Quiero mi cámara, y la quiero ya

Nuestra obsesión con las pantallas sin marcos está llegando a límites insospechados y a piruetas técnicas que empiezan a plantear no nuevas soluciones, sino nuevas problemas. Es al menos lo que pienso tras ver el Oppo Find X que ya han mostrado en The Verge en exclusiva (el resto del mundo lo verá esta tarde en París), un smartphone cuyo frontal es casi todo pantalla (93,8% según Oppo) y que para ello sacrifica no solo la cámara frontal, sino el lector de huella y, atención, las cámaras traseras.

De hecho el Oppo Find X hace el doble mortal con tirabuzón a la hora de esconder las cámaras. El Vivo NEX iba en esa misma línea hace muy poco y presumía de cámara frontal desplegable. En el Oppo Find X lo que tenemos es una parte superior desplegable que es la que permite acceder a las cámaras frontal y traseras. Es un despliegue técnico maravilloso y espeluznante, sobre todo porque genera más problemas de los que soluciona.

Porque queridos señores de Oppo, ¿cuántas veces voy a poder activar la cámara sin que ese sistema (mecánico) se rompa? ¿Por qué tengo que esperar 0,5 segundos a que esa cámara haga acto de presencia no ya para sacar un selfie, sino para sacar una foto de calidad con esa (veremos si es prometedora) cámara dual?

Yo, la verdad, no entiendo este dispositivo. Una de las grandes revoluciones de la telefonía móvil es que ya nuestros teléfonos no son smartphones, sino smartcameras. Sacamos fotos constantemente porque podemos hacerlo. Porque es rápido, indoloro e incoloro. Y de repente nos encontramos con un mecanismo que lo hace todo más complicado y arriesgado por esos malditos marcos que nadie quiere ver.

No sé cómo se comportará el dispositivo, pero es que aparte de esa limitación nos encontramos con la ausencia de sensor de huella, y aquí, como en el iPhone X, todo se centra en el reconocimiento facial, que no es precisamente infalible y que se me queda corta como alternativa única, al menos a priori. Nada de resistencia al agua, nada de carga inalámbrica, pero eso sí, pantallote de 6,4 pulgadas que desafía la razón y demuestra que se nos está yendo un poco la pelota con las diagonales.

De verdad entre el notch y esto prefiero mil veces el maldito notch. Ahí lo dejo.