. De las promesas pasamos a las realidades. Cuando hace un año Canonical volvió a prometer que esa convergencia estaba cerca yo tuve que ser objetivo y crítico para reconocer que no me creía el cuento. Si Canonical seguía ese camino, lo tenía crudo. Me da mucha pena haber tenido tanta razón.
Queda por ver en qué queda realmente Ubuntu a partir de ahora. En el anuncio de Mark Shuttleworth hablan de abandonar el trabajo que se había hecho sobre Unity8, pero el actual Unity ya corría sobre GNOME, así que no se entiende muy bien lo que dice de que "cambiaremos nuestro escritorio Ubuntu de nuevo a GNOME en Ubuntu 18.04 lTS". ¿Se refiere a GNOME Shell? Yo diría que sí, sobre todo tras la confirmación en Ars Technica de que Mir también queda atrás y en Canonical apostarán por Wayland. Vamos, que la combinación debería ser similiar a la que ahora propone esa Fedora 25 que estoy probando en el PC, y que no debería distar mucho en su experiencia de usuario de lo que ya ofrece Ubuntu en su edición GNOME y que también probé hace poco en una beta de la 17.04.
No temo por el futuro de Ubuntu, que seguramente recupere a parte de los exiliados que tanto odiaban Unity y que podrían convertirse en hijos pródigos. Para Canonical la decisión, aunque dolorosa, era empresarial y financieramente lógica, y ahora se dedicarán a lo que hace ruido, que es la nube y esa internet de las cosas que a mí sigue sonándome a cuento de hadas y argumento perfecto para los vendemotos.
Por quien temo es por unos usuarios que no supieron ver que lo que proponía Ubuntu, por muy raro, diferente u odioso que les pareciera, podía haber cambiado el mundo para bien. Un poquito, al menos. Alegrarse de que ese sueño haya fracasado es tan trágico o más que el fracaso en sí.
Descansa en paz, convergencia ubuntera. Fue bonito mientras duró.
Actualización (07/04/2017): Daniel en los comentarios nos avisa a todos del artículo de The Register en el que nos cuentan cómo a esa decisión se le han sumado ahora despidos y recortes. Entre otros, los de la gente que estaba trabajando en Unity, recolocada o fuera de la empresa. Buf. Es una cruel consecuencia lógica de abandonar un proyecto tan ambicioso para buscar el nuevo foco con reestructuración incluida a la hora de optimizar recursos. Es la triste realidad económica, qué pena (de nuevo).
Actualización (10/04/21017): los comentarios de Shuttleworth en un post en Google+ dejan claro que acabó hasta las narices de los talibanes que usan el software libre para librar batallitas. "Fuck that shit", terminó diciendo. Lógico, claro.