Apple y el diseño como fin último

Apple y el diseño como fin último
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Apple ya no es la empresa que un día fue, y si hay un evento que lo haya demostrado en toda su historia, ése es el de ayer. Para un servidor Apple pasó página, algo que quedó patente tras los comentarios sobre el Apple TV (que no se renueva desde hace dos años, pero que al menos baja de precio) o sus nuevos MacBook Air y MacBook Pro, equipos que ya no merecen ni 5 minutos en la keynote a pesar de dar un esperado salto a Broadwell.

En la nueva página de la historia de Apple también queda claro algo a lo que apuntaban desde hace ya tiempo: esta firma es más una empresa de diseño (casi diría "moda") que una empresa de tecnología. Y antes de que me ataquéis por lo dicho o lo que me queda por decir, aclaro algo importante: que Apple sea como es ahora es totalmente respetable. De hecho, les va como nunca gracias a ese enfoque. Pero esto es un blog personal, así que ahí va mi visión sobre esa nueva filosofía.

Hasta ahora Apple era una empresa en la que el diseño era un medio, no un fin. Sus distintos productos destacaban por una experiencia de usuario impecable en muchos apartados y por una atención al detalle notable tanto en el interior como en el exterior. Poco a poco vimos la transformación de esos intereses, y en la presentación del MacBook quedó claro que el diseño había sido el argumento básico del desarrollo del producto. De hecho apenas hubo mención de un software al que la empresa parece prestar cada vez menos atención.

No es algo que me esté inventando: pasaos por la página de producto oficial. ¿Cuántas veces nos ofrecen acceder a obtener más información sobre el diseño? ¿Cuántas veces aparece esa palabra aun cuando de lo que Apple acabe hablando es de sus mejoras tecnológicas? Porque hay mejoras, y muy significativas. O al menos así nos las quiere vender Apple, que se ha tenido que inventar algunos trucos para aprovechar al máximo esos 13,1 mm de grosor. Las baterías escalonadas, el mecanismo de mariposa de las teclas, la retroiluminación tecla por tecla, o ese trackpad Force Touch con el motor "táptico" que entre otras cosas aportará a este componente un efecto similar al Force Feedback de los gatillos de los mandos de las PlayStation o Xbox.

Todo destacable, creo yo, pero condicionado a ese diseño que Apple ha querido hacer más compacto y ligero que nunca. Y hay víctimas en ese viaje hacia la portabilidad máxima. Los puertos USB tradicionales, el puerto Thunderbolt (por el que tanto apostó Apple), el conector MagSafe, la ranura para tarjetas SD e incluso una webcam que ahora se limita a ofrecer captura de vídeo 480p.

Todos esos puertos y opciones se quedan reducidos ahora a dos: el puerto de auriculares -casi me sorprende que lo conserven- y un puerto USB 3.1 Tipo C (USB-C lo llaman en Apple, así que id acostumbrandoos porque todos acabaremos llamándolo así) que ha sido, es y será objeto de mucha polémica. Hay ventajas claras al uso de este tipo de puerto, pero el que solo tengamos uno de ellos limita las opciones de conectividad.

Esas limitaciones volverán a ser aprovechadas por Apple, por supuesto, Sus ingenieros ya ofrecen tres adaptadores con precios absurdos (aquí un ejemplo) por lo que ofrecen, pero que se venderán igualmente como churros porque la gente querrá poder seguir conectando sus llaves USB, sus monitores o sus cámaras digitales a pesar de que este no es un equipo para ese tipo de usuarios. Pero cuidado, porque esos accesorios no son especialmente notables: tanto el adaptador con puerto HDMI como el que tiene puerto D-Sub (VGA) solo ofrecen salida 1080p, algo que puede ser un problema para ciertos escenarios.

