Releyendo 'Fundación', de Asimov

Releyendo 'Fundación', de Asimov
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Solo me falta morderme las uñas de los dedos de las ganas que tengo de ver la serie de 'Fundación' que se estrenará en Apple TV+ el próximo 24 de septiembre. Es, con la excepción de 'Top Gun: Maverick' —que han vuelto a retrasar, hasta mayo de 2022 nada, argh— el estreno de peli o serie que más espero desde hace tiempo.

En el caso de 'Fundación' la incertidumbre es aún mayor. Los tráilers de la secuela de 'Top Gun' dejan bastante claro por dónde van los tiros, así que no espero grandes sorpresas. Con la adaptación de la obra de Asimov hay muchísimas dudas, y con lo que he visto en el tráiler me he quedado con más ganas de las que ya tenía de ver el resultado de esa adaptación.

Sabiendo que la estrenarían tras el verano, aproveché para comenzar a revisitar toda la saga. La leí por primera vez cuando estaba en la facultad: el trayecto en el 591 desde Aluche al infernal Campus de Montegancedo daba algo de tiempo para leer, y un conocido de entonces cuyo nombre no recuerdo —sí su cara, es curioso cómo funciona la memoria— me fue dejando todos los libros.

Me los estoy leyendo en un orden un poco raro, que es el que ya seguí cuando los leí en la facultad. Primero la trilogía original, ('Fundación' (1951), 'Fundación e Imperio' (1952), y 'Segunda Fundación' (1953)). Luego las precuelas , ('Preludio a la fundación' (1988) y ' Hacia la fundación' (1993)) y por último las secuelas ('Los límites de la Fundación' (1982) y 'Fundación y Tierra' (1983)).

De momento he terminado la trilogía original (no recordaba que fueran tan cortitos, te los lees en un pispás), y hace poco también me terminé 'Preludio a la fundación'. Mientras que de la trilogía original recordaba bastantes cosas importantes, de este último no me acordaba absolutamente de nada. Me empieza a pasar como a mi madre: no pasa nada por releer un libro porque no me acuerdo de casi nada de él.

Eso, que tiene su desventaja, es también una ventaja cuando lees cosas que sabes que te gustaron. Mi padre de hecho parecía tenerlo bastante claro —él también releía bastante— y siempre le ponía nota a los libros cuando se los terminaba. "Buena", "Mala" o "Regular", según tocase. Lo malo es que el muy cabrito —perdón, papá— lo escribía al principio del libro, a lápiz, en alguna página que inevitablemente acababas viendo.

Pero releer sin acordarte de nada tiene como digo esa ventaja de que revisitas lugares conocidos en los que fuiste feliz. Decía Sabina en la maravillosa 'Peces de ciudad' que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver, pero yo no estoy tan seguro de eso. Es bueno revisitar lugares y libros para volver a disfrutarlos. El recuerdo bueno siempre queda, y quizás acabe algo manchado (esto no es para tanto como recordaba), pero oye, que te quiten lo bailao. Ya lo disfrutaste entonces.

Pero me estoy yendo por las ramas, porque la conclusión de esta revisita a 'Fundación' es que uno la ve con distintos ojos con la edad. De la saga solo recordaba que me encantó, que la historia me parecía brutal. No recuerdo ningún matiz especial en la historia más de la trama principal, y tampoco me paraba entonces a analizar lo bien o mal que escribía Asimov.

Esta relectura es distinta. Es curioso, pero leyéndole ahora me doy cuenta de que Asimov era un escritor simplón. Pero simplón a tope, con una prosa lineal, sencilla y clara, sin complicaciones. Sin apenas descripciones, con mucho diálogo poco creativo, sin florituras.

Entiendo que lo hiciera así. Asimov era el Mozart de la literatura. Escribía sin parar, y fue uno de los autores más prolíficos de la historia (si no el que más). Ya mencioné en '¿Cuánto escribes al día?' cómo ya en 1969 The New York Times le dedicaba un artículo (que podéis leer aquí online) al 'hombre de las 7.560.00 de palabras". Qué buen titular, por cierto. Investigando un poco luego leí declaraciones de Asimov en las que se defendía de quienes decían lo que yo estoy diciendo. A quien le llamaba simploncete, Isaac les respondía esto:

"Hace tiempo que decidí seguir una regla fundamental en todos mis escritos: ser claro. He renunciado a toda idea de escribir de forma poética o simbólica o experimental, o en cualquiera de los otros modos que podrían (si fuera lo suficientemente bueno) conseguirme un premio Pulitzer. Me limitaré a escribir con claridad y, de este modo, estableceré una cálida relación entre mis lectores y yo, y los críticos profesionales… Bueno, ellos pueden hacer lo que quieran".

La declaración de intenciones es contundente y válida, pero como digo a mí me ha sorprendido eso tras todos estos años. No lo había captado entonces, pero es algo que literalmente me ha resultado evidente ahora, quizás porque estoy más leído y también bastante más escrito. Que Asimov sea simploncete no es malo, ojo. Prefiero mil veces eso a esos autores que se enrollan en párrafos interminables con descripciones milimétricas de todo (poned una foto, coñe) y buscan rizar el rizo con todo tipo de figuras literarias para no contar las cosas de una forma "simple". En literatura, como en tantas otras cosas, la mayoría de las veces para mí menos es más.

Lo otro de lo que me he dado cuenta al revisitar 'Fundación' es que la historia central es desde luego lo importante, pero hay toda una retahíla de críticas sociales que van saliendo a la superficie a medida que avanzas en los libros. Me he dado cuenta de que lo que Asimov contaba del Imperio y de Trántor en sus libros era (creo) un reflejo de lo que él sentía que estaba pasando en nuestro planeta, y su forma de contarlo era trasladarlo a una obra de ciencia ficción que (tercer descubrimiento) es en realidad poco ficticia en muchas cosas.

Resulta curioso cómo Asimov pinta un futuro muy futuro (miles de años a partir de nuestra época actual, a saber cuántos) en el la tecnología, la verdad, es bastante cutre. Entiendo que en los años 50 fuera más difícil predecir ciertas cosas, pero ostras, los trantorianos, privilegiados del Universo, vivían casi peor que yo en mi mini-resort burgués. Como visionario tecnológico Asimov, al menos en su trilogía original, es limitado y simplón, y supongo que cuando continuó el trabajo en los 80 y los 90 ya tenía que aguantar con la herencia de los libros originales. Los ordenadores que aparecen en los libros son básicamente reflejo de los mainframes que había en los años 50, y la presencia de otros elementos actuales es curiosa y sorprendente.

Todo eso, insisto, no importa demasiado. 'Preludio a la Fundación', algo más engorroso que la trilogía original en su comienzo, va de menos a más y tiene un final apoteósico. El quinto parece ir en esa misma dirección, y tengo ganas de leereme ya los dos que me quedan, aunque lo haré sin demasiada prisa.

Si tengo ganas luego ya me meteré en la serie de los robots o la del Imperio Galáctico (en este wiki fandom lo explican bien). Algunos de esos libros también los leí (creo de hecho que me leí toda la serie de los robots, pero no recuerdo casi nada), pero lo que quería expresar aquí es que a pesar de mis críticas y mis quejas, la saga de 'Fundación' sigue siendo maravillosa por su originalidad y, que conste, por su simplicidad.

A ver ahora qué han hecho con la adaptación. Diría, por lo que he visto en el tráiler, que van a cubrir solo parte del primer libro, y si es así tenemos serie para rato. Eso, claro, mola, y Apple podría estar ante su particular 'Juego de Tronos' si sabe jugar bien sus cartas. Veremos.