Pixel 3 y la Teoría del Fraude Tecnológico™

Llevo una década trabajando en la Teoría del Fraude Tecnológico™. Voy sumando más y más análisis a medida que las grandes de la industria lanzan nuevos productos, y una y otra vez tiemblo al pensar que quizás alguna eche por tierra mi descubrimiento. Que la Apple, la Microsoft, o la Google de turno se saquen de la chistera un producto que por fin no sea un fraude. Aquí me vendréis los de siempre con eso de que "oye, que esto son productazos con un diseño, construcción y experiencia de usuario notables, no son un fraude". Bueno, yo me entiendo. Para mí no son fraudes fraudes. Son fraudes. Fraudes by JaviPas™, ya puestos.
Pero nada. Pasan los años y los lanzamientos de unos y otros no hacen más que confirmar mi teoría. Hoy he decidido descubrir mi hallazgo tras todos estos años de experiencia, tras un trabajo ímprobo que me ha tenido en la cuerda floja durante noches enteras. Durante decenas de eventos en los que aún seguía esperando por algo remotamente parecido a una sorpresa. La teoría del fraude tecnológico™ llega a la siguiente conclusión:
Si es más nuevo y es más caro, seguro que es mejor
Mola, ¿eh? Ya sé, ya sé. No os parece nada nuevo, pero puede que por esto me den un premio Nobel, porque algún día escribiré el libro con esos hallazgos que muestran que esta perogrullada me convierte en un gurú económico y social. Otros lo han logrado, así que, ¿por qué no iba a hacerlo yo también?
La última demostración de esta teoría me la ha dado el lanzamiento del Pixel 3 y el Pixel 3 XL, a la que se han unido dispositivos ocmo el Pixel Slate o el Google Home Hub, que también se unen a la retaíla de confirmaciones de mi teoría.
Pero empecemos por los Pixel 3 y Pixel 3 XL, dos señores telefonazos que son básicamente un refrito de los Pixel 2 y Pixel 2 XL del año pasado. No puedo juzgarlos aún más que por lo que nos contó Google, pero mi vasta experiencia en este campo me confirma que la empresa ha logrado convertirse en la Apple del mundo Android. Teléfonos con precio desorbitado y con una relación precio/prestaciones horrenda.


De hecho esa relación no era especialmente destacable el año pasado, pero es que los Pixel 3/XL cuestan 150 dólares más que sus predecesores. El Pixel 3 cuesta 799 dólares por los 649 del Pixel 2, y el Pixel 3 XL cuesta 899 dólares por los 749 dólares (en su lanzamiento) de su predecesor. En España el precio de lanzamiento del Pixel 2 XL era altísimo, 959 euros, pero desde hace meses bajó a 859 euros, lo que hace que ahora mismo el Pixel 3 X L (949 euros) sea casi hasta "barato". El engaño está servido, y me alucina especialmente que Google no haya tenido la decencia de bajar mucho más los precios de sus modelos del año pasado.
Pero oye, estamos en el mundo Appleliano en el que los dispositivos antiguos siguen pudiendo venderse como si fueran nuevos. Y si ellos pueden hacerlo, habrán dicho en Google, nosotros también.
¿Qué te compras con esos 150 dólares de diferencia? Pues es lo que decían algunos: un diseño sin marcos pero que en el caso del Pixel 3 XL llega con un notch horripilantemente grande, mejor pantalla (lo difícil era hacerlas peores tras los problemas del año pasado), un Snapdragon 845, dos cámaras frontales para amantes de los selfies, el chip Titan M de seguridad, algo más de batería en el Pixel 3, diseño en cristal, carga inalámbrica y resistencia al agua y al polvo. Y claro, una cámara (pero solo una) que hace más y lo hace mejor.

