Agassi odiaba el tenis
Hace unos días un amigo (¡gracias Mario!) me recomendó Open, las memorias de Andre Agassi, así que tras un reciente fracaso literario (dejé “El impostor“, de Javier Cercas, a las 50 páginas, insufrible para mi) acepté la sugerencia y compré la edición Kindle desde Amazon, (9,49 €, enlace afiliado).
Me he tragado el libro en tres días ( mejor dicho, noches). Y creedme cuando os digo que esta semana no me ha dejado demasiado tiempo para leer. No he leído apenas biografías o autobiografías, pero esta de Agassi me ha parecido fantástica.


No hay nada especialmente destacable en la prosa -no es suya, claro, el libro lo escribe su biógrafo a partir de grabaciones-, ni tampoco revelaciones fundamentales o mensajes universales sorpredentes. Lo sorprendente es el tono con el que se cuenta todo, tan cercano que parece que la historia fuera más la de un amiguete que te cuenta cómo le ha ido en la vida que la de alguien que ha sido uno de los grandes de la historia del tenis. Y odiaba el tenis. Con todas sus fuerzas.
Esa es la gran revelación del libro. Y perdonadme pero esto no es lo que yo llamaría un spóiler, porque Agassi ya lo deja claro en la primera página y vuelve a ello una y otra vez: “I play tennis for a living, even though I hate tennis, hate it with a dark and secret passion, and always have“.
Imaginad lo que habrá sido para él hacer algo que odiaba con todo su ser durante 20 años y hacerlo al máximo nivel. Y ser el mejor (o de los mejores) en ello durante tanto tiempo. Yo sería incapaz, aunque claro, el chico no tuvo demasiadas opciones al principio y luego las cosas casi siguieron su curso. Llegarían las victorias, las derrotas, los contratos publicitarios -me encanta el anuncio de Nike de aquí abajo, lo recuerdo perfectamente- o ese bache del que sorprendentemente salió con fuerzas renovadas, algo alucinante teniendo en cuenta que seguía odiando el tenis con todas sus fuerzas.
La biografía es fantástica para cualquiera al que le guste (juegue o no) el tenis, pero yo diría que también es una lectura entretenida para los que no lo hacen. No hay tampoco grandes trucos para los que somos wannabes en esto del tenis (juego todo lo que puedo) ni lecciones decisivas, salvo quizás una que a mi me ha gustado: la de no intentar ganar todos los puntos. A veces (a menudo) basta con pasar la bola al otro lado y dejar que el otro también se la juegue (y falle).
Pero incluso todo lo que cuenta sobre sus partidos -que es mucho- lo hace desde una perspectiva que hace que parezca que está jugando unas pachangas. Como también que acabara casándose con Brooke Shields (menuda pieza) o finalmente con Stefanie (no Steffi) Graf, a la que de hecho parecía predestinado (como se ve en la biografía). Mola esa visión del tenis, de las relaciones, de su rivalidad con otros jugadores -histórica la que tuvo con Sampras, su némesis en todos los sentidos aunque no se llevaran mal- y de lo importante que era para él tener gente detrás, en la sombra, que eran más amigos que entrenadores, preparadores o confidentes. Teniendo en cuenta las burradas que tuvo que leer durante toda su carrera -vaya presión-, entiendo que mantener el equilibrio sea muy, muy difícil.
Ole por Agassi. Siempre me cayó simpático.