Nerds

Son casi las 8 de la tarde así que llevo unas cuantas horas aporreando el teclado ya. De hecho acabo de poner el punto final (no sabéis qué alivio) a mi último especial en Xataka, un artículo que ronda las 7.000 palabras y que me ha encantado hacer aunque no pueda desvelar detalles. Eso sí: aparecerá pronto, así que atentos.
Está siendo una semana extraña en Incognitosis. El tema del Corte Inglés hizo que el tráfico creciera de forma inaudita por aquí durante todo el martes. Por alguna razón que no he logrado comprender —ni Analytics ni Statcounter dan demasiadas pistas— se convirtió en el post estrella desde hace meses, pero lo más gracioso es que cuando lo escribí estaba totalmente falto de inspiración. De verdad, no sabía de qué escribir. Tenía la noticia de ReCode en la recámara y simplemente empecé a reflexionar sobre ella. Qué cosas, sobre todo cuando posts más currados como el de ayer del análisis del Chuwi HiBox generaron un tráfico de lo más normalito.
Eso me podría hacer escribir sobre lo injustos que sois los lectores con los que escribimos (no en el mal sentido, cuidado), pero aparco el tema para no enrollarme demasiado y hacer un breve comentario sobre los friquis. O como los llaman los americanos con cierta connotación negativa, los nerds.
Me considero a mí mismo un friqui light. Me encanta la tecnología, me encantan los cacharritos, he trasteado más de lo que lo ha hecho la media, pero nunca me he sentido un friqui hardcore (por decirlo de algún modo), que son los que normalmente nos pintan en las películas como inadaptados sociales a los que es mejor no sacar de su submundo.
Lo más gracioso de esto es que esos submundos suelen ser apasionantes, aunque para el que llega de fuera la pasión con la que los friquis defienden sus aficiones pueda llegar a ser más bien inquietante. Yo he conocido a uno/as cuanto/as friquis en distintos ámbitos (adicto/as a la tecnología, a las pelis, a las compras (je)), y lo más curioso es que normalmente ese friquismo no me asusta. De hecho, me atrae y me admira. Diré más: lo envidio. Envidio que hayan encontrado una afición con la que se sientan tan identificados y tan inmersos. Yo jamás he encontrado algo así: soy un aburrido friqui light al que le gustan las pelis lo normal, la tecnología lo normal y las compras lo justito. Si soy friqui hardcore de algo, probablemente es de escribir. Igual se me nota un poco.
Pero me estoy desviando, porque lo que quería es compartir con vosotros dos enlaces fantásticos y maravillosos que sobre todo van dedicados a todos los friquis del mundo.
El primero de ellos es una historia titulada 'Why nerds are unpopular' escrita por Paul Graham en 2003. Para quien no le conozca, Graham es famoso por haber sido cofundador de Y Combinator, una empresa de capital riesgo que es famosa en el mundo entero. Para mí Y Combinator es otra cosa: es el alma mater de Hacker News (yo siempre la consumo en su formato elegante, Hckrnews.com), absoluto referente si uno se quiere mantener al día en el ámbito de la tecnología y sobre todo en el del desarrollo de todo tipo de servicios y aplicaciones. Es algo así como un Reddit culto.
En ese artículo —me iba otra vez por las ramas— Graham reflexionaba sobre su propio pasado como nerd. En Estados Unidos ese es todo un estigma social, sobre todo en los colegios. Él logró salir de aquel círculo —fuera eso bueno o no— y convertirse en alguien medianamente popular, y en su larguísimo texto trata de encontrar las razones por las que los friquis son tan poco populares y (normalmente) tan repudiados. Para él lo de salir del formato nerd consiste precisamente en intentarlo. "Popular no es algo que seas o que no seas, sino algo en lo que te conviertes". Ponte guapete todos los días, deja los libros, ve a fiestas, socializa y deja de actuar como un paria. Trabájatelo, dice Graham, porque para ser popular hay que sudar la camiseta, poco más o menos. El problema, claro, es que los friquis no son populares porque no quieren serlo. Como dice Graham, lo que quieren es ser inteligentes, y no puedes ser inteligente y ser popular. Aquí podría hacer muchas bromas, pero es que Graham tiene razón. Hay pocas personas inteligentes y populares. Las personas populares son otras. Ya sabemos cuáles. Y muy inteligentes normalmente no parecen. Cuidado: no digo que no sean inteligentes, digo que no lo parecen. Lo que sí son es listas. Avispillas, para que nos entendamos.
Esa primera reflexión mola pero es un pelín larga y da vueltas una y otra vez a lo mismo. Mucho más simpática es otra reflexión titulada 'Why I will never have a girlfriend' —descubierta, cómo no, en Hacker News— en la cual un friqui hacía un estudio estadístico en 1999 sobre sus posibilidades para encontrar novia. El chaval lo tenía
jodidocomplicado: al ir filtrando la población (mujeres, de países desarrollados, con la edad adecuada, que no sean unas turbocritters, que sean inteligentes, que no estén ya comprometidas y que además se sientan atraídas por él) le quedaban 18.726 mujeres. En todo el mundo.
Esa cifra es desalentadora, y el chico lo contaba todo de forma irónica pero —supongo— con cierto espíritu científico. Yo creo que al final dios los cría y ellos se juntan, y que por suerte o por desgracia a (casi) todos os acaban cazando (con mi Sally de eso nada, ya sabéis que con ella es "Love 24/7"), pero la verdad es que me he quedado intrigado por la historia. Me encantaría saber si 17 años después el tipo realmente sigue soltero o consiguió poner una pica en Flandes. Espero que sí. Por dios, que lo haya conseguido.
Que vivan los friquis. Los light, y los hardcore. Va por vosotros.