¿Vale todo eso un mínimo de 850 euros? Yo, sorpresa sorpresa, no lo creo. No cuando un PocoPhone F1 armado hasta los dientes se puede conseguir por 273 euros ahora mismo en AliExpress. Es cierto que la cámara no estará a la altura de la de los Pixel 3/XL o no contaremos con carga inalámbrica ni con NFC (lástima), pero es que todo en los Pixel 3/XL huele a filosofía Apple. El detallito de llamar a una de las tonalidades "Not Pink" (en español han traducido como "Casi rosa") es de traca, pero el precio tanto de estos móviles como de sus accesorios es insostenible. Que una base de carga inalámbica me cueste 80 dólares —lo que cuestan algunos teléfonos modestos— es significativo, pero como digo, si Apple puede hacerlo, otros también.
Es muy probable que el Pixel 3 y el Pixel 3 XL se comporten estupendamente, pero ¿qué teléfono se comporta mal hoy en día con un Snapdragon 845? Lo de recortar memoria a 4 GB y dar opciones de almacenamiento máximo de 128 GB es otro dato singular de estos móviles capados (sin ranura de almacenamiento), aunque hay alguna buena noticia, como la de incluir tanto el adaptador para auriculares con minijack como unos auriculares USB-C para ir tirando.
https://twitter.com/MKBHD/status/1049758977054167043
Todo eso está muy bien, pero está claro que lo que uno paga con los Pixel 3/XL es la cámara, que sigue siendo solo una —sorprendente— y eso parece suficiente para dar sopas con ondas a toda la competencia. Las demos que mostraron con las nuevas funciones eran curiosas, desde luego. Top Shot nos dejará guapos, Night Shift iluminará la noche de repente y los efectos artísticos de enfoque llamaron la atención, y aunque esas dos primeras parecen útiles, hay otras muchas que eran más un gimmick que otra cosa. Y sin embargo, insisto, la cámara —como demuestra con un simple selfie MKBHD— vuelve a postularse como la mejor del mercado.
Todo vuelve a confirmar mi teoría. Todo es nuevo (no) y más caro, así que es mejor. Así que el Pixel 3 es estupendo y maravilloso.
Esa realidad también se confirmó con otros productos como el Pixel Slate. Ya sabéis que no me gustan las tabletas convertibles: el Surface Pro me parece incómodo y caro, y el Surface Go una vergüenza. Pero es que en Google van a machete a copiar a Apple, y aquí tenemos un iPad Pro con el logo de Google. Como han visto que Android no va bien para este formato han tenido el acierto (que lo es) de meter Chrome OS ahora que también acepta aplicaciones Android, pero es que el cacharro es tan caro (o más) que el iPad Pro o el Surface Pro. Y todo porque es delgadito y ligerito, así que si buscáis molar y que el dispositivo no ocupe mucho, perfecto. Si buscáis trabajar de verdad, no tanto, porque este producto vuelve a confimar una de las cuestiones aún no resueltas de mi Teoría del Fraude Tecnológico™ :
¿Cómo puede un teclado costar 200 dólares?
No es un Das Keyboard, ni un Model F, ni un Razer BlackWidow Chroma V2, ni un Corsair K70 RGB MK.2. Es un maldito teclado Bluetooth de m***** para una tableta. Uno con un trackpad, sí, pero que únicamente destaca por ser del tamaño perfecto para el Pixel Slate y que tiene un diseño ultradelgado para que todo mole más. Es lo mismo que hemos visto en las Surface Pro, cuyo teclado sale por 130 euros (una ganga) o en los iPad Pro con ese Smart Keyboard que llega a los 190 euros y cuidado, eso sin trackpad.
¿Sabéis por qué eso es una vergüenza? Porque la tecnología integrada en esos teclados es mínima. Porque estás pagando por tener algo que "conjunta bien" con esas tabletas, que está fabricado por esas marcas (que nunca tienen problemas con los teclados) y sobre todo porque esos productos no son casi nada sin esos teclados. Sin ellos son tabletas. Malas tabletas, en dos de los tres casos citados. Es lamentable. Es, como digo a lo largo del post, un fraude.
Podría seguir rajando del Smart Hub, pero para qué. Chicos, de verdad, no paguéis 150 dólares por esto. Compraos (o reaprovechad) una tableta guarripeich, tapad la webcam con una pegatina, activad el asistente de voz y listo. Qué vergüenza, Google. Qué vergüenza.
Es que es una tras otra. Es que nos la siguen intentando pegar. Que sí, que ya lo sé. Que estos productos no son fraudes fraudes. Que son productos con un gran diseño, construcción y experiencia de usuario. Que la cámara del Pixel 3 probablemente no tenga parangón, ok. Pero es que no hace falta gastar 1.000 euros para obtener productos de este tipo, de verdad. Puede que sacrifiques algo por el camino, cierto, pero dejarse llevar por esta tendencia —más nuevo, más caro, mejor— es absurdo.
Os dejo, que voy a escribir a la Academia de los Oscars. O a la de los Nobel. La que sea, vaya. Algún premio me tendrán que dar por mi teoría.