No compres un coche, suscríbete a él

Las analogías entre el mercado de los coches y el de los smartphones son evidentes. Un Ferrari y un Seat te llevan igual de un lado a otro, pero la expiencia no es la misma. Lo mismo podría decirse de un Galaxy S8 y de un Xiaomi Note 4X: los dos te permiten hacer básicamente lo mismo, pero la experiencia, de nuevo, es distinta.
El problema es que las analogías cambian de dimensión cuando uno habla de precios. Un coche es, diría yo, la segunda inversión (material) más importante que puedes hacer en tu vida después de la casa. Hablo de nosotros, queridos lectores, meros mortales que no compramos yates, segundas residencias o bolsos de Balenciaga/IKEA.
Esa inversión es enorme, y de hecho solemos salir perdiendo en una proporción similar a la de los móviles. En cuanto uno saca el coche del concesionario, dicen, pierde gran parte de su valor, y lo mismo ocurre con los móviles, que una vez empiezas a toquetear ya no podrás revender sin una pérdida importante de su precio original. A no ser, quizás, que sean iPhones, claro.
Seguro que los entendidos del mundo del motor pueden aportar aquí datos interesantes: el amigo que vino conmigo a aquel viaje en el que lo publicábamos todo en el feis me comentaba cómo debería vender mi poderoso SUV de 2010. Quizás sacaría 10 o 12.000 euros, me aseguraba, y con eso tendría para apuntarme a un renting o un leasing —no me acuerdo de la diferencia— en el que básicamente estás suscrito a un coche: pagas una cuota mensual y te olvidas de un montón de cosas que tienes que pagar cuando compras un coche... y después de comprarlo.
La idea es curiosa, desde luego, y seguro que aquí hay quien defiende que aunque te pasas toda la vida pagando un coche acabas haciendo lo mismo si compras uno y luego compras otro (a no ser que te dure 30 años). Al cabo de 3 o 4 años acabas teniendo un coche nuevecito y probablemente mejor que el que tenías.
Tengo que investigar bien el tema —lectores, si sois amantes del motor ilustradnos— pero de momento sigo teniendo la mentalidad de anteriores generaciones: la de que tener un coche tuyo mola más. Nosotros ya lo tenemos pagado, así que ese gasto mensual lo ahorramos un poco. Luego llegan los gastos asociados y al final uno no acaba nunca de pagar el coche, pero me entendéis. Es un poco como lo de alquilar o comprar casa: el debate tiene vertientes interesantes.
Pero como siempre, me estoy enrollando. Toda esta reflexión no viene en realidad motivada por mi deseo de suscribirme a un coche, sino por el hecho de que puede que en el futuro todos lo hagamos. Es al menos lo que contaban en IEEE Spectrum, donde hace unos días publicaban un estudio relacionado con el futuro de ese coche eléctrico y autónomo que llegará más temprano que tarde (2030 parece ser la fecha aceptada) y que cambiará nuestras vidas de forma notable. Uno de los cambios será precisamente que el concepto de propiedad de un coche ya no tendrá tanto valor:
Self-driving electric car share plans, in which consumers “subscribe” to a self-driving service much like they subscribe to a cellphone plan today, will be cheaper and more convenient for many people than owning a vehicle.
Esa teórica llegada del TaaS (Transportation as a Service) no lo es en absoluto, porque ya estamos viendo cómo empresas como la polémica Uber o BlaBlaCar hacen algo así: al final puede que no compense tener coche propio, y de hecho un estudio anterior del que hablé en Xataka ya dejaba claro el ahorro teórico (y quizás optimista): 3.000 coches autónomos podrían servir la demanda de taxis de Nueva York. Enterita.
Eso implicaría un ahorro fantástico para los usuarios y para los gobiernos, pero también hará que mucha gente pierda puestos de trabajo en un segmento que genera millones de ellos que quedarían cojos. Es probable que esta primera revolución práctica de la inteligencia artificial nos dé pistas de hacia dónde nos dirigimos, pero lo cierto es que esa idea de la suscripción a tu coche me parece de lo más curiosa. Es probable que haya gente que siga prefiriendo tener su propio coche, y quizás aquí nuevamente surjan modelos que ni siquiera podemos anticipar —yo diría que el coche será un artículo de lujo, más que ahora—, pero como digo, la cosa es curiosa.
Dicho lo cual, ¿lo del renting mola? :D