Hay otros compromisos aún más importantes. Como el del rendimiento, que será decente, pero desde luego no impresionante. La razón reside en el uso de los nuevos Intel Core M (Apple no ha especificado qué modelos usa, pero yo diría que son los Core M-5Y31, Core M-5Y51 y Core M-5Y71 que podéis ver comparados aquí) que tienen una ventaja muy interesante (adiós a los ventiladores, qué chulada) pero que comprometen tanto el citado rendimiento como la autonomía de la batería.

En esa propuesta también destaca la pantalla de 12 pulgadas y su curiosa resolución, que es de 2.304 x 1.440 píxeles pero que probablemente muy pocos utilicen de forma nativa. Esa pantalla Retina probablemente se acabe usando con resoluciones escaladas, y aquí la resolución actual de los MacBook Air (1.440 x 900) será sin duda la elección clara para muchos. Eso sí: está claro que aun con esa resolución la pantalla se verá mejor que en los actuales MacBook Air gracias tanto a la tecnología Retina como al buen comportamiento de las tecnologías de escalado de OS X, algo de lo que Windows debería aprender de una vez o el salto a puestos de trabajo con monitores 4K seguirá siendo incómodo.

Los precios, eso sí, vuelven a dejar claro el posicionamiento de Apple en el mercado: los nuevos MacBook no son para mindundis, sobre todo si sois mindundis españoles. Apple no perdona los impuestos, y la cuenta es fácil (y directa). Uno aplica la paridad euro-dólar actual, le suma el 21% y salen prácticamente los precios oficiales:  las dos versiones del equipo cuesten 1.299 y 1.599 dólares, y que esos precios se traduzcan a 1.449 y 1.799 euros respectivamente. Equipos para los muy pudientes que, eso sí, por fin van a poder tener (si quieren) un portátil de Apple también en color dorado. Muy choni.

Estos nuevos MacBook no son para mi, desde luego, y casi me alegro de que no hayan tocado el MacBook Air salvo para integrar los nuevos Broadwell y mejorar las unidades SSD integradas. Tiraría de esos modelos en esa teórica renovación si no fuera porque el Dell XPS 13 me sigue atrayendo bastante. Aquí la competencia está clara, y en el terreno de los MacBook con Core M hay también dignos competidores como los Lenovo Yoga Pro 3 o los ASUS Zenbook UX305. Y sin embargo, yo veo más en esa lucha a unos (espero) inminentes Microsoft Surface Pro 4 que impepinablemente deberían apostar por Core M y que (espero también) quizás integren un teclado más... tecladítico, no sé como decirlo.

Aunque estos nuevos portátiles no cuadran en mi esquema de lo que quiero o necesito en este tipo de equipos, es evidente que cuadrarán para ciertos perfiles. La discusión sobre el sentido de estos equipos ha quedado patente en las habituales diatribas de Reddit o de Hacker News, y allí está claro que este equipo no es ni para todos, ni para todo. Una de las visiones más acertadas de los nuevos MacBook probablemente la haya hecho Joanna Stern para el Wall Street Journal, donde comparaba de forma acertada este lanzamiento con aquel de 2008 en el que Jobs sacaba un equipo ridículamente delgado (¡y sin unidad de DVD!) de un sobre de correos:

Like the first Air, this is Apple’s attempt to reimagine the laptop all over, now for the smartphone and tablet age. Based on my short time with the machine, I think Apple will turn the laptop industry on its head (again), but just like with the original Air, it may be moving too fast for some.

Apple en estos casos aplica la filosofía tradicional: saca productos muy caros para toda esa gente que no puede esperar a hacerse con lo último de lo último, pero luego va adaptando esas mismas mejoras a otros productos. No sé si este MacBook acabará siendo la condena definitiva de los MacBook Air (tiene pinta), pero lo que está claro es que cosas como su trackpad Force Touch -que ya ha pasado al MacBook Pro 13-, las baterías escalonadas, la retroiluminación o, desde luego, los puertos USB-C irán gradualmente incorporándose al resto del catálogo. Y si no, al tiempo. Pero mientras, eso sí, Apple seguirá vendiéndonos el diseño como fin último. Ya no solo es un medio.