Quedémonos sin saberlo

Hace algún tiempo un
amigoconocido+ me recomendó una película curiosa: 'Mientras seamos jóvenes'. Ben Stiller y Naomi Watts se encuentran con una pareja jovencita, Adam Driver y Amanda Seyfried, que parecen muy enrolladetes. Una noche quedan a cenar, surge una duda en la conversación y Ben Stiller hace el gesto que todos haríamos: saca el móvil y dice, un momento, voy a buscarlo. Entonces Adam Driver se pone en plan gurú y con cara seria y reflexiva le dice:
—No. Quedémonos sin saberlo.
La frase es genial, y deja a Stiller y Watts atontados. Que es como nos quedaríamos todos si alguien nos impidiera ahora mismo recurrir al teléfono o al smartwatch para consultar ese dato del que no nos acordamos y del que ni siquiera nos tenemos que acordar ya. No lo necesitamos, porque para eso tenemos estos cacharritos que nos vuelven un poquito más perezosos cada día.
La frase me ha conquistado, y desde entonces la usamos de cuando en cuando en casa medio en broma medio en serio. Sirve de recordatorio simpático (y terrorífico) de cómo una vez más nos estamos dejando llevar por las comodidades de la vida moderna, y cómo eso está haciendo que no nos esforcemos.
A ver, no voy a pecar de hipocresía aquí. En el mini resort burgués en el que vivo muchos bromean conmigo y me llaman directamente 'Ok, Google', pero es que me lo he ganado. Normalmente caigo en la tentación y como llevo el smartwatch a menudo acabo haciéndole preguntitas de todo tipo para ver cómo se porta el asistente de voz de Google y, claro está, para molar más.


Lo cierto es que en mi caso la tentación es demasiado fuerte. Mi memoria es
lamentableselectiva (post de 2008, recordaba que lo había escrito así que tan mal no estoy), pero no puedo resistir el impulso de saber lo que no sé. O al menos, intentar saberlo. O de recordar lo que no recuerdo, que es peor porque al menos debería hacer el esfuerzo de recordarlo durante unos instantes.
A ese problema se le suma otro: el hecho de que internet no es el oráculo. Eso ha quedado patente con el escándalo de las noticias falsas y la conclusión obvia del 'no te creas todo lo que leas', pero también con temas como el que mencionaban hoy en Gizmodo con un contundente 'Reminder: The Internet Is Not a Doctor' al hablar del nuevo soporte de WebMD en Amazon Echo. Como señalan allí:
Amazon’s voice-controlled personal assistant, Alexa, now enables hypochondriacs and armchair physicians to ask WebMD for medical advice. This seems like an awful idea, because it is. The internet is not a doctor.
Efectivamente, si hay algo que no deberías mirar nunca en internet es información relativa a enfermedades. Como bien indica ese párrafo, hay demasiado hipocondriaco y wannabe de doctor de medio pelo que se crecen ante la vasta información de la red de redes, pero aunque siempre haya recursos válidos (bendita Wikipedia), incluso teniendo buena información el contexto y la experiencia son en este caso demasiado importantes. Os dejo caer en la tentación para otras cosas, amigos lectores, pero recordad el lema aún más en temas de salud.
Quedaos sin saberlo (e id a un doctor de los de verdad).