Pixel 4 y el smartphone sin espíritu

Pixel 4 y el smartphone sin espíritu
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No entiendo a Google. Que una empresa tan poderosa presente así los Pixel 4 (y los Pixel 4 XL) es para escribir un libro. O un post, que es lo que estoy haciendo yo. Estamos ante el que probablemente será el mejor smartphone fotográfico de los próximos meses, y toda la prensa lleva meses atenta a qué podría dar de sí este móvil. El más filtrado de la historia, de hecho, porque para cuando se ha presentado había poco (o nada) que no se supiera ya.

Pero ahí tenéis a los chicos de Google, presentando el móvil como si en realidad no quisieran hacerlo. Aquí tenéis la presentación, por si no os lo creéis. Rick Osterloth, mandamás de la división, es un sangre horchata, el pobre. Entre su tono de voz y ese escenario caserín daban ganas de echarse una siesta, y no tanto de sorprendernos mínimamente con un móvil que aburrido en casi todo, pero que no lo es en lo que más importa: sus cámaras.

Precisamente esa fue para mí la parte más interesante de la presentación exprés. Marc Levoy, ingeniero distinguido en Google (atentos a su CV, ha hecho unas cuantas cositas de interés) explicaba en el evento la magia de la fotografía computacional, que de magia, confesaba él mismo, tiene poco. Todo es física y matemáticas, aunque metía la pata excusando la ausencia del gran angular. "Es divertido, pero el telefoto es útil". Tras jugar con ambos en las últimas semanas en mi P30 Pro diría que ambos son divertidos y ambos son útiles. Pero claro, el Pixel 4 no tiene gran angular, así que tienen que salir por algún lado.

Dicho lo cual, la promesa de los Pixel 4 es interesante, aunque a estas alturas ya no sea rompedora. De hecho el avance de los iPhone 11 con esas tres cámaras parece especialmente destacable, y espero que podamos ver pronto una comparativa de ambas cámaras (y quizás de otras como la de los Galaxy S10, Los Note 10, los P30 Pro o los Mate 30) para valorar cuál es mejor y en qué situaciones. Dudo que haya diferencias demasiado notables a estas alturas, pero desde luego si hay alguno con papeletas ese es de nuevo el Pixel 4 de Google, que en fotografía computacional se ha convertido en un prodigio que —curiosamente— ninguna otra empresa ha podido igualar a estas alturas.

Por lo demás el Pixel 4 me parece un móvil frío, sin espíritu. Quizás sean esos horrorosos fondos de pantalla por defecto con el que lo han presentado. Quizás el que no hayan aprovechado sus pantallas OLED para plantear unas capturas, vídeos y presentación con imágenes mucho más vivas, no sé. En general la sensación que me han transmitido quienes han participado en la presentación no ha sido la de "¡Eh, este móvil es la caña, tienes que comprarlo!" sino "Bueno, oseayasabes, mira, tenemos un nuevo móvil y no está mal".

Y no está nada mal, ojo: me alegra especialmente que integren pantalla con frecuencia de refresco de 90 Hz, una tendencia que parece que se convertirá en la norma en 2020 y que sin duda contribuirá a que todos lo veamos todo mejor en nuestros móviles. Me alegra que integren la tecnología de reconocimiento de gestos para manejar el móvil sin manos en según qué casos (aunque esto es un poco gimmick), y me entristece, eso sí, que no haya lector de huellas en el frontal, aunque el reconocimiento facial parece que funciona más rápido y cómodo incluso que el de Apple (aunque no sé si será más o menos seguro).

De hecho, me sorprende el contraste entre eventos como Google I/O, montados a lo bestia para que todos flipemos con las opciones del nuevo asistente de Google (están disponibles en inglés, en español tardarán unos meses), con la grabadora que transcribe audio (brutal, también en inglés por ahora). Ese evento estaba diseñado para maravillarnos, pero este, insisto, parece hecho para cumplir con la papeleta, sin más. Es cierto que en muchos sentidos el Pixel 4 llega tarde —el Snapdragon 855 como que ya no emociona a nadie, pero tampoco hay más opciones—, y diría que aquí Google debería hacer un esfuerzo por adelantar su lanzamiento o al menos por hacerlo más impactante.

Creo que el Pixel 4 se merecía mucho más. Se merecía ser un móvil  con espíritu. Y a mí este móvil me parece un aburrimiento ya desde el minuto cero. Que igual me equivoco, pero otros por lo menos se esfuerzan en disfrazar el hecho de que al final todos son demasiado parecidos. En Google ni siquiera se han esforzado demasiado en esconder esa realidad.

Mal.