Odio (ciertas) noticias
Sé lo justito de Aaron Swartz. De hecho confieso que no sabía nada de él (que yo recuerde) hasta que murió y las circunstancias de aquella tragedia fueron pilar de muchos artículos y reportajes en todo tipo de medios. Hace algún tiempo que tengo pendiente 'The Internet's Own Boy', pero en este tiempo lo que sí me ha quedado claro es que este chico era un pequeño prodigio con las ideas muy claras en muchos temas relacionados con nuestra sociedad, la libertad de expresión o la transparencia de gobiernos y empresas.
Muy en la línea de esos debates me he encontrado hoy vía HackerNews con un artículo titulado ‘I hate the news‘ que Swartz escribió en octubre de 2006. Todo un alegato contra esa realidad que nos pintan los telediarios día tras día y que como en el caso de Swartz dudo que me aporte algo realmente útil.
Tras ver un telediario mi sensación no es tanto la de estar informado (sobre temas en los que apenas puedo intervenir) como la de estar entretenido. Las noticias son algo que comentar con amigos, familiares y vecinos, pero casi ninguna de ellas es realmente relevante. Y cito:
Instead of watching hourly updates, why not read a daily paper? Instead of reading the back and forth of a daily, why not read a weekly review? Instead of a weekly review, why not read a monthly magazine? Instead of a monthly magazine, why not read an annual book? [...]
But people, of course, wouldn’t read a book about most subjects covered in the paper, because most of them are simply irrelevant.
Pues va a tener razón. Pero es que la cosa se agrava cuando hablamos de las noticias que nos están llegando en estos últimos tiempos en España. Los afortunados que estáis fuera y no las véis, creedme, no os perdéis nada. Bueno, sí: nuevas corruptelas día tras día, nuevas demostraciones de que nuestra clase política no tiene parangón (en el mal sentido), y, como expresión máxima del entretenimiento informativo, la sección de deportes que solo trata de uno, y que solo habla de dos equipos y de sus dos estrellas. Y así un día. Y otro. Y otro más.
¿Quién se acuerda de lo que pasó un año a estas alturas? Nadie, porque fue básicamente irrelevante. Las noticias, eso sí, generan más y más entretenimiento. Salvados y El Objetivo son buenos ejemplos del ¿buen? periodismo hecho espectáculo, mientras que algunos nos refugiamos en alguien que como Pérez-Reverte libera su furia cada domingo en esas columnas prodigiosas.
Esta reflexión me asusta, porque yo mismo me dedico a publicar noticias, aunque sean de otro ámbito. Tengo la esperanza de que haya más información que entretenimiento en ellas -aunque renunciar a lo segundo sería un error en estos tiempos-, pero entiendo y respeto totalmente que esos argumentos sean extensibles a este campo. Supongo que esa es la clave. Que todo el mundo odia ciertas noticias. Y que ciertas noticias son válidas (e incluso fíjese usted, relevantes) para cierto público.