¿Para qué ver el telediario?

¿Para qué ver el telediario?
breaking

Cuando era pequeño en mi casa siempre se comía con el telediario de fondo. Ay de aquel que quisiera decir algo mientras Felipe González hacía declaraciones. Que no se te ocurriera dar una voz cuando Ronald Reagan nos hablaba de su particular versión de 'Star Wars'. El silencio era aún más reverencial en la sección de deportes, pero la verdadera agonía llegaba con la información del tiempo: el voto de silencio se prolongaba 20 minutos más, así que uno se dedicaba a lo que se tenía que dedicar. A comer. Bueno, y a escuchar el telediario, aunque con 10 o 12 años no te enterases ni del NO-DO (y nunca mejor dicho).

Hoy en día algunos días acabamos comiendo con el telediario de fondo, pero el enfoque es otro (salvo quizás en la sección de deportes). Sin embargo la sensación es siempre la misma. ¿Para qué comer oyendo malas noticias continuamente? ¿Qué me aporta profesional o personalmente?

Nada.

Eso es lo que comentaba el autor de 'Five Things You Notice When You Quit the News', que dejaba claro que hay pocos argumentos para defender al telediario como forma de informarse. Quitarnos de encima el telediario serviría entre otras cosas para sentirse mejor (aquí hay un poquito de "la ignorancia hace la felicidad"), pero también está el hecho de que podemos informarnos de otras maneras que a menudo ofrecen más datos y contexto. Y sobre todo, somos nosotros los que elegimos de qué queremos estar informados y de qué no, algo que hacemos constantemente en otros medios de comunicación pero no en el telediario, donde alguien elige por nosotros lo que es importante.

Esto último choca un poco con mi propia profesión, ya que parte de mi trabajo es precisamente elegir qué temas son interesantes y relevantes y qué temas no lo son para el gran público. En realidad esa tarea no es mía —hay un equipo editorial que decide y al que los editores acudimos para sugerir y validar ideas— pero es en parte lo que ocurre con todos los medios de comunicación: que actúan como filtro, recomendador, "curador" y censurador al mismo tiempo.

El problema, claro es que aunque el telediario como concepto esté bien —en media hora puedes enterarte de lo que

pasa

según ese telediario pasa en el mundo— la realidad es que enterarte no sirve de mucho (al menos, no si no salgo yo en él, je). Sobre todo si acudes a otras fuentes de información más completas para formate una opinión si es que realmente te interesa el tema o lo necesitas.

El autor habla de otras cosas que notó cuando dejó de ver las noticias, y entre ellas también estaba eso de que parece que si te pierdes el telediario vas a estar desconectado de la realidad al hablar con amigos y conocidos. Uno oye algo en la tele y de repente se convierte en experto en el tema (de eso viven los tertulianos). Como dice él,

It’s kind of hilarious how willing people are to speak boldly on issues they’ve known about for all of three hours.

Me gusta esa parte, pero me parece importante también reflexionar sobre los tres últimos párrafos:

The sense of “at least I care” may actually prevent us from doing something concrete to help, because by watching sympathetically we don’t quite have to confront the reality that we’re doing absolutely nothing about it.

Watching disasters unfold, even while we do nothing, at least feels a little more compassionate than switching off. The truth is that the vast majority of us will provide absolutely no help to the victims of almost all of the atrocities that happen in this world, televised or not. And that’s hard to accept. But if we can at least show concern, even to ourselves, we don’t quite have accept that. We can remain uninvolved without feeling uninvolved.

This may be the biggest reason we fear turning off the news. And it might be the best reason to do it.

Suena duro, pero probablemente tiene razón. No puedo hacer nada ante los terremotos de Italia, y tampoco respecto a las recientes inundaciones en Málaga. Y tampoco puedo hacer nada (o eso parece) cuando veo lo que pasa en mi país o en otros países y asisto asombrado al resultado de las elecciones aquí y allá. Quizás eso sea precisamente por el hecho de haber visto demasiados telediarios, demasiado a Ferreras y a su dedo acusador, y haberme formado una perspectiva que estaba muy lejos de la realidad.

Va a ser que es mejor dejar de ver el telediario.