No seré yo el que compre un Chromecast en España
Lo estaba esperando como agua de mayo. El Chromecast con Google TV era ese dispositivo del que había leído ya mucho por filtraciones y que cuanto más se acercaba más interesante se volvía.


No solo me gusta que ya no dependas del móvil (aunque en realidad sigues pudiéndolo usar así), sino que de repente tienes un set-top-box muy potente en el cual poder hacer de todo porque lo que hay por debajo es Android. Eso lo convierte en un producto súper chulo que va más allá de poder ver Netflix, Disney+, HBO, YouTubeo cualquier otro servicio de streaming. Además de hacer eso, podrás:
- Xbox Game Pass: el streaming de videojuegos en este dispositivo es una de las opciones simpáticas. No solo podrás jugar a unos cuantos juegos nativos en Android, no: también podrás disfrutar de Project xCloud y del streaming de videojuegos de Xbox en la tele. Mola que te mola.
- Conectar un Hub USB-C: el Chromecast tiene un conector USB-C para alimentarlo, pero también es un puerto de datos, así que es posible conectar un dongle y desde ahí conectar por ejemplo una unidad de disco externa, un pendrive, una webcam, un teclado, un ratón o un adaptador Ethernet.
- Stadia: aunque no está soportado oficialmente, ya hay quien ha instalado la aplicación de Stadia para poder jugar con este servicio sin problemas, pero es que el sideloading de aplicaciones permite otras cosas si la tienda no las soporta de serie. Por ejemplo, queridos lectores:
- Kodi: otra razón para comprar el Chromecast, que probablemente se comporte bastante bien como cajita Kodi para meter plugins y disfrutar a tope de esa otra capacidad.
En fin, que el Chromecast con Google TV tiene una pinta maravillosa. Yo tenía ya reservados 50 lereles para comprar en cuanto estuviera disponible, pero cuando anunciaron el precio me guardé la pasta. Queridos usuarios europeos, el Chromecast cuesta 69,99 euros en la UE. No 49,99, no.
Ese es un señor jarro de agua fría para un dispositivo que quizás podía haberse ido —en plan exagerado— a 59,99, pero esta subida es tan absurda que ha motivado el artículo que hace un rato he publicado en Xataka. Al aplicar impuestos de California (los más altos) al precio USA y al convertir euros en dólares me salía lo siguiente (la gráfica es de mi compañero Javier Lacort)

Tras comparar los precios de los distintos dispositivos presentados por Google ayer, dos conclusiones claras:
- El Chromecast cuesta un 50% más aquí que en EE.UU.
- El Pixel 5 cuesta un 3% menos en Francia que en EE.UU.
No sé. Me parece sencillamente alucinante que Google quiera tangar así a los usuarios europeos. Este cachondeo con la paridad entre el euro y el dólar y la excusa de los impuestos, las aduanas y demás está yendo demasiado lejos: las compañías aprovechan a menudo para poner precios disparatados cuando ponen a la venta sus productos aquí, y aunque tenemos algunas buenas noticias (Xbox Series X a 499 dólares / 499 euros, por ejemplo) en la mayoría de los casos las noticias son malas o muy malas, y comprar en España sale mucho más caro de lo que es comprar el producto en origen.
La cosa tiene bemoles, sobre todo si tenemos en cuenta otro factor que en un mundo más justo debería ser tenido en cuenta: la renta por capita o algún tipo de índice que deje claro que pagar 499 euros por una Xbox Series X no es lo mismo para un español que pagar 499 dólares para un estadounidense: los sueldos son notablemente superiores allí, así que aquí nos cuesta más todo, así, de primeras.

Pasa en otros países, claro, pero en España, aunque nos creamos guays porque oye, hemos ganado un mundial, en tema pasta somos unos mindundis. Esa imagen de la consultora Gfk ya da una idea bastante chula del tema, pero por si acaso aquí hay un par de tablas de su estudio de 2019 (PDF) con nuestro "poder de compra" respecto a otros países europeos:


Ahí lo tenéis. Esos datos quizás deberían ser tenidos en cuenta para poner precios de todo tipo de cosas (no solo cacharritos como los que nos gustan a vosotros o a mí) porque como digo a nosotros esos 69,99 euros del Chromecast nos cuestan un dineral. Bastante más que a un francés, mucho más que un finlandés y muchísimo más que a un suizo. No tengo el dato de los EE.UU., pero el mundo sería un poquito más justo si el establecimiento de precios fuera más acorde con la situación de cada uno. Aquí he hablado solo del caso de España en plan víctima, pero hay situaciones lógicamente peores en todo el mundo, y sé que quienes me leéis desde países de Latinoamérica estáis también hasta el gorro ya no de los precios, sino de no poder siquiera comprar productos que al menos sí llegan aquí. Esa es una condena aún peor, por supuesto. Es lamentable.
¿Cuál es la conclusión de todo esto? Pues que la gente se busque la vida para pagar menos por todo, por supuesto. Lo harían incluso si todo fuera más justo, seguro, pero aquí, como siempre, el que no corre vuela. Yo no pienso pagar 70 pavazos por el Chromecast, creedme. Tengo familia en USA y supongo que acabaré haciendo la compra aprovechando que en algún momento, espero que pronto, vendrán a España (si la pandemia lo permite).
Caerá, seguro. Lo que no pienso hacer, insisto, es pagar un absurdo e injusto impuesto revolucionario. Hasta ahí podríamos llegar.