Papá Noel vs Spiderman

Papá Noel vs Spiderman
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Llegados a cierta edad la perspectiva de la Navidad cambia mucho: ya no es un día para ti y nada más que para ti (o eso creemos todos de canijos), sino que el protagonismo pasa lógicamente a los más pequeños. Tener enanos es especialmente divertido (y cansado) en estas fechas porque la ilusión original pasa a ellos, pero la tuya es precisamente la de verles ojipláticos ante el habitual despliegue de regalos. Mira que cada año decimos que hay que controlar la cantidad, pero nada, no hay forma.

Con eso es suficiente, desde luego, porque a los mayorcitos nos caen juguetes de mayores con los que la percepción, de nuevo, cambia. Hasta que Papá Noel nos da la sorpresa y nos recuerda que no es tan difícil volver -al menos durante un rato- a esos momentazos en los que éramos nosotros los que nos quedábamos ojipláticos.

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En mi caso ayer ese señor gordito se portó especialmente bien y me regaló algo totalmente inesperado y muy, muy chulo. El libro 'Marvel. Crónica visual definitiva', que hace un repaso de la historia de esta editorial desde sus orígenes hasta el año 2013. Abrir sus páginas y que el pasado te dé un tortazo de golpe es todo uno.

Porque el que aquí suscribe fue adicto total a los cómics de Marvel. Conservo por ejemplo el nº1 de Spiderman de Cómics Forum, y durante varios años tanto mi hermano como yo devoramos las aventuras de diversos superhéroes. Spidey fue nuestro preferido durante mucho tiempo, pero la Patrulla X -Lobezno era mucho Lobezno- acabó ganándose su puesto preferente como esa colección a la que era casi imposible renunciar. Durante una época llegamos a comprar 7 u 8 colecciones simultáneas, así que el dinero de los domingos quedaba totalmente invertido en nuestra particular obsesión. Los Vengadores, Daredevil, Los Nuevos Mutantes, Factor X, y alguna miniserie como Secret Wars fueron acompañantes temporales de las eternas Spiderman y X-Men, pero aquella afición se fue difuminando. Ni siquiera recuerdo por qué o cómo pasó. Simplemente, dejamos de comprar cómics.

Años después fui amiguete de un adicto de verdad (Álvaro, abrazo si me lees algún día) que se dejaba muchos euritos al mes en cómics y novelas gráficas. Ahí se reactivó un poco la afición, pero aquella temporada también pasó y los cómics quedaron precisamente como eso: como una etapa. Una mágica, desde luego, aunque ahora las aficiones cambien y los superhéroes sean otros -dos, pequeñitos por ahora-.

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Y sin embargo, allí estábamos ayer mi hermano y yo, hojeando el libro y leyendo en diagonal. Reconociendo portadas, viñetas e historias. Exclamando y sonriendo. Como una bendita hora ignorando al resto de la familia, porque durante ese rato Papá Noel nos devolvió un poquito a esa parte fantástica de nuestra infancia.

Ahora tenemos las películas, sí, pero por fantásticas que sean -y muchas lo son, ahí Marvel ha explotado un filón que tenía que caer- nunca podrán reemplazar al papel. Quién lo hubiera imaginado cuando éramos canis y aquellos Hulk y Spiderman de la tele eran muy poco súper (atentos al vídeo). Ni siquiera los nuevos formatos electrónicos han logrado transmitir esa magia, y creo que un cómic en CBR o CBZ es una pequeña tragedia -en lo sentimental- para los que pasábamos cada día por el kiosko esperando ver el nuevo número de nuestro superhéroe favorito.

Todo cambia, puaj. Y sin embargo, ayer no cambió. Minipunto y punto para Papá Noel.

Gracias, bro.