openSUSE 11.1 64 bits, esto marcha
Hace ya un algo más de un mes que Novell y su comunidad de desarrolladores publicaron la versión final de openSUSE 11.1, que como siempre estaba disponible en varios formatos de descarga y en versiones que abarcan tanto a las plataformas de 32 bits como a las de 64. Tenía un pequeño análisis pendiente (lo sé, lo sé), así que ya puestos me he inclinado por instalar hace unos días la versión de 64 bits para ver qué tal se comportaba.

Si me leéis de cuando en cuando sabréis que openSUSE (antes SUSE Linux) ha sido durante años mi distro favorita. Sin embargo los problemas se sucedieron con las versiones 10.0, 10.1 y 10.2, y aquel año y medio pasé de openSUSE para convertirme en fiel usuario de Ubuntu, una distribución que, la verdad, te lo pone todo fácil. Y lo que no, siempre puedes encontrar formas de solucionarlo, porque Ubuntu es a las distribuciones GNU/Linux lo que Windows es a los sistemas operativos. La clara referencia.
Aún así hace tiempo que en openSUSE se han puesto las pilas, y el principal problema de la distribución -su sistema de gestión de paquetes- se ha mejorado de forma notable. No es comparable al funcionamiento de apt-get, pero la verdad es que las diferencias de rendimiento solo se aprecian si eres un poco pijo, porque ambas logran lo que uno quiere, que es instalar nuevos paquetes sin problemas.
Eso sí, hay una cosa en la que openSUSE sigue superando a Ubuntu: la tecnología One Click Install, que permite acceder a enlaces a ficheros YMP que no son más que scripts de instalación de aplicaciones. Si te falla algo o necesitas alguna aplicación el procedimiento general es impresionantemente sencillo.

Te vas a opensuse.org, buscas la aplicación o paquete, y, con suerte, lo encontrarás con sus respectivos enlaces 1-Click Install para las distintas versiones de openSUSE.
Instalando que es gerundio
La instalación de openSUSE 11.1 no tiene mayor historia. Han cambiado ligeramente la forma en la que se te pregunta por el esquema de particiones (hay que estar atento para no cascarlo todo) pero en general todo es rápido e "indoloro". En 30 minutos tenía la distro instalada y mi escritorio favorito, GNOME, funcionando a toda pastilla. Mi NVIDIA GeForce 9600 GT fue detectada parcialmente, ya que aunque sí puso la resolución a 1920x1200 para el monitor de 24'' que uso, no cogió lógicamente los controladores 3D que son propietarios. Hay varias formas de solucionar esto, pero la más rápida es la que he indicado antes: en openSUSE.org busqué "nvidia" y me encontré con los paquetes necesarios para openSUSE 11.1... ¡de 64 bits!

Lo mismo ocurrió con Compiz Fusion, que siempre me ha molado tener, así que tras instalar estos dos componentes ya tenía un escritorio preparado para dar guerra. A partir de ahí he trabajado normalmente con openSUSE 11.1 sin aparentes problemas, y ya de paso he probado algunas cosas que quería ver cómo funcionaban con distros de 64 bits.
Los 64 bits
Y la verdad es que como habíais comentado muchos, la cosa ha cambiado. El soporte hardware y software ha mejorado muchísimo, y no me he encontrado ningún problema para mis sesiones de trabajo convencionales. Todo lo que hago normalmente en Vista o Ubuntu de 32 bits lo he seguido haciendo en openSUSE 11.1 64 bits, así que estoy francamente contento de comprobar que la transición a las plataformas de ocho octetos será muy suave si algún día hay un cambio radical en este apartado.

Las aplicaciones de 64 bits se gestionan de igual modo que las de 32, y de hecho todo el funcionamiento de openSUSE de 64 bits es idéntico al de 32 bits. Únicamente verás diferencia en los nombres de los paquetes descargados, que llevarán en alguna parte el "64" insertado marcándolos como este tipo de paquetes, pero por lo demás todo va igual. No he notado mejoras de rendimiento (claro que mi uso del ordenador es bastante normal, tampoco hago nada tipo HPC), ni cosas que vayan más lentas, con lo cual ese apartado ha quedado muy bien resuelto.
KDE 4.2 RC
Aunque dentro de dos días (literalmente) saldrá la versión definitiva de KDE 4.2, el sábado me instalé la versión Release Candidate para ver cómo andaba la cosa. Ya había jugueteado con KDE 4.0 y KDE 4.1, pero sigo fiel a GNOME aunque la pinta de su principal rival está siendo cada vez mejor.

Y lo cierto es que esta versión está mucho más pulida. En algún paso la he cagado un poco y he perdido la transparencia de la barra de tareas y de los Plasmoides (quizá mi xorg.conf, no sé, no me apete investigar), pero el caso es que la estabilidad de esta versión es perfecta. Lo que pasa es que al instalarlo desde repositorios al menos a mí me ha plantado algunas cosas raras. Elementos duplicados en Kicker, fallos en el render de algunos elementos gráficos (no demasiado importantes) y una sensación, de nuevo, de que a esto le queda camino por recorrer.

Pero desde luego visualmente KDE 4.2 es una pasada, y algunas aplicaciones como el explorador de ficheros Dolphin son la pera limonera. Creo que voy a instalar el KDE 4.1.3 de cero en openSUSE, que es la versión integrada oficialmente, y seguramente con él la cosa irá mucho mejor.
GNOME y conclusiones
La integración por defecto de GNOME en openSUSE es genial, y lo viene siendo desde hace tiempo, lo cual es una buena noticia para los que nos gusta más este entorno de escritorio. No me acaba de convencer que pongan el menú abajo (Ubuntu, como todos sabéis, lo pone por defecto arriba, y ya me he acostumbrado), pero con un par de retoques puede solucionarse ese apartado. Tengo que aplicar algún temita chulo para personalizar un poco la interfaz, pero en general la respuesta de GNOME + Compiz Fusion es fantástica.

La instalación de nuevas aplicaciones vía YaST o a través de zypper (el apt-get de openSUSE, parecido a yum en su forma de funcionamiento) es también muy rápida, y como digo los temas de dependencias, la recarga de repositorios y los procesos de post-instalación son quizá menos elegantes que en Ubuntu o distros basadas en DEB, pero aún así no me quejo. Las diferencias son por pijaditas, y realmente openSUSE 11.1 vuelve a ser una distro muy, muy redonda. Está claro que se han puesto las pilas.