¿Quo Vadis, Apple?

No sé si lo veis. Probablemente la mayoría no, porque estas críticas mías parecen caer en saco roto a pesar de que quien os habla es un visionario que supo ver por ejemplo que Palm lo tenía crudo . También me he colado otras veces, y si no mirad mi incomprensión del mercado de los tablets, a los que nunca les vi demasiado sentido.

Con Apple me suele suceder que tengo más razón que un santo, pero nadie me hace caso. Llevo tiempo criticando mucho de lo que hacen, pero lo hago, y últimamente insisto mucho en esto, como ese padre que ve que su hijito no está desarrollando todo su potencial. Para mí Apple es en casi todo un símbolo de la decepción tecnológica. Ocurre con otros fabricantes y sus productos, desde luego, pero con Apple la cosa es especial y preocupantemente frecuente.

El caso es que aquí me tenéis, tras unas breves vacaciones en las que he disfrutado mucho de las playas gaditanas (no tanto de su atún) y en las que he desconectado bastante. Por cierto que en esa desconexión hay historieta, pero eso ya lo contaré. Hoy como venía diciendo toca hablar de Apple y de lo mucho que está haciendo mal.

De todo eso malo, lo más preocupante es que Apple incluso se está traicionando a sí misma en algo que siempre parecía seña de identidad de la empresa:

La atención al detalle.

Allá donde otros se descuidaban o simplemente pasaban, Apple brillaba con luz propia. Era la empresa en la que podías confiar por sus productos y soluciones hardware y software (casi) redondas, en las que era difícil encontrar defectos o limitaciones que ellos mismos no hubieran impuesto por su obsesión controladora. Pero fuera de eso, los productos estaban niquelados. Evolucionaban y mejoraban, claro, pero de primeras eran la pera limonera.

Y de repente dejaron de serlo.

La lista de ejemplos no es especialmente larga, pero el problema es que últimamente está creciendo de forma preocupante. En el ámbito del software tenemos como gran ejemplo a un

OS X

macOS que ofrece mejoras rácanas cada año, que empieza a tener problemas de seguridad medio importantes o con aquella crítica razonada titulada 'Apple has lost the functional high ground' que hizo Marco Arment, pero es en el hardware, especialmente mimado por Apple, donde últimamente han empezado a sonar las alarmas.

No hablo ya de los antiguos antennagate o bendgate que nos dieron material para criticar a la incriticable Apple. Hablo de lo que está pasando en los últimos tiempos con los iPhone 6 y su throttling, los retrasos y limitaciones con las que salieron sus HomePod, el polémico notch que ya no importa tanto, la ridiculez de carga del Apple Pencil, los MacBook Pro y sus teclados o, ya puestos, los novísimos y carísimos MacBook Pro que puedes comprar con los teóricamente potentes Core i9. Y entonces te los compras, te dejas un pastizal y aquello rinde menos que los MacBook Pro anteriores con los Core i7.

¿Cómo es posible?

Mi compañero Juanky lo explicaba esta mañana en Xataka de forma clara y cristalina, y la conclusión era contundente y, al mismo tiempo, imposible.

Apple no ha prestado atención a los detalles.

No lo ha hecho o, peor aún, no lo ha querido hacer esperando quizás que nadie se diese cuenta. Pero hoy más que nunca la gente se da cuenta de estas cosas, y estos últimos últimos síntomas que afectan a Apple a mí me siguen oliendo muy mal. Me huelen a una empresa que casi no escucha a sus usuarios, que descuida casi todos los productos y que, atentos, empieza a ser criticada por sus propios usuarios, algo que era impensable hace menos de una década.

No creo que nada de esto importe demasiado. Apple ha salido de otras y es más que probable que salga de esta. Y sin embargo creo que algo puede estar cambiando en Apple para mal. Algo peligroso y que si no logran controlar a tiempo podría significar un cambio de tornas. O vuelven a prestar atención a los detalles, aquello que les definió por encima de todo lo demás, o están apañados. No necesariamente porque ellos dejen de hacerlo —siguen vendiendo como churros todo lo que sacan— sino porque lleguen otros que aprovechen ese talón de Aquiles.

No será hoy, ni el mes que viene, ni el año que viene. Pero si no corrigen el camino, pasará.

Y si no, al tiempo.

Actualización (26/07/2018): Apple reconoció el problema y lanzó una actualización software para solventarlo. Aparentemente lo ha logrado, así que todo acaba bien. Salvo por el hecho de no haber detectado el problema de primeras, claro. Al menos han reaccionado rápido, pero el daño para su imagen ya está hecho.