¿Quién ganará la batalla de los convertibles?
Voy un poco apretado de tiempo hoy así que voy a aprovecharme de mi fantástica pero poco celebrada labor en The Unshut para reutilizar el post que ayer escribí allí. En “Apple, Microsoft and the future of convertibles” reflexionaba sobre un segmento que se ha convertido en la tabla de salvación de los tablets, pero lo hacía sobre una idea previa.
Eduardo Archanco me avisaba vía Twitter de una columna de opinión de Paul Thurrot, que tenía fama de fanboy de Windows pero que desde hace tiempo emite juicios bastante coherentes sobre los productos y servicios de esta y otras tecnológicas.
Lo demostraba precisamente con esta reflexión en la que algo quedaba claro: que los Surface hubiesen enseñado el camino hacia esos equipos convertibles del futuro no significaba que fueran a ser los ganadores de la batalla. Y cito:
And that’s the bit that Microsoft needs to figure out. Surface can see a certain level of success … as a PC. But if Microsoft wants to expand this product beyond that niche usage, it will need to fix the entire Windows ecosystem, a daunting and perhaps impossible task. But all Apple needs to do is keep chipping away at iPad Pro, which already outsells Surface. Imagine how bad it will get when the functionality catches up.
Soy de la opinión de que por el momento cuando piensa en productividad lo que hace es pensar en un sistema operativo de escritorio (Windows, OS X, Linux). Microsoft lidera el nicho de los convertibles dirigidos a la productividad porque prácticamente no tuvieron que hacer cambios a sus Surface en materia de software. Estos equipos funcionan bien como alternativas al portátil y cualquiera que los use sabe que se encontrará con una experiencia y un flujo de trabajo prácticamente idénticos al que tendría con un portátil convencional o un PC de sobremesa.


En el iPad Pro las cosas son muy distintas, claro. El equipo funciona muy bien como dispositivo de consumo -algo que el iPad siempre ha hecho de manera magistral- pero no se comporta tan bien en el tema de la productividad, donde cosas como una multitarea más potente, un buen gestor de ventanas o incluso un explorador de archivos (seguro que te puedes acostumbrar, pero a mí me resulta imprescindible a día de hoy) son algunos de los elementos que un usuario identifica con un “entorno productivo”.
La pregunta es cuál de estos contendientes acabará haciendo bien lo que ahora no hace. Los Surface pueden funcionar como dispositivos de consumo de contenidos, desde luego, pero el modo Tablet de Windows 10 no es tan bueno ni en catálogo de aplicaciones dedicadas ni en la experiencia de usuario.
La cosa mejora para iOS, que está avanzando en el terreno de la productividad y que tiene una ventaja patente: los desarrolladores querrán apostar por la productividad en esta plataforma porque saben que el usuario que paga está en estos dispositivos, y no tanto en aquellos basados en Windows (o en Android, ya que estamos).
Sospecho que Apple y Google tienen un camino menos complicado a la hora de conquistar ese “convertible perfecto”. Remix OS nos ha enseñado eso, y además hay que tener en cuenta algo que una y otra vez acaba siendo una realidad: los chavales ya no crecen utilizando un PC: crecen usando un móvil o una tablet. O lo que es lo mismo: para ellos lo familiar no es ya Windows, sino iOS o Android.
Si esas plataformas logran atajar el problema y convertirse en buenas plataformas para la productividad, Microsoft podría enfrentarse más temprano que tarde a un verdadero problemón. Es el problema de Windows 10: que aunque el enfoque universal mole, las nuevas generaciones no lo están oliendo. Achtung, Microsoft.