Odio (aún más) WhatsApp en Navidad
A ver, entendedme. WhatsApp es un inventazo. Uno que nos ha liberado del yugo (monetario) de los SMS y que ha permitido que comunicarse con gente que está cerca y que sobre todo está lejos sea mucho más cómodo y fácil.
Es una herramienta que como otras aplicaciones de mensajería puede ser maravillosa, pero que como el resto de herramientas también puede convertirse en una pesadilla si se utiliza mal. Y en mi opinión la mayoría de la gente la utiliza así. Mal.
Sucede como en los comentarios de los medios de comunicación. Que con ellos, como con WhatsApp, no filtras. Te da un altavoz para expresar lo que quieres, cuando quieres, y a la gente que quieres decírselo. Incluso cuando esa gente no quiere oírlo, como ocurre con los malditos grupos de WhatsApp que le convierten a uno en esclavo del compromiso. No contestar rápidamente a quien te envía un mensajito te convierte en un paria social, y lo de abandonar grupos es motivo de que en algunos casos la relación personal con la gente de esos grupos llegue incluso a resentirse. Es la pera. Como si de repente el refrán se hubiera transformado y ahora fuéramos todos lo que WhatsApp representa de nosotros. "Dime con quién andas en WhatsApp y te diré quién eres". O algo así.
La cosa se vuelve especialmente peligrosa en Navidad, una época en la que esta aplicación de mensajería se vuelve especialmente odiosa para mí. Quizás (probablemente) aquí esté exagerando un poco para muchos de vosotros, pero si hay algo que odio de la Navidad son los mensajes genéricos de felicitación a través de WhatsApp.
Que viva la Navidad impersonal.
Los mensajes universales y aquellos que puedes reenviar masivamente a toda tu agenda de contactos se convierten en la norma para mucha gente, porque eso significa (teóricamente) que te has acordado (un poco) de toda tu agenda de contactos en WhatsApp. Pasa incluso con familia, amigos y "amigos", que aprovechan esta fantástica herramienta para cumplir, pero siempre siguiendo la ley del mínimo esfuerzo. Lo que además hace que te pases la noche pegado al móvil para ver cuál será el próximo mensaje impersonal que recibes. Nos hemos convertido en una parodia genialmente reflejada aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=kwfgUcM_CZ4
Terrible. Igual soy yo, pero a mí no me van los mínimos esfuerzos. Me importa poco o nada que alguien que tengo en WhatsApp casi de casualidad me mande un mensaje genérico (suelo contestar con un mensaje igual de impersonal y apañao), pero la cosa duele cuando es alguien al que aprecias e incluso quieres. No es que la gente que aprecias y quieres (y que esperas que sientan alguna de esas dos cosas por ti) ya no te llame. No. Es que si te felicitan lo acaben haciéndolo con un mensaje genérico. No me refiero a un simple "¡Feliz Navidad, X!", que para mí es hasta aceptable a la vista de las circunstancias. Me refiero a ese mensaje que parece personalizado pero que en realidad no lo es porque únicamente han cambiado el nombre del destinatario tras copiar y pegar. O ese mensaje genérico a modo de broma. Ya sabéis. Rollo estos de los que hablaba hace nada menos que 8 años y que de hecho no eran WhatsApps, sino SMSs:
– Blabla bla, blabla blabla, blablabla bla, bla bla, blabla y blabla bla! Blabla blabla 2007 y blabla 2008!!! Blabla 2008!!!
– Que este nuevo año encuentres felicidad, salud, amor, dinero, paz y todo lo que necesites. Y lo que no encuentres búscalo en Google.
– Movistar le desea Feliz Navidad y le regala una noche de sexo. envía un sms con la palabra SEXO al 069, ponga el móvil en modo vibración, métaselo por el culo y nosotros le iremos llamando.
– Cuando nací me dieron a elegir entre un gran pene y una gran memoria y ahora no me acuerdo si te he felicitado las fiestas. Feliz Navidad
– Querido terrícola: Soy un extraterrestre de una galaxia muy lejana donde podemos adoptar cualquier forma. En estos momentos, me he convertido en este sms y, a través de tus pupilas, te estoy metiendo un dedo en el culo. Se que te está gustando porque estás sonriendo. Por favor, envíame a otras personas, porque en verdad, ando buscando más culos. Y deja de reírte que se van a dar cuenta FELIZ AÑO 2008.
-Cuando un sueño se cumple, un pequeño duende esboza una sonrisa. Que el 2008 sea el tiempo en que tu duende aprende a sonreir. Y si no sonríe con su tierna carita, sin dudar, dale unas buenas hostias en los morros y retuercele los cojones hasta que sonría el cabrón del duende. Feliz año nuevo 2008, porque sí o por cojones. La puta familia€¦ os desea lo mejor, hostia!!!
– Mensaje original, único y personalizado número 0375A: Feliz Dos Mil Ocho.
– Feliz año. Que todo el 2007 sea especial y por ello brindo. Y brindo por que estas fiestas nos traigan felicidad. Dambién brindo pod un prospeddo año duevo. Grindo dambien dor gue dengamosss buuuchos esitosss€¦. Y buidadiiinn gon da garretera, eeeh, buchachoooossss€¦. hip€¦ ziii gebes nooo gonducag.
– Hola a todos/as, este es un mensaje personalizado que te/se/os/lo mando a ti/usted/vosotros/ustedes. ¡Feliz Navidad!
Hay muchos más por ahí, pero seguro que os hacéis una idea. El efecto directo de estos WhatsApp ha sido devastador en mi caso. De hecho, seguro que muchos estaréis diciendo a estas alturas "Muy bien JaviPas, pero... ¿tú llamas o mandas personalizados a alguien?". Pues lo hacía. Llamaba, enviaba mensajes personalizados e incluso hacía aquella otra cosa de eras perdidas: mandar postales navideñas. Dejé de hacerlo ante esa ley del mínimo esfuerzo de la que me he convertido en maestro. Salvo contadas excepciones, doy lo que me dan, lo cual odio aunque acabe ahorrándome unas cuantas decepciones. Como dice Sally, me he convertido en el Grinch de las comunicaciones navideñas.
Maldito WhatsApp. Malditas navidades impersonales.