Newsletters y la revancha de las microaudiencias

Newsletters y la revancha de las microaudiencias
newsletter
"¿Leéis JotDown porque Enric González escribe allí, o leéis a Enric González porque está en JotDown?".

Esa era mi pregunta en enero de 2013 al hablar de la firma y el medio. De cómo los medios de comunicación crean un fenómeno involuntario: hacer famosos al escritor o presentador que trabaja en ellos. Ha pasado siempre y seguirá pasando, y uno acababa (en parte) leyendo un periódico o viendo cierto Telediario por el escritor o presentador que ofrecían ese contenido. Seguías al medio, pero en gran medida lo hacías porque también seguías la firma.

Antes había un equilibrio que compensaba a ambas partes: 1) el escritor o presentador de turno ganaba porque tenía garantizada su audiencia en el medio, y 2) el medio ganaba porque atraía a aquellos que visitaban ese medio para leer o ver a ese escritor o presentador. Era un win-win total, y en muchos casos sigue siéndolo.

El citado equilibrio se resquebraja un poco últimamente. Lo hace al menos en Estados Unidos, donde varios periodistas se han liado la manta a la cabeza y han creado sus propios micromedios de comunicación. El formato sorprende: no es un blog venido a más, no. Tampoco son medios a lo bestia: nada de Nachos Escolares que se montan un elDiario.es para formar un nuevo periódico. Qué va.

Esto va de petits comités. De microaudiencias que son suficientes para dar de comer (a veces bastante bien) a un periodista (como lo hacen en el ámbito del entretenimiento a un youtuber, o a un tiktoker, o a un podcaster). En este caso, el formato que lo está rompiendo todo en los medios escritos no es el blog, sino la newsletter.

De las newsletters he hablado bastante en los últimos tiempos. Primero al hablar acerca de los blogs en la era de TikTok e Instagram, y más recientemente al anunciar que en Xataka estrenábamos la nuestra, llamada Xatakaletter (nombre alucinante, ¿eh?). Es curioso cómo la newsletter es un fenómeno antiguo que va de la mano de otro aún más antiguo: el correo electrónico, ese que estaba claro que volvería por sus fueros.

Visto en perspectiva, el triunfo de la newsletter parece lógico. Si quieres seguir a alguien, resulta un poco tostón estar pendiente de lo que escribe en un medio o de lo que dice en Twitter: es mucho más cómodo que cuando esa persona publica algo, el enlace te llegue por correo electrónico, un medio asíncrono, poco intrusivo (bueno, según cómo se lo tome la gente) y que es un canal perfecto de distribución. El formato de la newsletter es casi lo de menos: hay quien hace recopilación de enlaces y hay quien simplemente hace posts como si lo hiciera en un blog.

De hecho Incognitosis podría dejar de ser un blog y convertirse en una newsletter. Es una idea que viene y va, como todas las que he barajado para convertir esto en algo que quizás me dé de comer. Los experimentos por ahora han sido tímidos, y como sabéis tengo Patreon para suscripciones o LiberayPay y PayPal.me para donaciones, y además los Incognichollos. Unos y otros van dando para algún capricho, pero claro, preguntarme si esto puede ir a más es una constante.

Le he dado vueltas al asunto en diversas ocasiones, por supuesto. Ya quise indagar sobre el fenómeno a finales de 2014, cuando me apunté a Stratechery, la newsletter de pago de Ben Thompson. Su forma de abordar esta idea es la que más se ajusta a mi planteamiento: tiene la newsletter de pago donde publica todos los días para sus sucriptores, pero mantiene su blog, en el que publica 3 o 4 grandes (y a menudo estupendos) posts al mes. Si algún día hiciera un movimiento al formato newsletter, lo haría, creo yo, en ese formato.

El caso es que la idea de virar a un modelo tipo newsletter hace que inevitablemente los periodistas veamos alternativas al modelo tradicional. Sobre todo cuando uno lee acerca de los casos de éxito de los que hablaban en The New York Times. Allí el autor que firmaba el tema afirmaba sin problema que medios como el NYT están preocupados porque, atención, varios periodistas se han pirado ya para montárselo por su cuenta. La plataforma de referencia en este ámbito, Substack, ha logrado fichar a unos cuantos con suculentas ofertas: ellos acaban dejando sus medios de comunicación y publican en formato newsletter, donde tienen microaudiencias que les garantizan la subsistencia.

Las cosas en los States están muy animadas en ese sentido. Tanto que ahora lo de tener una plataforma de newsletters se ha convertido en prioridad para las grandes de este segmento. Substack lleva la delantera, pero Twitter compró Revue hace poco, y a ellas se les suman Ghost, que tiene una plataforma prometedora, Facebook, que está montando su propia solución y WordPress, que  la tendrá también pronto de forma nativa, parece.

Antes montarse una newsletter era un poco más complicado, pero ahora esas plataformas lo resuelven y hacen que no te tengas que preocupar más que de escribir. Me ha parecido súper curiosa la experiencia aquí de Jared Newman, un periodista tecnológico que ha escrito para un montón de sitios y que contaba cómo inicó su proceso (bastante artesanal) hace años.  Él, como otros, ha logrado demostrar que las microaudiencias tienen sentido para algunos, y que en cierto sentido esta es la revancha de un concepto que hace años no tuvo recorrido y que ahora parece que puede tenerlo. ¿Será tan solo una moda? Ni idea.

Sea como fuere, su historia es inspiradora y me hace pensar (una vez más) en un Incognitosis que quizás algún día acabe siendo mi forma de ganarme la vida. El problema es que mis dudas sobre que alguien en España pueda vivir de una newsletter son grandes, y como ya dije en el pasado, probablemente nunca ganarás dinero con un podcast, Twitch o YouTube. Y lo mismo sucede con las newsletters: se habla mucho de quienes triunfan, pero poco o nada de los que lo intentan y están a dos velas.

Aún así, encuesta rápida, solo por juguetear con la idea. Imaginad que hiciera algo rollo Stratechery. El blog seguiría existiendo, pero publicaría menos, 4 o 5 veces al mes, aunque serían posts más largos. Lo que haría sería publicar un post largo, de este tipo, todos los días, y acompañándole probablemente compartiría enlaces y noticias que me han llamado la atención con un comentario sobre esos contenidos. O quizás la newsletter tendría un formato mixto en plan resumen de varios temas del día anterior para luego añadir posts de reflexión como los que siempre suelo hacer en Incognitosis. El modelo, eso sí, sería de pago. El blog seguiría siendo gratis, y la newsletter, que llegaría a vuestro correo cada día, costaría lo que fuera, no tengo ni idea, 4 o 5 euros al mes supongo. La pregunta, insisto, por juguetear con la idea:

https://poll.fm/10801081

Dudo que haga movimientos aquí, cuidado: qué necesidad tendré yo de mover ficha cuando estoy tan a gustito como estoy. Y sin embargo, a todos nos gusta que nos hagan casito, así que veremos si en la encuesta me lo haríais o no en ese hipotético futuro. Ahora no vayáis a decir 1.000 lectores de repente que sí, que me ponéis en un aprieto.